Hablando en serio
“Aprendiendo a vivir”
Celaya, Guanajuato, 17 de diciembre del 2022
Una materia ausente en nuestro sistema educativo es la de: “Aprender a vivir”, ello implica cubrir desde la forma en que respiramos, comemos o dormimos, hasta entender que somos, pasando por el sentido de nuestra existencia.
Es impresionante la cantidad de gente que vive mal, ya sea con miedos, ya sea con frustración porque no sabe que, ni para dónde ir, enajenada, viviendo vidas vacías e insatisfactorias.
En mi opinión el problema tiene un antecedente, la mayoría de los humanos, pudiendo hacerlo, no razonamos o razonamos a medias; por ello la mayoría va por la vida como autómata cumpliendo roles que le son asignados por la sociedad, por la familia, por la religión, por la pareja y en casos dramáticos, hasta por los hijos. No es poco común ver a hijas(os) que se enfrentan con el padre viudo para prohibirle rehacer su vida… Algo así como: tienes que respetar la memoria de mamá y no tener otra mujer, manipulando así una vida ajena, la de quién dicen amar… Aunque hay que reconocer que en muchos de esos casos de control y manipulación, como en las religiones, priva el interés económico; es decir, lo que no quieren las hijas(os) es perder la herencia.
Reconozcamos, mucho de lo que hacemos los humanos tiene motivadores económicos, como es el caso de las religiones, milenario negocio que tiene como interés el control de la gente a través de las reglas de conducta, de decirte lo que es correcto o incorrecto, las que, curiosamente, en ocasiones van en contra de la ley natural; ahí tienes el caso de la prohibición de vida sexual fuera del matrimonio; por un lado diosito nos hizo seres sexuales, no seres conyugales, y por el otro, quienes dicen representarlo buscan constreñir los impulsos sexuales con amenazas y miedos, con lo que obligan a los jóvenes a: 1.- Reprimirse, lo que está en chino y frustra cuando la hormona manda. 2.- Vivir su sexualidad a escondidas y sin orientación, lo que genera riesgos de salud y embarazo, además de la culpabilidad asociada, y/o 3.- A casarse cuando no están maduros, es decir, cuando todavía no están preparados emocional y físicamente para afrontar las responsabilidades de ser pareja y de ser padres; por ello coincido con Herman Hess en la incongruencia religiosa, lo cito: “Decimos amar a un Dios que da la vida y censuramos todo lo que en nuestros cuerpos genera vida.” ¡De locos!
Lo que me da pie para expresar que: para poder tener una vida plena y ser feliz; el ser humano, por su naturaleza debe ser un Ser libre, por lo que es un contrasentido que en nuestra cultura occidental, las dos instituciones centrales, el matrimonio y la religión, impongan reglas que limitan nuestra libertad, lo que obviamente, produce frustración e infelicidad. Por ello afirmo, para ser felices debemos vivir sin miedos y de acuerdo con la Ley natural, de otra manera seremos presa de nuestro temores y por ende infelices; de ahí mi rechazo a las religiones y sus ministros, que tienden a cancelar la libertad e infunden miedos con, en mi opinión, el interés de controlar a las personas y no perder la clientela; para ello, en contra de la ley natural, pretenden imponer conductas ajenas a nuestra humana naturaleza y controlar nuestras acciones y nuestros instintos y por ende la libertad de las personas, ello a través de cargarnos de culpas y temores amenazando con demonios y el fuego eterno.
Si a estas alturas te preguntas, estimado lector, ¿en que creo yo?, contesto, creo en el derecho a tener una vida plena basada en la toma de decisiones que sustenten mis acciones, cuyo fundamento es mi conciencia y mi capacidad de razonar. Por cierto, no, no creo en las religiones ni en sus ministros, humanos imperfectos iguales a mí que se autonombran representantes de Dios para lucrar. Por eso, porque las enseñanzas vienen de “ellos”, no tengo certeza de la existencia de un Dios que finalmente no es necesario si escucho a mi conciencia, pero, si existiera un Dios, diría, parafraseando a Albert Einstein: “Creo en el Dios de Spinoza”, refiriéndose a Baruch Spinoza, un pensador neerlandés del siglo XVII cuyo pensamiento se podría resumir en que creía en un Dios amor, no en un Dios justiciero y obviamente, tampoco castigador… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador