Hablando en serio

“El matrimonio y el divorcio”
Debido a la educación recibida, muchas mujeres se sienten usadas al vivir su sexualidad, ello, en mi opinión, se debe a que todavía consideramos la virginidad como un bien o un artículo de intercambio que sirve como pasaporte al matrimonio.
Problema adicional es que las familias en general y muchos hombres, de manera estúpida se consideran propietarios de sus hijas y mujeres, de sus cuerpos y de su sexualidad.
Decía Groucho Marx que la principal causa de los divorcios es el matrimonio ¡Tenía razón!
En el 2005, en el encabezado de una nota se leía: Se divorcian 30 de cada 100 parejas en México, cito: “México, DF (Notimex).- En México, 30 de cada cien parejas que contraen matrimonio se divorcian debido a la falta de tolerancia y de comunicación, indicó la maestra e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Emilia Lucio.
En entrevista, la experta en tratar problemas de adolescentes y niños, así como terapia familiar, dijo que en la actualidad la pareja vive condiciones muy diferentes a las de hace unos dos o tres lustros, con situaciones más difíciles; pero lo más grave es que en vez de buscar una solución, las personas nos adaptamos. Sin embargo, esta adaptabilidad no sólo se queda en aceptar el divorcio y la desintegración familiar como normal o parte del proceso natural de sociedad, sino que estas parejas se vuelven a casar y a divorciar, lo que convierte a las relaciones humanas afectivas en un círculo vicioso…”
Mucha diferencia con la época de mis abuelos, en dónde el matrimonio era para toda la vida, y si te tocaba un mal cónyuge (hombre o mujer), pues te amolabas y tenías que cargar con la “cruz” el resto de tu vida… Es por ello que soy partidario de la unión libre que permite una relación en donde día con día, libremente refrendas el deseo de continuar con tu pareja. Desconozco al autor de: “Si el amor hay que ponerlo en un contrato, deja de ser amor.”, pero también tiene razón, el amor florece en libertad.
En lo personal, no estoy a favor ni en contra del matrimonio, ni del divorcio, aunque lo veo como una solución cuando la convivencia es imposible… Sin embargo, en mi opinión la incidencia de mala vida conyugal hoy es más grave que en el 2005 derivada de varios factores, economía, falta de compromiso, irresponsabilidad, desconocimiento de lo que es amar, etc., creo que el porcentaje de malos matrimonios y de divorcios consecuencia de ello es mayor. Mi abuela decía que: “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por las ventana”; y hoy, sin duda, las situaciones de crisis económicas o de pobreza afectan a un porcentaje mayor de familias que en el 2005, además, ello agravado por el cambio cultural en dónde, la mujer y el hombre, viven con más libertad y eventualmente libertinaje su sexualidad, y en donde la religión y el control de las personas va perdiendo terreno. No es poco común que adolecentes de 15 o 16 años ya tengan una sexualidad activa del todo ajena al compromiso y a la ternura; lo que no es buena semilla para formar pareja en el compromiso de acompañarse toda la vida, en las buenas y en las malas.
Pero no todo es negativo, la libertad sexual en la actualidad, también da la oportunidad de que los matrimonios o compromisos de familia se sustenten en una verdadera selección y un interés genuino por el cónyuge y no en la necesidad imperiosa, física, social religiosa o familiar de casarse. En otras palabras, hoy, tanto el hombre como la mujer, pueden vivir libremente su sexualidad sin casarse, por lo que casarse no es una necesidad fisiológica o instintiva, sino una decisión consciente que da la oportunidad de formar familias sobre bases más sólidas; principalmente cuando para la mujer, socialmente ya no es un imperativo el casarse, por lo que puede decidir vivir en soltería sin la exclusión social o la crítica familiar;… o cuando menos así debería ser… Lo que nos lleva a otro tema, que es el de la selección de la pareja y en ese sentido, también hemos perdido calidad en el proceso de selección llamado noviazgo, en el que deberíamos “conocer” con más cercanía a quién pensamos, puede ser compañero(a) de vida para formar una familia. Hoy, el noviazgo entre chiquillos y chiquillas tiene más la connotación de apartado de navidad, lo que da derecho al abacho-becho y eventualmente a compartir sexualidad sin compromiso, no es hoy el noviazgo un pacto para conocerse mejor y ver si son compatibles para formar una pareja y una familia; de ahí derivan muchos de los problemas conyugales, del error en la selección y la falsa expectativa de que el cónyuge será, en un futuro, como esperamos… No estimado lector(a), las personas son como son y no van a cambiar, así que mejor vemos como son durante el noviazgo, para hacer una buena selección y evitar desengaños y dolores de cabeza futuros… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán