Hablando en serio

“Cuba si es dictadura (punto)”
Hay dos Cuba, la de la dictadura cubana (“gobierno cubano”) apoyada por el Presidente de México y la del pueblo hermano explotado por ese gobierno y expoliado por los gringos, al que apoyo yo.
Solo he visitado Cuba una vez, fue en 1990 y si bien visité la Habana, recorrí el Malecón y estuve en Varadero, su famosa playa, la mayor parte del tiempo estuve en la Provincia de Ciego de Ávila compartiendo con investigadores de todo el mundo un foro sobre el cuidado del agua. ¡No!, yo no soy investigador, solo fui invitado, lo que me dio la oportunidad de recorrer parte de la Cuba no turística en una moto rentada.
Lo primero que llamó mi atención, fue al acceso restringido para los cubanos en algunas playas turísticas, también que cuando fui a un café Internet para mandar unos e-mail´s, en la entrada había un letrero que decía: “Prohibida la entrada a cubanos”; en otras palabras, el acceso a Internet, era solo un privilegio para turistas. Lo segundo que llamó mi atención fueron las cubanas, lindas mujeres de piel bronceada con una vitalidad que irradia alegría, pero con mirada triste, o fue al revés, no me acuerdo bien, primero llamaron mi atención las cubanas y después la censura del gobierno… ¡En Fin!...
Lo tercero que llamó mi atención, fue el mercado negro de todo tipo de cosas, puros incluidos, que pulula en las calles de la Habana; continuamente se me acercaban vendedores callejeros a ofrecerme cajas de puros de “marca” a mejor precio; como mexicano, acostumbrado a las tranzas de vendedores “ilegales” en México, deduje que eran marcas piratas o producto caduco; por ello me aguanté la tentación y esperé a visitar una fábrica de puros para traerle un obsequio a un buen amigo fumador. El alimento del Hotel era diferenciado para los investigadores cubanos y para los investigadores visitantes, comíamos separados … Pero sin duda dos eventos llamaron más mi atención, uno, una compañera investigadora cubana que en la cena me pidió el pan que no me iba a comer, para llevárselo a sus hijos; lo envolví en una servilleta y se lo entregué al salir; el segundo fue el diálogo con un cubano que se acercó a mi mientras tomaba fotografías en Ciego de Ávila y me pidió lo retratara, su argumento fue: “Cuando menos así mi foto podrá salir de Cuba”,… Después de la foto y un corto diálogo sobre la falta de libertades, me dio las gracias y se despidió diciendo: “Si me ven platicando con Ud. puedo tener problemas”. Sin comentarios.
Aspectos de su vida cotidiana destacaban, como el sistema de doble moneda (entiendo ya se canceló), sí, había dos economías, la moneda cubana para uso del pueblo, más barata y la de los turistas; además su ingenio, los sistemas de baterías que tenían en sus casas para resolver problemas con el abasto eléctrico eran geniales; el precio de las casas, ¡baratísimo!, pero solo podías tener una, y los automoviles, visitar Cuba es como hacer un viaje al pasado en cuestión de autos, ya que salvo los de políticos y magnates que son modernos y de alto precio, los autos del pueblo son de los años cuarentas y cincuentas, mantenidos gracias a la viveza y creatividad del pueblo cubano, entre estos algunos llamados “polaquitos”, pequeños autos de origen Polaco, parecidos al Fiat 600, que quedaron en Cuba al retirarse los soldados del bloque soviético que estuvieron en Cuba algunos años durante la guerra fría… Las tiendas vacías, con pocos productos en los anaqueles reflejando el fracaso de un sistema que no permite el desarrollo de capacidades y el empuje de personas libres para emprender, porque el bloqueo gringo es criminal, ¡pero no es la causa principal del rezago y la pobreza!, las ciudades, prácticamente abandonadas en su mantenimiento generan una doble sensación, entre la nostalgia y belleza de su pasado y la apatía del pueblo, cosas de la propiedad comunitaria, dónde no hay claridad respecto al derecho de propiedad y por lo tanto nadie invierte en conservación. Además, dado que después de la Revolución Cubana se repartieron las propiedades entre la raza, pues como que es diferente el trato que das a un bien que construiste y te costó esfuerzo VS un bien que te regalaron como producto de la revolución.
Cuando fui Fidel Castro todavía gobernaba, no me quedaron ganas de volver para ver a un pueblo hermano con libertades restringidas por la necedad y conveniencia de una élite gobernante que lucra con la semiesclavitud de un pueblo sojuzgado por la fuerza, que merece un mejor destino. A partir de 1991 las cosas se pusieron peor, vino la caída y disolución de la Unión Soviética y con ello se suspendieron las “ayudas comunistas” a Cuba… vinieron años de racionamiento, agravados por el eterno bloqueo gringo.
Hoy, ya Fidel murió (no hay mal que dure cien años, diría mi abuela), Raúl su hermano está retirado y el control del gobierno le fue heredado a un burócrata de medio pelo, Miguel Díaz-Canel, quien funge como Presidente de un pueblo en donde no hay elecciones y se mantiene el control por medio de las armas y de la fuerza y coerción del Estado, al grado que por el trabajo de sus “médicos”, ¡con la complicidad del gobierno de México, cobra el pinche gobierno cubano!, lo que cae como anillo al dedo en mi definición de lo que es: ¡una dictadura!, a la que yo no invitaría nunca, aunque le moleste a YSQ… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador