Genio y figura
“HOY, MÁS QUE NUNCA… ¡VIVA MÉXICO!”
El actual gobierno, autonombrado de la Cuarta Transformación, transformación que, finalmente, cumplió, para mal de muchos y beneficio de unos pocos, tiene, desde mi punto de vista, entre sus principales herencias malditas el odio, prácticamente, irracional entre los mexicanos, nos enseñó a vernos todos como enemigos por el simple hecho de no pensar todos como el presidente, algo que ni en la cúspide de la llamada “dictadura perfecta” del PRI llegó a pasar.
Y es que antes nos dividíamos como pueblo por temas como un clásico Chivas-América, definir si el mejor egresado de la Academia fue Yahir o Yuridia o si las quesadillas deben llevar o no queso. Sin embargo, difícilmente pasaban de la anécdota y rara vez iban más allá.
Pero lo que ha hecho López Obrador con nuestro país fue mucho más allá, llegando a enemistar incluso a amigos y familiares; al grado de no volverse a hablar o, por el contrario, entablar discusiones bizantinas a la menor provocación, porque, como ya lo expresé en una de mis anteriores entregas, a los seguidores del actual emperador azteca los argumentos racionales les son completamente inocuos, sin sentido, porque lo suyo ya es fanatismo, dogma, es decir, no aplica el raciocinio cuando de su ídolo se trata.
Todo esto nos ha llevado, según lo constaté en días pasados, durante los festejos patrios, a algo todavía peor que la reforma al Poder Judicial, me refiero al desánimo, a la desesperanza, al sentir derrotista de millones, sí, millones de mexicanos que con la desaparición de Poderes, porque ahora todos estarán bajo el dominio de una sola persona, que, no nos engañemos, no será la presidenta de la República.
Este sentimiento generalizado me llevó a escuchar a muchos que dijeron que no festejarían la conmemoración del inicio de la lucha por la Independencia de México y es entendible, pero lo que no entendemos muchos es que la Patria sigue siendo la misma y nuestro país también, de que el actual gobierno ni de lejos nos representa a todos, de que hoy no se trata de festejar, estoy de acuerdo, pero sí de retomar los valores que nos llevaron a sacudirnos un gobierno corrupto y opresor, algo que no ha perdido vigencia, porque la democracia nos costó mucho, fue un proceso largo, pero lo conseguimos y no importa cuanto haya que luchar, lo volveremos a lograr, porque el despertar de una nación no es labor fácil ni de un día, pero tampoco hay mal que dure cien años y lo siento por países como Cuba o Venezuela, que llevan mucho tiempo sumidos en el mismo tipo de gobierno que ahora, ya no se puede negar, nos domina, pero los mexicanos somos diferentes y de eso no tengo dudas.
Por todo lo anterior pienso que tarde que temprano las cosas van a cambiar, los contrapesos volverán, al igual que las instituciones y que la armonía entre los mexicanos, porque lo que no entiende el actual gobierno es que cuando siembras odio, es sólo cuestión de tiempo para que se vuelva contra ti, nos va a costar a todos, tampoco hay duda, va a ser un largo y difícil camino, pero al final, la justicia y la verdad prevalecerán.
Quiero cerrar este texto con una reflexión que compartí en mis redes sociales en días pasados y que fue, extrañamente, censurada por Facebook, y es que este pasado 15 de septiembre, en Palacio Nacional, quien rememoró la arenga de Miguel Hidalgo no fue el libertador, sino, en este caso, el opresor.