García Harfuch, el cascabel al gato
En el caso del comprometedor pasado reciente de Omar García Harfuch fue el propio presidente Andrés Manuel López Obrador quien decidió ponerle el cascabel al gato, como se dice coloquialmente.
Es una apuesta grande con la que intenta mantener al ex jefe de la policía de la CDMX como principal aspirante al gobierno local en el 2024, pero se ve difícil que salga ileso, políticamente hablando.
Nieto de militares, hijo de político, Omar García Harfuch ha sido puesto en el “ojo del huracán” en un momento político-preelectoral clave.
Apenas pasaron unos días de que se registró como el principal aspirante de Morena al cargo de jefe de Gobierno de la Ciudad de México y vino el primer obús de fuego amigo hacia su persona, al ser señalado de ser parte de la maquinaria de Estado, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, que creo la nefasta “verdad histórica” en torno a la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero. Una “verdad” llena de mentiras, torturas y encubrimiento, por cierto
Todo mundo sabe que Omar García, cuyo pasado en la administración pública, principalmente en las áreas de seguridad interna y contrainteligencia, muestra diversas sombras, es el preferido de Claudia Sheinbaum para que ocupe el cargo de jefe de Gobierno.
El aval también lo ha dado el propio presidente López Obrador, en una más de sus inevitables contradicciones políticas puesto que Omar García fue pupilo de Genaro García Luna, el secretario de Seguridad Pública Federal en el sexenio de Felipe Calderón, un personaje al que ha convertido en su principal ariete anticorrupción.
Si hay algo que aborrece personalmente López Obrador es todo lo que huela a García Luna y su entorno.
Sin embargo, todos los epítetos peyorativos que López Obrador ha lanzado durante años en contra de García Luna y sus excolaboradores -ladrón, corrupto, conservador, entre otros- parecen hacer una excepción en contra de uno de los colaboradores del exsecretario, puesto que no solo defiende públicamente y lo alienta en sus aspiraciones políticas.
Nadie había salido a defender pública y abiertamente a García Harfuch desde que comenzaron a surgir versiones, hoy confirmadas, de que en los momentos cruciales del caso Ayotzinapa el nieto del general Marcelino García Barragán e hijo del político jalisciense Javier García Paniagua tuvo algún grado de participación desde las primeras indagatorias y en las posteriores que no han llegado a nada, por el contrario han hecho surgir versiones inverosímiles de esa matanza.
El pasado miércoles el Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, al dar a conocer el segundo informe de la Comisión de la Verdad del caso Ayotzinapa, creada por decreto presidencial en la administración de López Obrador, confirmó que el nombre de García Harfuch aparece en los reportes militares que detallan reuniones en las que presuntamente se definieron acciones de encubrimiento hacia el Ejército y acerca de la relación del narcotráfico con las fuerzas públicas y militares locales.
Hoy se sabe que García Harfuch estuvo en una reunión, en Los Pinos, donde se habría fraguado la narrativa de la “Verdad Histórica”, dada a conocer por el entonces Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, quien sustentó principalmente que los alumnos de la Norma Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, fueron asesinados, cremados en un basurero y sus restos vertidos en un río de la zona,
López Obrador le puso el cascabel al gato ya que la mañana del jueves salió a defender a García Harfuch, con el argumento de que aquél sí estuvo en esa reunión que citan documentos oficiales referidos por Alejandro Encinas, otro morenista de cepa, pero que “era para otra cosa”, no para perjudicar la investigación, Así se sencillo de salía por la tangente el presidente de la transparencia y de la verdad.
El affaire puede salirle caro al presidente, a Claudia Sheinbaum y al propio Omar García, quien desde la confirmación que hizo Encinas, el exjefe policiaco y hoy aspirante al gobierno de la Ciudad de México se volvió un “cartucho quemado”, aunque lo sostengan como precandidato, con todo el potencial para ser eliminado por la oposición, políticamente hablando. Mientras, desde dentro, otros de Morena capitalizarán el obús que ha dado en el centro de flotación del ex jefe policiaco.