Game over para la oposición
Lo ocurrido hace ocho días en el Senado, con la aprobación de veinte reformas sin la presencia de la oposición, son la prueba irrefutable de que los partidos de oposición han colgado los tenis, derrotados y auto sometidos a la embestida presidencial, han descartado cualquier mínima posibilidad de rebatarle el poder a Morena en la elección de 2024.
Si alguien todavía tenía duda sobre el desparpajo de estos partidos y sus mezquinas dirigencias, más preocupados en cuidar la parcela de puestitos que les queda, esmerados en la conformación de una alianza electoral que demostrado en los hechos ser una opción distinta, que incomode al poder, que dé batalla, ya no digamos en la confrontación de ideas o de visión de país, sino cuando menos enérgicos a la hora de señalar los desaciertos del gobierno; han confirmado un día sí y otro también, que son causa y origen del triunfo lopezobradorista.
Su alejamiento con la realidad social y el desdén por las preocupaciones de los ciudadanos, encumbrados en el abuso y los excesos, síntomas de una forma aprendida pero no desterrada de ejercer el poder, abrieron camino a quien cuando menos en el discurso y de manera simbólica dio respuesta al enojo por la indiferencia, y que, tras cinco años de un gobierno con cuestionadas decisiones, capitalizar el desencanto parece una tarea imposible cuando la historia personal alcanza.
Absortos ante sus indefendibles trayectorias y embelesados en la añoranza del pasado, de lo que un día fueron, eso mismo que nos recuerda el presidente todas las mañanas, han hecho de la ineficacia y la pasividad ruta cómoda para la sobrevivencia, para seguir viviendo de la política aun cuando ya no la practiquen, para hacer de lo perdido, lo recuperado. Los Alito, los Cortés, los Zambrano han quedado pequeños ante los retos nacionales.
¿Cuánta falta nos hacen en el Congreso los que desplazados por las dirigencias familiares y de cuates, pronunciaban excelsos discursos? de esos tribunos que ya no conocemos, los que citaban a los clásicos, los que se situaban en el mundo, los que sabían del acontecer internacional, los que se preparaban y eran impecables en sus palabras, porque los de hoy, limitados, apenas hacen argumento de la injuria y la vulgaridad, protagonizan tic tocs y pijamadas.
Señalan a la mayoría parlamentaria por votar sin leer, por no respetar las leyes ni los procedimientos, pero no son mejores, son por el contrario claro ejemplo del mínimo esfuerzo. No es que antes la política fuera considerada una forma de vida decorosa, pero daba la impresión de que al menos en el Congreso, había un lugar reservado (los plurinominales) para hacer del debate parlamentario una práctica ingeniosa, inteligente y simuladamente responsable.
¿Cuánta falta nos hacen también, los que antes de ser gobierno hacían de la causa por los derechos de las personas migrantes, la no militarización y la defensa de la democracia discurso y activismo en las calles? Los que ganaban en la retórica, aunque no les favorecieran las mayorías parlamentarias.
Les enmudeció el poder, a unos y otros. Incluso los que se dicen ser la tercer vía como Movimiento Ciudadano, en las elecciones de Coahuila y Estado de México sacaron los pañuelos blancos antes de empezar la confronta, porque la estrategia es no arriesgar, no perder antes de tiempo. No hacer política, hasta que por causas naturales vaya sucumbiendo el régimen ante su propia indolencia, porque no están hechos de otra cosa, pero hoy tienen credenciales distintas.
2024 game over para la oposición, porque no nos merecen, porque la ciudadanía les ha quedado grande, porque rendidos en la comodidad de resguardarse en las tres curules que les quedan y los escritorios de sus dirigencias, no han hecho nada para que el sismo de 2018 permitiera la renovación generacional, la entrada de nuevos rostros ciudadanos. Porque apropiados también de las dirigencias locales, olvidaron que se puede avanzar de la periferia al centro, porque ahí también se hace contrapeso, ganando los cabildos y los congresos locales.
Por incongruentes, porque piden democracia hacia afuera pero no lo practican al interior, porque dicen defender el Instituto Nacional Electoral, pero quedaron a casi nada de acotar las facultades del Tribunal Electoral en temas tan fundamentales como la paridad de género y la democracia interna, esa que muy poco les importa aparentar; sino volteemos a ver la reciente extensión de mandato del dirigente nacional priísta.
Con esa oposición y a pesar de ella, la ciudadanía no entregará un cheque en blanco a Morena, la inercia local por las candidaturas en los estados y en el resto de los espacios de representación política a disputarse en 2024, forzará los primeros desmoronamientos, la cobija es grande pero imposible de cubrir a todos, más pronto que tarde los reacomodos habrán de venir de las propias entrañas del poder en turno.
Siempre sostuve que debíamos tener cuidado de no caer en la trampa de la polarización, quizá el roedor se adapto muy pronto a seguirse alimentando con pequeños bocados para subsistir, sin arriesgarse, sin jalar demasiado, aunque ello implicará ir muriendo de a poco.
En Michoacán: Entusiastas se escuchan los que hoy se apresuran a engrosar un Movimiento Ciudadano en la entidad, apostándole a repetir las fórmulas de Nuevo León y Jalisco, pero cuyos contextos demográficos y socioeconómicos son diametralmente opuestos, por decir lo menos.