El frente que México requiere/Rafael García Tinajero Pérez
Morelia Michoacán a 04 de Julio del 2017.
El frente que México requiere.
Por Rafael García Tinajero Pérez.
En nuestro país pasamos en pocos años de un sistema autoritario de partido único a uno pluripartidista, también autoritario, en el que prevalecen no solo estructuras e instituciones burocráticas, clientelares y corruptas, sino también los usos y costumbres que, ahora asimilados por todos los actores políticos, daban sustento al régimen priista.
Hoy las grandes y pequeñas decisiones políticas se dan sin la participación del ciudadano, éste solo es tomado en cuenta cuando se le pide su voto y, entre una elección y otra, aquellos a los que otorga su representación usan el poder prestado en función de sus intereses, no el del ciudadano. Hoy se accede al poder mediante la movilización de clientelas y dinero y se ejerce en función de quienes los aportan, sin un proyecto claro del rumbo que se le quiere dar al país, se hace política para hacer dinero y se hace dinero para hacer política. Hermanados por las practicas, pero separados por las siglas, los partidos políticos luchan en contiendas en las que las ideologías brillan por su ausencia, para ganar el tercio o cuarto mayor y convertirse en el más grande de los enanos, encabezar gobiernos divididos, que no representan casi a nadie, carentes de legitimidad democrática.
El resultado es una institucionalidad confusa, poco confiable, disfuncional y fuertemente cuestionada por la ciudadanía. México se encuentra en la pendiente resbaladiza que lleva al Estado fallido. El gobierno pierde legitimidad cada día, pues no solo pocos ciudadanos consideran que los represente, también ha perdido el monopolio de la fuerza, de cobrar impuestos, el control efectivo de porciones del territorio nacional y la capacidad de brindar servicios públicos adecuados y de proteger la vida y bienes de los ciudadanos.
Hoy estamos casi a punto de iniciar el proceso electoral de 2018, en el que se renovará no solo la Presidencia de la República sino también el Congreso de la Unión, así como 9 gubernaturas, 27 congresos locales y los ayuntamientos de 26 entidades federativas, en total serán 30447 los cargos de elección popular en disputa. Por otra parte, también hemos escuchado a muchos actores políticos hablar sobre la necesidad de un cambio de régimen, aunque en su mayoría sin definir claramente a que se refieren con esto. Lo que sí está claramente definido en este momento son dos opciones que en el fondo representan lo mismo: autoritarismo, clientelismo, corporativismo, decisiones unipersonales y verticales en el ejercicio del poder, una representada por el PRI y su gobierno y otra por un movimiento, más que un partido, al que muchos identifican como anti sistémico y ven como opción de cambio, cuyo único propósito pareciera ser llevar a su líder a la presidencia lo que de ningún modo seria solución automática a los graves problemas del país.
En este contexto ha surgido a partir de las dirigencias de PAN y PRD la propuesta para la conformación de un frente, cuyo nombre es lo de menos, con el fin de participar en el próximo proceso electoral, pero cuyos objetivos no han sido definidos claramente y corre el riesgo de nacer muerto pues ya enfrenta oposición dentro de los mismos partidos que lo impulsan.
Desde mi punto de vista considero que dicho frente no debe ser una simple alianza que sirva para ganar una elección, llevar a la Presidencia de la República a un personaje determinado y una vez logrado esto dejar que las cosas sigan como hasta ahora, tampoco debe fijarse un objetivo tan chato como sacar al PRI de Los Pinos o cerrarle el paso a AMLO, propósitos muy limitados cuando lo que México requiere es desbloquear el transito que ha quedado inconcluso del autoritarismo a la democracia y resolver el problema central de esta nación, el del poder, es decir: de donde viene el poder, como se genera, como se ejerce, como se distribuye, a favor de quien se ejerce y como se relaciona el poder nacional con los poderes de otros estados. Por lo tanto, el frente debe tener las siguientes características:
Que tome en cuenta la diversidad de la sociedad mexicana, fundamentalmente la que tiene que ver con las convicciones político partidarias y asumir que en esa pluralidad es posible la construcción de un pensamiento cívico que comprometa a todos, gobernantes y ciudadanos, más allá del voto, dejando de lado las diferencias para fortalecer el verdadero valor de la democracia.
Reconocer que la soberanía reside originariamente en el pueblo y que el sistema electoral es el medio a través del cual este, como depositario del poder soberano, determina quienes habrán de representarlo y que la representación, por su parte, no tiene ni puede tener otro fundamento que no sea el de traducir los intereses de la ciudanía en actos de gobierno.
Que asuma que la política es tan importante para el éxito del desarrollo como la economía y que la mejoría sostenible de las condiciones de vida de la gente requiere que haya un crecimiento equitativo, pero también que los ciudadanos tengan poder político.
Que promueva la participación ciudadana, término con el cual nos referimos a la construcción de la sociedad civil en su relación con el Estado y la entienda como un derecho, como un instrumento para una gestión eficiente y como un proceso de empoderamiento que incrementa la capacidad efectiva de las personas para ejercer control sobre las políticas públicas.
Un frente que sea espacio para la participación política de la ciudadanía organizada dentro y fuera de los partidos, que no sea excluyente y de cabida a todos aquellos que abracen su proyecto, capaz de conformar una mayoría política que gane el grueso de los cargos de elección popular que estarán en disputa y que una vez gobernando promueva activamente la generación del conjunto de condiciones y mecanismos políticos, jurídicos y administrativos, que den por resultado la nueva institucionalidad del México del siglo XXI.
Iniciemos un debate que de origen al consenso sobre el proyecto del frente, pongamos éste en el centro y hagamos de lado, por ahora, los legítimos intereses de individuos y partidos por alcanzar una candidatura,
Articulemos un proyecto que atienda prioritariamente los siguientes asuntos: el de la crisis de representatividad, forjando nuevas formas de representación política y fortaleciendo la organización republicana del Estado para aumentar su poder real; el de la hacienda pública, proponiendo una nueva fiscalidad federalista, republicana y justa, que redistribuya las facultades y las cargas tributarias y permita al Estado hacer frente a sus compromisos con la sociedad; el de la desigualdad, proponiendo medidas para garantizar el derecho de las personas a un mínimo de bienestar económico, salud, educación y seguridad social; combate a la corrupción mediante la transparencia, rendición de cuentas y control social; seguridad en los bienes y en sus personas para todos, fortaleciendo las facultades del Estado para garantizarlas.
Soy partidario de la conformación de un frente de este tipo, amplio, inclusivo, que pueda convocar a todos, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y si es necesario al propio gobierno para reanudar el compromiso de la transición pactada, institucional y pacífica hacia una democracia plena. Se requieren altura de miras, visión de Estado, espíritu democrático y republicano y, sobre todo, generosidad.
Podría ser esta la última oportunidad, aprovechémosla o atengámonos a las consecuencias.