Felipe Calderón/Luisa María Calderón
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Felipe Calderón
En 1980, a sus 18 años, fue ya activista en la campaña para gobernador de Michacán, en el PN, teniendo como candidato a don Adrián Peña. Luego salió a CDMX a estudiar cuando rechazaron su ingreso a la UMSNH.
Se reportó entonces al PAN en aquella ciudad y fue convocado por Carlos Castillo Peraza a integrar el Instituto de Capacitación y formación del CEN, en la presidencia de Abel Vicencio Alvarez. Ese grupo viajaba por todo el país cumpliendo con el artículo dos de los estatutos de ese partido que a la letra –aún- dice: Artículo 2.- Son objeto del Partido Acción Nacional:
a) La formación y el fortalecimiento de la conciencia democrática de todos los mexicanos;
b) La difusión de sus principios, programas y plataformas;
c) La actividad cívico-política organizada y permanente;
d) La educación socio-política de sus militantes;
Era entonces una de las tareas más significativas e importantes del PAN, la fracción d) del artículo 2 de sus reglas.
Para lograr la gestión del bien común, es vital prepararse para ello.
Luego, y sin dejar de estudiar ni participar en el instituto de capacitación del CEN, Felipe fue invitado por don Luis H. Alvarez a recomenzar la integración del espacio de participación de jóvenes que se entusiasmaran con la participación política y lo hizo.
En Morelia, su ciudad, se llevó a cabo la primera asamblea de Acción Juvenil Nacional de esa nueva época. Ya se había realizado una en 1984 en la misma ciudad.
Después fue candidato a diputado suplente por el 35 de cdmx y en 1988 ganó por mayoría una diputación a la primera asamblea de la ciudad de México. El resto lo conocemos, hasta que llegó a la presidencia del PAN y luego de nuestro país.
Ayer, después de ir a votar en una elección interna, presentó su renuncia a esa institución política a la que perteneció hace décadas.
Es simple entender que ya no tiene el perfil para ser activista en el PAN.
Sólo hay que mirar que no se cumple con los objetivos. Se ha convertido el PAN en un ente activista sin fondo sin base de formación, sin trabajo de ejercicio ciudadano ni motivación a los ciudadanos a trabajar.
La formación y conciencia democrática hacia los ciudadanos se dejó atrás, y tal vez ésta se logra con el testimonio. Para ello en los mitines y propaganda, se construía y difundía contenido demócrata, de corresponsabilidad ciudadana. Para ello las asambleas discutían el fondo de las propuestas y era lo más importante en las agendas. Para ello las elecciones internas eran en cancha pareja, con discursos propositivos.
Lo de hoy son publicidades mercadológicas. Lo de hoy es que desde el 2013 en que habría campañas en diferentes entidades federativas se envió a “delegados” que se encargaron de afiliar a multitudes, sin siquiera cursito en línea. En la noche, confiesa Ruffo: desaparecían listas de panistas y aparecían nuevas, el mismo número, diferentes gentes. Desaparecían también en el trayecto las solicitudes de afiliación de quien no fuera apadrinado por ellos, los dirigentes. Nadie nunca antes había bloqueado la participación de nadie.
La de ayer fue una simulación de campaña. Era obvio que sólo podría ganarla Mk y resultaba innecesasrio hasta el gasto en su “mensaje de unidad” que se traduce en cambiar reglas para que nadie pueda apoyar a candidato alguno que no sea la propuesta del PAN. Ni por mucho estratégica, ni por más, formadora de conciencia democrática.
De lo demás, ni hablar; bueno, de la capacitación y formación de sus miembros me dirán que sí hay capacitación: la que se imparte es en tareas instrumentales: imagen, mercadotecnia, negociación.
No hay un PAN ciudadano, ni demócrata, ni menos solidario porque ni una propuesta va en el sentido de la patria corresponsable, que cree en la dignidad humana, esto es: en su capacidad de ser libre y corresponsable por el bien de su comunidad.
En fin, lo digo porque creo que esto pasa en todos los partidos y la marcha de ayer dice de los ciudadanos que quieren participar, y nadie los ha invitado a ser corresponsables de su destino común.
A otra formación, tal vez una escuela de ciudadanía que permita a los ciudadanos ser críticos y participativos, aunque, como dice Sinar Corzo: hacer formación en la coyuntura (que será bien larga). Suerte, querido ex Presidente...