Evaluación legislativa en el Senado
Se ha cerrado otro ciclo legislativo en el Senado de la República. Esta misma semana se llevaron a cabo algunos cambios institucionales. Como sabemos, regresó Ricardo Monreal a la coordinación de la fracción mayoritaria a través de un voto de confianza de la mayoría. Seguido de ello, Eduardo Ramírez, que hace poco fungió como Presidente de la Junta de Coordinación Política y referente los senadores, tramitó su licencia para ir en busca de la gubernatura de Chiapas. En todo caso, será una participación que contempla, claro está, el triunfo electoral que se traducirá en las urnas y en el escrutinio final.
Dos terceras partes de la población civil, a propósito, respaldan la candidatura de Eduardo Ramírez en Chiapas. En términos numéricos, estamos hablando de una proporción del 65% del padrón electoral. Con ese juicio o perspectiva, el ex-coordinador de los senadores de Morena será el sucesor del actual gobernador, Rutilio Escandón. En eso hemos puesto principal énfasis ahorita que el proceso de precampaña inició en el sur del país. De hecho, se trata de un periodo para ir generando las condiciones antes de que se oficialice la campaña. O sea, para buscar apoyo de todos los sectores sociales que, indudablemente, han tomado partida por el Jaguar Negro.
Esa etapa, de hecho, comenzó hace prácticamente una semana en varios municipios y localidades de Chiapas. Eso es un punto relevante que llama poderosamente la atención. Desde el inicio, a propósito, se nota el gran poder de convocatoria de Eduardo Ramírez. Eso, antes de concluir esta primera etapa, irá creciendo en el curso de estos días para— meses después— legitimar el triunfo en las urnas. En pocas palabras, será el lapso determinante para afianzarse y construir las bases del gobierno. En retrospectiva, eso sucedió en el periodo que estuvo como legislador en la cámara de senadores.
Una evaluación legislativa, como senador de la República, nos da una radiografía más amplia del trabajo que llevó a cabo durante más de cinco años. Desde que inició el periodo, hasta en vísperas del final, Eduardo Ramírez cumplió con todas las encomiendas. Eso lo catapultó a la presidencia de la mesa directiva del Senado. Y solamente ahí, si no a la propia coordinación. O sea, tomó el mando de la fracción y, de paso, se convirtió en el principal protagonista de la Cámara Alta. De hecho, muy pocos pueden presumir haber llegado a la cima y, con ello, edificar una labor que ha salido a flote como positiva. Uno de ellos, sin lugar a dudas, es Eduardo Ramírez, senador con licencia y aspirante a convertirse en el sucesor del gobernador constitucional de Chiapas, Rutilio Escandón.
Por ello, momentos como este, quedan en el anecdotario y, por supuesto, son vistos como eficientes. De hecho, la mayoría de legisladores reconocieron su pericia para conducir las tareas de la fracción. Otros, por ejemplo, destacaron el temple con el que tramitó y manejó los asuntos al interior, al igual que el ejercicio legislativo que, sea cual sea el tema, lo aperturó a la flexibilidad con todas las fuerzas políticas que integran el pleno. Su paso, en pocas palabras, deja un legado importante que simboliza ese estilo que, durante muchos meses, le ha imprimido Ricardo Monreal.
Esto es, ante los ojos de todos, una gestión de calidad. Eduardo Ramírez se puede ir con la frente en alto. Entregó buenas cuentas y dejó una fracción unida y lista para trabajar las iniciativas que envíe el presidente la segunda semana de febrero. De esta forma, el Jaguar parte a su natal Chiapas para encarar el proceso de elección. Él, déjenme decirles, ganará el ejercicio con más del 60% de la votación final. Esto significa que, una vez que tome posesión, tendrá la legitimidad necesaria para trabajar con todos los sectores sociales.