Esa pared/Arturo Alejandro Bribiesca Gil
ESA PARED
Por: Arturo Alejandro Bribiesca Gil
El pasado martes 25 de enero de 2017, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para ordenar la construcción de un muro en su frontera con México. Mucho se ha dicho y hablado de este muro, tanto en Estados Unidos como en nuestro país. Hablando con franqueza, soy de la idea de que, bueno o malo para nosotros, los gringos tienen el derecho de construir lo que se les de su gana en su territorio y con sus recursos. Lo que es inaudito e intolerable es que bajo cualquier circunstancia o modalidad el Estado mexicano pusiera recursos en una obra extranjera y extraterritorial, y peor aún, en uno de los países más ricos de la tierra.
Es obvio que el Congreso mexicano en ningún momento etiquetará monto alguno para la construcción del muro de Trump, en el presupuesto de egresos de la federación, por lo que las constantes baladronadas de Trump sobre que México pagará el muro, quedaran en eso, porqué no pagaremos dicho muro, estoy seguro de ello, al menos no directamente. Surgirán problemas en la relación con el gigante del norte cuando esté intente por otras vías y medios hacernos pagar por dicho muro de manera indirecta. Ello podría ser a través de mayores impuestos y aranceles a los productos que se importan y exportan entre ambas naciones, sobre todo después de la renegociación o desaparición del TLC, o mediante alguna acción de incautación o impuestos sobre remesas.
El panorama es gris, la cancelación de la visita del Presidente Peña al Presidente Trump, agendada para el 31 próximo, fortalece nuestra dignidad y la unidad de la nación, pero tensiona aún más la relación bilateral, que es una relación desigual, lo que significa que Trump lleva mano y que si bien es cierto ambas naciones pierden con el conflicto, ellos se pueden dar ese lujo, nosotros no. Por lo anterior, nuestro Presidente y su equipo deberán combinar firmeza, humildad, ingenio, fortaleza, decisión y mucha disposición para llevar a buen puerto este embrollo internacional.
Ahora bien, si a pesar de los mejores esfuerzos diplomáticos de nuestro gobierno, el TLC se cae, el muro se construye, suben los impuestos, etc., la necesidad nos debe servir como punto de arranque para nuevos proyectos y horizontes internacionales. Estados Unidos no es el mundo y la globalización aún vigente nos permite tratar y comerciar con otras potencias mundiales como China, Alemania, Rusia, entre otras. El detalle es que ha sido más cómodo depender del coloso vecino, que esforzarnos y arriesgarnos en latitudes lejanas y hasta desconocidas. Como bien dicen y dicen bien, en situaciones como estas, hay quienes lloran y hay quienes venden pañuelos.
Por otra parte, un detalle que no ha cobrado tanto auge, al menos no desde un punto de vista serio, es el de que va a pasar si con el muro se complica el trasiego de drogas hacia los Estados Unidos, por lo que respeta a México el problema será de salud pública, al quedarse en nuestro territorio más droga y de mayor calidad se aumentaran los casos de adicción, de sobredosis y de violencia, por su lado en Estados Unidos al encarecerse el producto, subirá de precio y las disputas por el mercado serán feroces; tendrán también un severo problema de salud pública a causa de la abstinencia. Este punto debe ser motivo de un profundo análisis, el enunciarlo es a efecto de llevar luz hacia el mismo y de ninguna manera tratar de explicarlo en un párrafo.
En fin, a riesgo de sonar demasiado optimista, estoy convencido de que a pesar de los tragos amargos que nos faltan por pasar, serán más los beneficios que le traerá a nuestra nación este conflicto. La incipiente cohesión entre sociedad y gobierno en la búsqueda de fines superiores es una muestra de ello. Trump, sin querer, nos dará la madures política y económica que México requiere, y en 8 años, o antes, que Trump sea solo un capítulo oscuro de la historia mundial, Un México fuerte tendrá una relación bilateral con Estados unidos en un plano de desigualdad menor y nuevos socios.