En contexto/Fernando Ramírez de Aguilar L.
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA LXXII…Las enormes contradicciones del presidente Andrés Manuel López Obrador y su desgastado discurso
Se tardó 18 años en llegar a la Presidencia de la República. Durante ese largo tiempo, siempre esgrimió que le robaron las elecciones. Exigió voto por voto, casilla por casilla. Nunca reconoció ni jamás aceptó que perdió. Y hasta se autoproclamó “presidente legítimo”. En ese tiempo, vivió del presupuesto de los partidos políticos y de lo que le daban sus “asesorías” del gobierno capitalino y los cuerpos legislativos. Y ahora, ya como presidente, ha pasado ya la mitad de su gobierno, sin que la mayoría de los mexicanos pensantes –a los que él mismo desprecia--, estimen que el país está progresando. Al contrario, ven un panorama desolador.
En medio de la pandemia del Covid-19, que por cierto no es culpa de su gobierno, pero por su mal manejo provocó que hasta ahora se hayan registrado 244,984 defunciones totales (incluyendo sospechosas), la ayuda del gobierno a las pequeñas empresas ha sido escasa. Una encuesta no gubernamental encontró que 61 por ciento de las empresas dijeron que necesitaban ayuda financiera, pero sólo 5.4 había recibido apoyo del gobierno. Varios estados han intervenido para ofrecer asistencia económica, pero no han logrado llegar a muchos.
Las desapariciones de personas forzadas “trágicamente” no se han detenido, ya que el número de personas reportadas en el país desde 2006 a la fecha, asciende ahora a más de 85,000, de las cuales más de 37,800, son desde que López Obrador asumió el cargo y de las cuales más de 16,000 aún no se han encontrado.
Diversos analistas económicos también consideran que la construcción de una refinería en Tabasco y la compra de parte de otra en Houston, Texas, “sirve como ejemplo de cómo su política a veces parece estar informada por el deseo de volver al pasado, antes de que el libre comercio y la privatización destruyeran la compañía petrolera nacional de México. Sin embargo, intentar volver a la prosperidad del pasado impulsada por el petróleo, significa hacer la vista gorda ante la urgente necesidad de reducir la extracción y las emisiones de combustibles fósiles, como se está planteando a nivel mundial ante el cambio climático. En fin.
Andrés Manuel López Obrador todos los días, en sus conferencias mañaneras se queja, insulta, agrede, se justifica, pero sobre todo miente. Vemos a un presidente de la República arrogante y soberbio, con una sonrisa irónica, a menudo fingida, más bien grotesca, y muchos de sus repetitivos argumentos resultan demasiado burdos y obvios. Eso de que “no somos iguales”, “se acabó la corrupción”, “quieren mantener sus privilegios”, “son ataques de los conservadores”, “los conservadores están muy molestos”, etc., muestran a un López Obrador muy disminuido, pero tan locuaz que se sigue auto igualando con los grandes próceres de nuestra historia. A veces se compara con Benito Juárez, otras con Francisco I. Madero, otras más con Morelos y se ha atrevido a decir que es heredero del cardenismo. No pues sí.
En el pasado proceso electoral, en su lógica de mantener el control del Congreso, fue clara su decisión de meterse a la elección como figura central. A través de la confrontación y los insultos desde el estrado de Palacio Nacional todos los días, consiguió hacer de la elección intermedia una suerte de plebiscito: unos votarían a su favor; otros en contra.
Ahora, a punto de cumplir tres años en el gobierno, Andrés Manuel López Obrador ha mostrado ser ineficaz para poder combatir al crimen organizado que cada vez se posiciona con mayor fuerza, pues su administración carece de una política antimafia, lo que ha recrudecido la violencia a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.
Esto ha causado preocupación en Estados Unidos, tanto por la violencia recrudecida en Tamaulipas, sobre todo en el municipio de Reynosa, de donde es oriundo el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, investigado por sus nexos con el crimen organizado. Por ello, en la reciente visita de la vicepresidenta estadounidense a nuestro país, la acompañaron los funcionarios de alto nivel del Departamento de Justicia que están preocupados por la expansión de estos grupos criminales con la frontera con Texas.
Actualmente la guerra entre los cárteles se centra en Tamaulipas, Baja California y la región de El Bajío. Ahí, los enfrentamientos se presentan entre el cártel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación. En esta narco guerra también se suma el cártel Santa Rosa de Lima, fundado por José Antonio Yépez, conocido como “El Marro”, quien construyó un verdadero imperio mediante el robo de combustibles –El Huachicol–, los secuestros y las extorsiones.
Los estados con mayor violencia son Michoacán, Veracruz, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, Sonora y Guerrero. En este último estado operan varios cárteles que se disputan la llamada ruta del pacífico. En los últimos 10 años, la dinámica de los cárteles de la droga ha cambiado y se han convertido en verdaderas empresas del crimen con una veintena de actividades criminales –independientes del tráfico de enervantes– y su estructura también presenta modificaciones; ahora los cárteles se han fraccionado en células poderosas y violentas cuyos ramajes están enlazados con otros grupos criminales activos en todo el continente.
En lo que va del sexenio de López Obrador no ha sido capturado ningún capo emblemático. Siguen, intocables, los hijos de Joaquín Guzmán Loera –Iván Archivaldo, Ovidio y Jesús Alfredo Guzmán– quienes ahora encabezan el cártel de Sinaloa, el más poderoso de los grupos criminales en América Latina; Ismael “El Mayo” Zambada, a quien la DEA considera el mayor capo de México, quien ahora opera en sociedad con Rafael Caro Quintero en norte del país; Nemesio Oseguera Cervantes, quien continúa expandiendo al Cártel de Jalisco Nueva Generación, el más beligerante de todos. Todo parece que “los besos y abrazos y no balazos” son una cruda realidad.
Y ante el resurgimiento de los grupos de autodefensa en Michoacán y en Guerrero, un reportero le preguntó a López Obrador:
-- Estos grupos no se califican ellos como autodefensas, incluso mencionaron que, si el gobierno federal o el gobierno estatal les garantiza su seguridad, regresarían a trabajar al campo y, si no es posible o si no es posible que reciban el apoyo, están pidiendo también erigirse como un autogobierno. ¿Qué les respondería, presidente?
López Obrador: “Pues que no estoy de acuerdo y que lo mejor es que confíen en la autoridad, que ya no es la autoridad de antes, porque anteriormente no había fronteras, no se sabía dónde terminaba la delincuencia organizada y dónde iniciaba la delincuencia de cuello blanco o, para decirlo con más claridad, era lo mismo, había contubernio. Y si me dicen que quieren pruebas, ahí está el caso de García Luna. Para qué nos vamos a distraer en pruebas de regiones, no, vamos a lo grande. Entonces, eso ya no, hay una frontera bien definida entre autoridad y delincuencia.
Y agregó:
“El Estado tiene que cumplir su responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad, para eso nos eligieron y eso es lo que tenemos que hacer, aplicarnos más y que haya paz, tranquilidad en el país. Y vamos avanzando, poco a poco, pero vamos avanzando, porque se descompuso mucho. Imagínense, ¿a quién se le ocurre declarar la guerra y aplicar estrategias de exterminio sin atender siquiera los problemas sociales, abandonando a los jóvenes, dejando a la gente pobre en el desamparo y queriendo resolver todo con medidas coercitivas? Ustedes están jóvenes, ya no se acuerdan, pero se ponían así, frente a las cámaras y ‘sepan, señores delincuentes, que no nos va a temblar la mano, la ley es la ley’, y puras baladronadas cuando estaba la robadera en el gobierno en alta, dando el mal ejemplo y no se atendía a los jóvenes, ni se atendía los pobres, ni se atendía al pueblo. Entonces, ya cambió, es otra estrategia. La paz es fruto de la justicia. Y también, el que piensa que tiene mucho poder y que va a seguir dañando a la sociedad, a las personas, en sus bienes, en sus vidas y que va a haber impunidad y que lo pueden comprar todo, está equivocado porque no hay impunidad para nadie. (¿¿¿???)
Y todavía se atrevió afirmar:
“Mi opinión es que no deben existir guardias blancas, no deben de existir autodefensas, porque la responsabilidad de la seguridad corresponde al estado. No soy partidario de que la gente se arme y forme grupos para enfrentar a la delincuencia porque eso no da resultados y a veces en estos grupos se infiltran maleantes. El Estado tiene la obligación de garantizar la paz y la tranquilidad, la seguridad de todos los ciudadanos. Entonces, estamos haciendo un esfuerzo en Michoacán, en Guanajuato, en Zacatecas, en todos lados, para proteger a la población y combatir a la delincuencia, y estamos avanzando en ese sentido.
Y hablando de mentiras, la mentira del mes de AMLO es que dijo que, en un año, es decir, para el 24 de junio de 2022, la línea 12 del Metro estará totalmente rehabilitada y los responsables del colapso, estarán en la cárcel.¿Usted le cree? ... yo no. El país ya es un desastre y las oposiciones, unidas o separadas, son incapaces de presentar una alternativa.