Eliminación de los contrapesos
El gremio periodístico se encuentra de luto, al igual que miles de familias en el país que sobreviven entre la realidad cruel de la violencia impune y el pretexto gubernamental que indigna.
El asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos en Culiacán, Sinaloa el día de ayer, confirma una vez más que el periodismo es una profesión de alto riesgo en México y que la escalada de violencia contra los periodistas en nuestro país, socava gravemente la libertad de prensa.
El columnista del periódico El Debate de Culiacán y dueño del portal “Fuentes Fidedignas” era conocido por ser un periodista valiente, agudo que relataba la vida política de Sinaloa.
Luis Enrique es una víctima más de la violencia contra los periodistas azuzada desde el púlpito presidencial cada mañana; cualquier contrapeso en éste gobierno, debe ser eliminado.
Al menos 33 periodistas han perdido la vida debido a su trabajo desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo en diciembre de 2018, según el grupo de libertad de prensa Artículo 19.
México ocupa el lugar 144 de una lista de 180 países sobre la evaluación de la libertad de prensa 2018 a nivel mundial, de acuerdo con Reporteros Sin Fronteras.
En lo que va de 2022 en México, ocho periodistas han sido asesinados, lo que convierte al país en el segundo con más muertes después de Ucrania, donde al menos 12 han muerto cubriendo la guerra, según Committee to Protect Journalists.
México es considerado uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo y pocas veces se juzga a los culpables de estos crímenes.
Con el nuevo crimen, la indignación en el gremio periodístico nacional ha cruzado fronteras y es así como la ONG de los derechos humanos Human Rights Watch, llamó al gobierno mexicano a proteger a los periodistas.
Asimismo, acusa al Presidente de México de haber "adoptado una actitud hostil" hacia los periodistas independientes, por mostrar nombres e información personal sobre algunos de los que son críticos con su política.
Este año va camino de ser el más mortífero para los periodistas en México. El Presidente López Obrador no solo ha fallado en abordar la violencia contra los medios, sino que ha utilizado sus ruedas de prensa matutinas diarias para hostigar e intimidar a los periodistas.
Ser oposición o criticar al gobierno de la transformación de cuarta, resulta en México casi una sentencia. Ya basta.