Electricidad, el olvido de los pioneros/Julio Santoyo Guerrero
En los albores del siglo XX la generación de electricidad fue determinante para el desarrollo de las actividades económicas del país. El uso inicial de combustibles fósiles para poner en marcha generadores de pequeña capacidad para atender demandas locales fue superado por la construcción de plantas generadoras hidroeléctricas, que en poco tiempo atendieron la demanda creciente que el desarrollo industrial y el bienestar familiar imponían.
Una gran cantidad de pequeñas hidroeléctricas poblaron entonces el territorio nacional y fueron decisivas hasta la mitad del pasado siglo. El crecimiento demográfico, la introducción de nuevas y masivas tecnologías en los hogares, las necesidades lumínicas de los espacios públicos y la expansión acelerada de una economía que requería de grandes cantidades de energía para mover todo tipo de motores, dio paso a la construcción de gigantescas hidroeléctricas, que aprovechando los caudalosos ríos del país, podían atender semejante demanda. Vinieron después de las termoeléctricas y hasta una nucleoeléctrica.
La energía que hoy consume nuestro mundo moderno, industria, comercio, servicios, transporte, hogares, tiene un alto componente constituido por la producción hidroeléctrica y termoeléctrica que son de bajo impacto ambiental, sobre todo la hidroeléctrica. En los últimos años el componente no ambiental, basado en combustibles fósiles, se ha incrementado notablemente, sobre todo para mover el transporte y por el crecimiento del uso doméstico de autos.
La sana pretensión mundial de ir superando nuestra dependencia de energías contaminantes está dando pasos muy lentos comparada con el crecimiento de los daños ambientales que todos reconocemos. En ese sentido las decisiones que el gobierno que se instalará el 1 de diciembre tome para orientar la generación de energía para el país, son muy importantes y deben merecernos toda nuestra atención.
La inversión en energías limpias no es un asunto secundario que deba esperar. Todo lo contrario, México necesita remontar con rapidez su dependencia de los hidrocarburos y ampliar y consolidar la plataforma de energías alternativas que aseguren el futuro del funcionamiento de la actividad económica y más importante del bienestar ambiental de todos.
Hay olvidos en materia de generación eléctrica que debieran ser reconsiderados. Se trata de una buena cantidad de pequeñas hidroeléctricas, precisamente muchas que fueron pioneras en el "boom" de la generación hidroeléctrica de la primera mitad del siglo pasado, y que hoy subsisten en la marginalidad. La atención que CFE prioriza a los macro sistemas de generación eléctrica ha supuesto el abandono de estas históricas y pequeñas hidroeléctricas que siguen operando con tecnologías obsoletas y con mantenimiento mínimo.
A pesar de que una de las políticas actuales de la CFE hace compromiso explícito con el medio ambiente y las energías verdes, en los hechos, y al marginar a estas hidroeléctricas, permite que una parte de la demanda local de energía sea atendida con energías basadas en gasolinas o diesel.
La nueva política de la CFE debería considerar el rescate de esta amplia red de hidroeléctricas, actualizar sus tecnologías de generación para incrementar su capacidad productiva a la par que aplica en coordinación con las instituciones ambientales, federales, estatales y municipales, acciones ecológicas para la preservación de los bosques, aguas y ecosistemas que son determinantes para que dichas hidroeléctricas sigan existiendo, y que constituyen el entorno en el cual operan.
Dos de estas hidroeléctricas pioneras siguen operando en Michoacán. Tienen incluso un gran valor histórico. La más antigua, la de San Pedro Porúas en Madero, inicio sus operaciones en junio de 1906 y la de la Tirio en Morelia, un año después. Ambas se encuentran semibandonadas. Son mudo testimonio de lo que fue la industrialización de Morelia, el bienestar de los hogares y el esparcimiento público nocturno, durante las primeras 5 décadas del 1900. Incluso parte de sus bienes forestales y acuíferos sufren de vandalismo por la delincuencia, la que se ha apropiado de predios y aguas, que son propiedad de la nación, esto ante el mutismo y la omisión de la propia CFE y las autoridades correspondientes que hasta ahora han sido permisivas.
Con toda seguridad pasará por alto a la CFE y a las instituciones gubernamentales un hecho histórico que cumple 100 años este 5 y 6 de agosto, y que debiera estar presente en la memoria y la conciencia política y social de los michoacanos, por aquello de que no debemos repetir las dramáticas páginas del pasado, justo en los tiempos modernos en los que es una moda infame el alzhéimer político.
En las últimas correrías de Inés Chávez, antes de su muerte en noviembre de 1918, a principios de agosto, arribó a la hidroeléctrica de Tirio en donde pidió 50 mil pesos para evitar su voladura. El 5 de agosto dinamitó la planta de Tirio y el 6 de agosto a la 1 de la tarde hizo lo mismo con la de San Pedro Porúas. “…palpando la imposibilidad de dar al bandido lo que pedía… salí corriendo del despacho… llegué al teléfono de la subestación y llamé y… la contestación del infame fue ésta: ‘llegó usted tarde…. ya no es tiempo’… y todo quedó en silencio”, dejo escrito Ibarrola en su testimonio. Ibarrola, L. G. 1942. p. 45. Mis treinta años de administración en la empresa de luz y fuerza “La Trinidad”.
Estas centenarias hidroeléctricas son prueba clara de que Michoacán tiene las condiciones para seguir generando energía limpia, y solo hace falta dedicar recursos para potenciarlas, y que mejor si esa decisión va de la mano de una política ambiental de sustentabilidad y de participación de las comunidades en donde están asentadas.
El inobjetable cuestionamiento a la trayectoria negra de quien será el titular de la CFE tendrá que traducirse en fuerte exigencia pública para que de resultados. Las voces que cuestionan su nombramiento parece que no serán escuchadas. El arrasamiento en las urnas tiene sus lujos. De cómo atiende el olvido de la generación hidroeléctrica será un referente, pero sobre todo de cómo atiende a esta red pionera de hidroeléctricas históricas y el tema ambiental en que están inmersas, será decisivo para evaluarle en este campo, cuando llegue el momento.