Electoralizar la economía
“La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros.”
Anónimo.
En días posteriores a la elección del Estado de México (2023), leí, no recuerdo donde, ni puedo responder por la veracidad del dato, que fluyeron en unos 6 meses, aproximadamente, más de 5 mil millones de pesos con motivo del proceso electoral local.
Sin importar la cifra precisa, lo cierto es que hubo recursos públicos oficiales, probablemente públicos no oficiales, de origen local y de origen nacional, y seria ingenuo creer que no hubo algún recurso de origen delincuencial, aun y cuando las candidatas muy seguramente no tuvieron conocimiento ni responsabilidad en ello.
Ahora, con independencia del origen de los recursos, ciertamente hubo una derrama económica que beneficio a mucha gente, directa e indirectamente, desde familias de escasos recursos hasta grandes negocios, pasando por una amplia variedad de micro, pequeñas y medianas empresas.
Haciendo a un lado la política, podemos decir que algún beneficio a la economía del Estado de México debió dejar esta inversión económico-electoral; lo que me lleva a pensar en la posibilidad de tener procesos electorales con mayor periodicidad en todo el país, para incentivar nuestra economía con el flujo circulante político-económico, lo que podríamos llamar coloquialmente como “electoralizar” nuestra economía.
Digamos que la presidencia de la república, gobernadores y senadores se elijan cada 4 años, con una posible reelección, por si creen que 4 años en muy poco. Por otra parte, las y los diputados federales y locales cada 2 años, con diversas reelecciones. Para el caso de presidencias municipales, contrario a acortar, optaría por pasar a cada 4 años, con una reelección.
Con independencia de los cargos, lo cierto es que tendríamos proceso electoral cada 2 años; y considerando la efervescencia preelectoral que caracteriza a nuestra sociedad, muy seguramente viviríamos en un estado permanente de vigilia político-electoral.
Ya sé lo que están pensando: i) Si de por si nuestros gobernantes no hacen nada, menos si todo el tiempo van a estar pensando en elecciones; ii) El dinero público se desviaría a procesos electorales y no a programas sociales y obra pública; iii) Gastaríamos todavía más en nuestra democracia, de por si carísima; y, iv) Habría muchos más cambios y por ende constantes curvas de aprendizaje de nuestras autoridades.
Tienen razón en pensar en eso, pero no necesariamente tiene que ser así. Efectivamente nuestra clase política va a estar pensando todo el tiempo en elecciones, pero entonces, lejos de ser esto algo negativo, veámoslo como algo positivo, siempre van a tener que estar preocupados por el sentir social y no tendrán tiempo para olvidarse de trabajar sus bases. Tendríamos figuras públicas presentes todo el tiempo y no solo en procesos electorales.
Lo del desvío de recursos públicos a procesos electorales es una realidad, de difícil erradicación, que ya sucede, y no significa con eesto que debamos aceptarlo, sin embargo, no creo que con procesos constantes esto aumente, sobre todo, sí como señale previamente, la clase política va a tener que estar siempre en contacto y en campaña permanente, por lo que tendría que hacer obra e implementar programas constantes para mantenerse vigentes y en el ánimo social, lo que dejaría poco margen para el desvío de recursos a bolsillos particulares.
Ahora, ciertamente, nuestra democracia es cara, pero dicen que es mas caro no vivir en democracia, por lo que elecciones con mayor periodicidad abonan a su fortalecimiento. No necesariamente tendríamos que gastar más dinero, sino aligerar nuestra burocracia y eficientar nuestros procesos para hacer elecciones mas sencillas. Sin duda, la practica constante nos haría aun mejores maestros en el arte de organizar elecciones, materia en lo cual ya somos referente mundial.
Por lo que ve a la constante improvisación, sinceramente ya se ve y se siente hoy día, y sí afecta mucho, pero, honestamente, no creo que esta propuesta agudice el problema, al contrario, considero que, al haber mayor movilidad, eventualmente habrá más gente capacitada en la cosa pública.
En fin, me atrevo a afirmar que reformas de este tipo abonan a politizar a la sociedad, y ésta, entre más gente participe o le interese lo público, se vuelve exigente, no se conforma con cualquier cosa ni se deja manipular fácilmente, por lo que son más los beneficios de tener una sociedad y una economía politizada que los negativos de ello. Seamos sinceros, tampoco es que hoy día estemos en la gloria.
¿Qué tanto estoy hablando en serio? Ustedes díganme.
Otrosí: El desempleo, el machismo, la falta de recursos económicos y la poca oferta de actividades de ocio gratuitas, nutren de materia prima a los eventos políticos de todos los partidos; eventos que, principalmente para mujeres y sus hijos, son una distracción gratuita para evadirse de la dura cotidianeidad de una sociedad urgida de desarrollo.