Elección saldada en Chiapas
Ramírez con ventaja de 46 puntos
A nivel estatal, Eduardo Ramírez promedia una intención del voto muy superior. Como sabemos, estamos a semanas de que inicie la campaña en Chiapas. Pese a ello, ya se nota la efervescencia por el proceso y, con ello, la fuerza del movimiento lopezobradorista aumenta. Son tiempos para que los abanderados estén planeando y evaluando algunas estrategias que, no hay duda de ello, se pondrán en marcha una vez que comience. De hecho, las mismas encuestas de opinión nos llevan a una sola conclusión en vísperas del arranque: la elección está prácticamente saldada a favor del abanderado de la coalición “Seguimos Haciendo Historia”.
La encuesta de encuestas— que se publicó hace un par de días— muestra el paso imponente de Eduardo Ramírez para la elección de gobernador en Chiapas. Hablamos de más de 46 puntos a favor de la causa de Morena. Todo eso se debe, desde luego, a la decisión tan atinada de poner al mejor perfil que hay en este momento en el sur del país. Desde ese instante, el ejercicio se convirtió en un potencial mecanismo de participación. Inclusive, el Jaguar Negro asumió esa tarea con la gran responsabilidad política y social de refrendar el triunfo en las urnas. Y sí, el clima sociopolítico es ideal para conquistar el despacho estatal por segunda vez consecutiva.
Todo apunta, de hecho, que será una elección de un solo personaje en el mapa electoral. De hecho, su distancia o trecho equivale tres votos a 1. Con esa ventaja, evidentemente, es imposible arrebatarle un triunfo que tiene Ramírez en la bolsa. Ahora, si nos vamos al proceso territorial, desde luego que el abanderado de Morena es muy superior al candidato del Frente Amplio por México. En la precampaña, por ejemplo, pudimos atestiguar las grandes concentraciones que, desde cualquier óptica, son la mejor radiografía de lo que la sociedad piensa y siente.
Para ser más exactos, dos terceras partes de la población civil en Chiapas se han inclinado— desde este momento— por Eduardo Ramírez. Son, ni más ni menos, alrededor del 68% de la ciudadanía. Contemplando esa cantidad de votos, estamos hablando de una maquinaria que, desde hace tiempo, camina bajo el liderazgo del Jaguar Negro. Con ello, repito, hablamos de un ejercicio saldado. Inclusive, sabemos de antemano que Ramírez no se confiará y, para ello, ha contemplado cada aspecto importante que, a la postre, lo llevará a dar mayor solidez al arranque de actividades proselitistas.
En este proceso, como uno de los elementos claves, Eduardo Ramírez contribuirá para alcanzar el propósito que planteó el presidente López Obrador con el plan C. De hecho, será en unos días que comience a cimentarse la construcción del segundo piso en Chiapas. Muchos dirán que las campañas se juegan y, de paso, se ganan con votos. Lo cierto es que, por las condiciones dadas, no vemos otro escenario más que el triunfo inminente de Ramírez. Es más, ni siquiera un milagro puede encauzar al PRIAN para competir.
Como sabemos, Eduardo Ramírez vive una apoteosis. Su mejor momento es este. De hecho, para el mes de marzo su intención de voto aumentó, de acuerdo con la encuesta de encuestas. Eso significa que, en vísperas del arranque, la simpatía y la confianza por él siguen en franco ascenso. Muy pocos pueden provocar una reacción así en la antesala del comienzo. Siendo así, el Jaguar Negro puede presumir que, a lo largo y ancho de Chiapas, la población está con él. Dada la magnitud, entonces, podemos concluir que, desde este momento, el virtual ganador tiene nombre y apellido.
Y como se han dado las cosas, por tanto, es un momento coyuntural clave para que Eduardo Ramírez— aspirante a la gubernatura de Chiapas— comience a trabajar su proyecto de gobierno. Seguramente está afinando todos los detalles para contemplar cualquier aspecto fundamental.
A propósito, se prevé que el impacto que puede provocar Eduardo Ramírez, a lo largo y ancho de la geografía chiapaneca, influya en los resultados presidenciales, la fórmula del Senado y, por supuesto en mayor número de posiciones legislativas y ayuntamientos que, por cierto, también forman parte del plan C, especialmente los de mayor padrón electoral. Eso, sin duda, pinta para que sea una realidad política, como también lo es, desde luego, el triunfo cantado del Jaguar. Él, sabemos, será el futuro sucesor de Rutilio Escandón.