El tsunami que viene
A nadie le aconsejamos que se oponga a esta marejada popular que sigue tomando mayor fuerza conforme se acerca el 2 de junio de 2024. Se trata de un verdadero tsunami que cambiará el rumbo y el rostro de este país. Viviremos a partir de ese día, un cambio de fuertes proporciones en las relaciones de poder que prevalecieron por décadas.
Si el 2018 con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador el nuevo mando político barrió con viejas prácticas de corrupción y con el Estado autoritario ineficiente e indiferente al clamor social que exigía ya un cambio de rumbo expresado desde las insurrecciones electorales de 1988, 2006 y 2012, ahora, en el 2024, viene una poderosa segunda oleada de insurgencia pacífica que cambiará para bien las relaciones de poder en el país.
En estos días a pesar de la lógica resistencia e inconformidad de algunos entre quienes no resultados favorecidos con el procedimiento de las encuestas, se resolvió la nominación de l@s presunt@s candidaturas a la Presidencia y a las nueve gubernaturas que estarán en juego. Es previsible que pase lo mismo con las definiciones electorales que faltan. Eso representa un hito histórico por sí mismo y en tanto no haya otro procedimiento mejor, podrá encauzar las experiencias similares del porvenir influyendo desde luego también a los partidos de la oposición.
El pueblo como elector en las encuestas que se generan en las dinámicas internas de los partidos anuncia el sentido sobre cómo será su voto cuando ya es convocado a las elecciones definitivas en las urnas.
Sí, en apenas un sexenio, el nuevo bloque histórico se configura ya con la continuidad de una fuerza política que abarcará a la Presidencia de la República además de los 23 gobiernos estatales ya conquistados por la Cuarta Transformación; siendo factible, como lo señalan ya las encuestas, que en la contienda del 2 de junio pasen a esta trinchera las nueve gubernaturas que estarán en juego e incluso, la mayoría de las diputaciones de los congresos locales. El logro de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión para esta fuerza forma parte de la tendencia en la preferencias electorales que se consolida ya a pocos meses de la contienda.
La imagen de AMLO y su obra desde la Presidencia influirá -de hecho ya lo hace- en el proceso que está en marcha, a lo que se agrega de manera sustancial la fortaleza política que ha construido Claudia Sheinbaum como aspirante al ejercicio del Poder Ejecutivo Federal. Se abre así un nuevo capítulo en la Historia contemporánea de México. Las transformaciones que vienen tendrán el efecto de un verdadero tsunami y serán indetenibles porque representaráb un verdadero renacimiento nacional.
El nuevo pacto Estado-Sociedad que se está construyendo abrirá horizontes de participación y desarrollo para las mayorías que las involucrará en los ámbitos de la economía, la política, la cultura y el conjunto de la dinámica social de las siguientes décadas.
Las grandes obras de infraestructura: el tren maya, el corredor transísmico, la recuperación e impulso de la red ferroviaria para pasajeros, el nuevo sistema aeroportuario, la recuperación de la soberanía energética, son adelantos de lo que viene y vendrá acompañado de los correspondientes programas y de política social actuales y nuevos con la premisa de avanzar de manera prioritaria en la revolución de las conciencias para lograr el avance sin retrocesos de una transformación que efectivamente pondrá a México en los primeros lugares del mundo. La clave es y será, cumplir con la condición de: sin justicia no hay paz y sin paz, nada se sostiene.