El paquete entrengas
En 1987 el grave problema que representaba una inflación sin precedentes, superior al 100 por ciento anual, aunado a otros factores macroeconómicos internos y externos, llevaron al gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado a proponer y firmar con los sectores empresarial obrero, popular y campesino el llamado Pacto de Solidaridad Económica, el PSE.
Treinta y tres años después el problema de la inflación obliga al gobierno en turno a regresar a ese modelo de acuerdos de concertación económica, la firma de un nuevo pacto, en este caso se le ha llamado el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic). Se trata de otro contexto, pero el problema y las amenazas son las mismas,
Aunque no les guste leerlo o escucharlo, los presidentes de México, Vicente Fox Quesada, del PAN y Enrique Peña Nieto, del PRI, mantuvieron tasas muy bajas de inflación, de entre 2 y 4 por ciento anual, aunque en el sexenio de Felipe Calderón se registraban tendencias volátiles por los altos precios.
La inflación es el indicador de la economía que mide el incremento de precios.
A mayores incrementos de precios más alta es la tasa de inflación. Se trata de un círculo vicioso, porque pega directamente en el bolsillo de la clase trabajadora mayoritaria, que gana lo mismo pero que ve reducido su poder adquisitivo. En síntesis, ganan lo mismo pero los altos precios provocan que puedan comprar menos productos alimenticios, incluidos los de la llamada canasta básica.
Repercute también en la cadena productiva ya que la gente en general tiene menos dinero, gasta menos, los altos volúmenes de productos e insumos se van quedando en las bodegas y anaqueles, lo que da pie a una reducción de producción, reducción de jornadas de trabajo, despido de trabajadores e incluso el cierre de empresas y negocios.
La inflación, citando a los clásicos, es democrática, porque pega a todos, pero a algunos les pega más fuerte que a otros.
Las clases mayoritarias: obreros, oficinistas, comerciantes, trabajadores del campo, que ganan el mínimo, son los que más recienten esta crisis porque su paupérrima situación económica se deteriora aún más.
Por ello, a finales de la década de los años 80`s, Miguel de la Madrid tuvo que llamar a la concertación a los sectores productivos y a través del Pacto de Solidaridad Económica (PSE) se acordó frenar las alzas de precios.
Su sucesor, Carlos Salinas de Gortari, con una inflación galopante como herencia, tuvo que seguir la línea de los acuerdos económicos, por lo que se ve en la necesidad de proponer y hacer firmar el llamado Pacto Para la Estabilidad y el Crecimiento Económico, el PECE, y luego el superPECE. Eran tiempos de “precios pacto”.
Arsenio Farell Cubillas, un viejo abogado laboral y un duro negociador era el encargado de mantener en línea a empresarios, lideres de campesinos y lideres obreros (para que no pidieran aumentos de salarios y alzas de precios que alentaran la inflación) y al sector campesino y popular aglutinados en el entonces PRI, el partido del gobierno.
Fidel Velázquez por parte de la CTM; Agustín Legorreta, por parte de los empresarios y Héctor Hugo Olivares Ventura, por la CNC, daban seguimiento semanalmente al control inflacionario.
Ahí se fijaron tope a los precios de productos de la canasta básica para empezar. Se estableció una economía por decreto, en la cual nada se movía si no lo decidía el gobierno federal, más tratándose de precios y salarios.
Hoy la historia se repite. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ve en la imperiosa necesidad de hacer acuerdos con el sector privado, comerciantes, productores y prestadores de servicios, para frenar el alza de precios.
Nadie quiere que haya kilos de limón de 90 pesos o más, o kilos de tortilla de hasta 24 pesos, como se llegó a vender en algunas zonas del país; el gobierno federal mucho menos está dispuesto a vender la gasolina a costo real y por ello mantiene el subsidio al combustible.
Para bajar la inflación el gobierno sentó a la mesa a los sectores productivos y les propuso un plan de 14 acciones. El gobierno, por lo que le corresponde, mantendrá el subsidio a las gasolinas y otro tipo de energía, lo cual implicará que dejará de cobrarle a los automovilistas y usuarios de luz alrededor de 330 mil millones de pesos de impuestos especiales solo en lo que corresponde a este año.
Sabe que un alza a la gasolina detona mayores alzas de precios, pero adicionalmente AMLO no quiere nuevos incrementos de precio a las gasolinas porque prometió en campaña bajar el precio de los principales combustibles.
Según la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), en la última semana de marzo el precio promedio de la tortilla a nivel nacional llegó a un máximo de 20.02 pesos en tortillerías tradicionales y 13.65 pesos en tiendas de autoservicio. Ese aumento al precio del producto que más consumimos los mexicanos fue del orden de 24.7 y 11.7 por ciento, respectivamente, frente a los precios registrados en el mismo lapso de 2021.
El paquete económico en la era de la 4T ha generado todo tipo de comentarios, tanto de quienes lo ven como una medida acertada y oportuna, como quienes critican las medidas por considerarlas insuficientes, carentes de una visión de mediano y largo plazos y principalmente por disfrazar un control de precios.
En broma ya se le llama el “Paquete Entretengas”, porque las medidas anunciadas en Palacio Nacional por el propio Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. contemplan un periodo de seis meses, mientras que analistas financieros nacionales e internacionales estiman que la inflación se mantendrá por largos periodos, por lo que no se descarta una fase de recesión o estanflación, es decir cero crecimiento económico y altas tasas de inflación.
La inflación no es un problema exclusivo de México, se registra en todo el mundo, principalmente como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania, ya que ambos países eran los principales exportadores de trigo y cereales, petróleo, gas natural y carbón, oro y otros metales preciosos; y a los efectos de la pandemia de Covid-19 que provocó ruptura en la cadena de suministros y escasez de algunos productos de uso y consumo generalizado a escala global.
Sin embargo, el “paquete entretengas” deberá mostrar su eficacia en lo inmediato, sobre todo para frenar y, en la medida de lo posible, reducir los precios de los productos alimenticios básicos, como tortilla, carne de res y cerdo, pollo, chile, cebolla, aceite, pan blanco, componentes básicos de la dieta de los mexicanos, así como de frutas y legumbres.
Hay demasiado optimismo, incluso del sector privado que fue llevado a la mesa a pesar de que ha sido denostado de manera constante, por parte del presidente de la República. Si fracasa este intento, cuidado, porque podremos estar en un escenario de mayor crisis, como hace 33 años.
Parece un dejá vu, y muchos dicen que esta película ya la vivieron y la experiencia fue de terror: Más desempleo, mayor carestía, incremento de la delincuencia; quiebra de negocios y empresas al por mayor, todo ello sin que haya capacidad de acción y respuesta por parte del gobierno de la 4T.