El holocausto por el calentamiento/Mateo Calvillo Paz
Estamos sobrecalentando la tierra, causando catástrofes y elevando el calor haciendo inviable la vida, acelerando el fin.
Mirada panorámica.
Sabemos de la amenaza a la vida en el planeta que provocan la industria y los autos. Tal vez no nos hemos puesto a considerar seriamente el peligro grande, inminente.
El reporte de los peritos de las Naciones Unidas, publicado el 9 de agosto del presente año, busca despertar nuestros sentidos para hacernos conscientes de la fatal realidad.
Hemos sido testigos de la destrucción de nuestra casa grande, del medio ambiente por la ignorancia e irresponsabilidad absurda y bruta de los habitantes del planeta: que arrojan los plásticos, que usan aerosoles y detergentes.
La irresponsabilidad es ecocida, nefasta e insoportable. Con actitudes absurdas, inmorales y cínicas, vemos como se atenta contra la casa grande. Están cegados por la baja pasión del dinero, en una actitud egoísta, malvado y ciega.
Sin medir consecuencias, y con una inconciencia total se bombardean los nubarrones para impedir la tormenta, se manda la contaminación del dióxido de carbono, para provocar la capa de gases invernadero y sobrecalentar la atmósfera.
¿Quién se preocupa de los bienes públicos? Como se cometen actos vandálicos sin respeto ni vergüenza y las autoridades no sancionan, hay quien aprueba y aplaude.
La naturaleza ha perdido su esplendor y ahora ofrece muchas veces un espectáculo miserable y doloroso como los montes talados, cubiertos de la sarna del aguacate, los lagos sucios y encogidos ofrecen un espectáculo lastimero.
Las manifestaciones de la gente inculta, destructora son incontables.
Es la destrucción de la naturaleza en pequeña escala. Son importantes pero hay otras dimensiones mundiales, problemas de dimensión planetaria, de un peso aplastante, inmenso e imposible.
El reporte de las Naciones Unidas publicado el 9 de agosto es un “código rojo para la humanidad”, así se le ha considerado en su presentación.
Presentan el deterioro de escala planetaria mostrando la gravedad y profundidad que ha sufrido el planeta. La contaminación del dióxido de carbono por el uso del carbón y de los combustibles fósiles ha aumentado el calor en 1.1 por ciento de la era industrial para acá, del año 1850. Los científicos afirman que si llegamos a 1.5 nos vendrán males muy graves.
Se necesitan medidas a gran escala que deben tomar los países ricos y los grandes capitales. Afortunadamente, hay iniciativas escala internacional, se habla de tomar medidas fuertes, grandes y puntuales. De otra manera las iniciativas de pequeños grupos en un país en vías de desarrollo, como nuestras publicaciones y nuestros pequeños grupos y movimientos son irrisorios. Sin embargo se agradece el cuidado por la naturaleza.
Se abordará el tema en una gran reunión que tendrá lugar en Glasgow del Reino Unido en el mes de noviembre. Hay que esperar la audacia y la buena voluntad para tomar medidas importantes de manera de frenar el calentamiento global.
Ya tenemos encima y se agravarán grandes calamidades, efecto del calentamiento: el descongelamiento de los cascos polares el aumento del nivel del mar, sequías cada vez más frecuentes en África y en otros continentes. En nuestro México hemos sufrido que las lluvias son escasas y se alejan cada vez más.
Nos caen encima otras calamidades: el calor que escala cada vez más alto, más allá de los 50°, en temporadas tórridas se alargan inmisericordes. Los fenómenos meteorológicos son cada vez más violentos, granizadas e inundaciones como las que vimos en Alemania y en menor escala en el norte de México. Las heladas que acabaron huertas de aguacate se van a repetir y van a ser cada vez más intensas. Pregúntense los aguacateros si vale la pena hacerlas de nuevo o reponer los pinos que talaron. Etc. etc. hay muchas calamidades muy graves.
Sabiduría de lo alto.
Hay un egoísmo feroz y ciego, inflexible en la nueva cultura de la era digital. Es tan simple y al mismo tiempo tan difícil que alguien se abra para buscar un bien para los demás Cada quien piensa en los suyo sin tener sentido de los demás, sin promover el Bien Común.
El hombre no sólo necesita de la tecnología y de las organizaciones sociales para resolver sus problemas necesita una sabiduría de principios y valores que norman la interacción social. Hay un principio de derecho natural que impide hacer daño al prójimo en sus bienes: “no robarás”. Los bienes de la creación están destinados a todo el género humano. La afirmación vale para todos los bienes de la casa común, la ecología.
Es posible realizar grandes acciones en favor de la comunidad y del medio ambiente pero se necesita una Transformación interior del hombre. Se necesita recuperar la visión del hombre tal como lo propone la Revelación divina en la Biblia y en la guía de la Iglesia.
Se necesita una transformación personal que también se llama conversión. Señalo solamente unos aspectos. Necesitamos volver a una vida cercana a la naturaleza en la sencillez. Hay que renunciar a la vida cómoda, de derroche y lujo y consumismo a ultranza. Se pueden sacrificar muchos bienes secundarios o innecesarios que contaminan en su producción.
Necesitamos ser capaces de vivir con pocas cosas, renunciar al consumismo feroz y a la acumulación irracional de bienes.
Hay actitudes y virtudes que pueden ayudarnos a tomar medidas de protección al planeta: la austeridad, la justicia, la solidaridad, “siguiendo la liberalidad del Señor que de rico que era se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”. (Catecismo de sea católica, 24 07).