El evangelio hoy/Mateo Calvillo Paz
Dios llama a los hombres de todas las naciones
Jesús, hijo de Dios, es el único mesías. Su salvación empieza en Israel pero están llamados los hombres de todas las naciones.
En tu vida. Mucha gente cerca de la parroquia no conoce su fe. Los reyes magos son sólo ocasión de comprar.
No busca a Cristo, no escucha su llamado apasionante a seguirlo en su campaña contra la corrupción y por el México nuevo.
Dios habla. Dios, cuando creó el universo y a los hombres, les dio un destino maravilloso. Pero el hombre corrupto, ávido de poder cometió el crimen, pecó y trastornó la obra de Dios.
Dios decidió intervenir y restaurar la creación y redimir al hombre. Fue un plan secreto que fue desarrollando en la historia de los hombres.
Dios se fue revelando como salvador, los hombres lo fueron conociendo en sus palabras y portentos. Su plan era un plan secreto para los hombres, es lo que se llama el misterio de salvación.
Dios hace la revelación y la realización plena de su plan enviando a su Hijo al mundo. Es el misterio de la Encarnación, que tiene su momento definitivo y central en el Misterio Pascual de Cristo. El proyecto de Dios para los hombres es sublime, adorable. Dios creó admirablemente al hombre y le dio un destino divino. El hombre se reveló, pecó e introdujo el caos y la muerte en el mundo.
Dios hizo un nuevo proyecto para ofrecer su amor y sus riquezas a los hombres y lo fue realizando en la historia de la salvación, toda orientada al momento definitivo, de la gran manifestación de Dios, la realización plena de la salvación.
la gran revelación de Dios, según su plan secreto, tiene su realización definitiva cuando se cumplen los tiempos. La luz, la grandeza divina y la hermosura aparecen en la epifanía del hijo de Dios. Se desbordan sobre el mundo con el nacimiento del hijo de Dios, el esperado de las naciones.
Es la luz celeste, pura e intensa que envuelve el mundo donde nace el Emmanuel.
Los profetas en sus visiones, con siglos de anticipación contemplaron la luz intensa de la gloria de Dios. Isaías clama para la ciudad de Jerusalén: “ha llegado tu luz y la gloria del señor alborea sobre ti… Las tinieblas cubren la tierra… Pero sobre ti resplandece el señor y en ti se manifestará tu gloria.
La gloria de Dios estallara y su luz alcanzará a toda la tierra, llegará a los hombres, razas y culturas más lejanos, “caminarán los pueblos a tu luz…”
Todos los hombres son llamados, la luz divina, la sabiduría está destinada a todos: las clases dirigentes y la masa, los hombres de diferente partido e ideología, presidentes, legisladores y líderes. Todos pueden acercarse al único Mesías, a sus enseñanzas y ejemplos, a la sabiduría que libera de la insensatez y necedad y hace hombres maduros y sabios capaces de gobernar al pueblo sin falsedad ni ambiciones perversas.
Como los magos, sabios e investigadores, los hombres necesitan limpiarse de la corrupción, de tanta mentira y bajas pasiones. Deben ser capaces de partir a situaciones nuevas, como un viaje en la desnudez del desierto. Deben estar atentos, captar las señales de Dios, entenderlas y obedecerlas hasta encontrar al único Mesías, el único que puede realizar la gran transformación de México.
Hay que desprenderse de todo, liberarse de las mañas, desinstalarse de las rutinas, pesos, comodidades y ventajas y sueldazos y aplausos y reflectores para seguir al Mesías y cooperar en su proyecto del hombre nuevo y la dignidad de los pobres.
Vive intensamente. entiende las señales de Dios. Vive en actitud de viajero hacia universos más puros y justos.
Cristo está con nosotros. Cristo aparece en medio de nosotros y nos trae las riquezas y el alimento de los hijos de Dios.
En familia. En la familia brillan también las señales de Dios cuando no las ahogan millones de mensajes sin Dios.