El evangelio hoy
Dios promulga su ley en Cristo
Matth, servidor de Cristo
El mundo de los hombres debe regirse por la Ley de Dios que guía todo y hace al pueblo grande y sabio y lo lleva a su fin.
En tu vida. Está por tomar posesión la presidente que se compromete a hacer cumplir la Constitución. Es un gran show y lejos de la vida.
Como creyentes, Cristo nos llama a vivir como él manda, conociendo y cumpliendo los mandamientos.
Dios habla. Retomamos el Evangelio de Marcos que sencillamente presenta a Cristo, el Hijo del Hombre en su camino de humildad y sufrimiento hacia la cruz y resurrección.
Junto al milagro de la Eucaristía, está el tesoros de la Palabra.
Una gran crisis del mundo es que pierde la Palabra de Dios. Ha perdido el sentido de Dios, su proyecto rico, grande que norma el movimiento del universo, la vida de los hombres.
La más grande amenaza de los hombres no es la 4T sino que viven sin ley, la usan para afirmar que la gente es buena y que todo está en orden. No hay ley, los políticos mienten y manda el crimen
El hombre pierde el sentido de Dios, creador, ser supremo, Padre, Providencia que rige hasta la caída de las hojas. Su sabiduría es infinita, es la roca que sostiene el universo y cubre a los pobres.
Algunos utilizan la ley de Dios y y la cambian por tradiciones humanas como los escribas y fariseos que siguen molestando hoy.
Nos olvidamos de Moisés y los apóstoles y sacerdotes de Cristo que velan porque se cumpla la ley de Dios. “Escuchen los mandamientos y preceptos para que los pongan en práctica… Cumplan los mandamientos del señor”.
Para que no anden en crímenes: invasiones de tierras, asesinatos. “Pongan en práctica esa palabra” pide Santiago.
Sin eso, fiestas y bautismos y bodas son prácticas humanas.
Hay que escuchar la Palabra de labios de Cristo y cumplirla: respetar al otro y sus bienes, sus derechos, su vida.
Cristo en tu vida. En tus negocios, en tu proyecto de vida, escucha la Palabra, recuerda los mandamientos. Ponlos en práctica.
Cristo en la misa. Para recibir a Cristo en el Pan, debes aceptarlo también en su Palabra, estudiando sus mandamientos.