El derecho a aprender y el magisterio/Horacio Erik Avilés Martínez
El Derecho a Aprender y el Magisterio
Horacio Erik Avilés Martínez
El magisterio michoacano se encuentra ante una oscura y sinuosa encrucijada para ejercer su vocación docente a plenitud, ya que actualmente la gran mayoría de los trabajadores de la educación en la entidad no cuentan efectivamente en su centro de trabajo con las mínimas condiciones laborales estipuladas en la normatividad vigente en la materia, ni tampoco existe una representación sindical o gremial que les respalde y permita hacer valer por las vías legales sus derechos. Los cauces se han estrechado a su mínima expresión y pareciera ser que todas las salidas posibles que se les presentan a sus necesidades son corruptas, ilegítimas o indignas.
Los maestros de base, quienes están en las aulas formando a las generaciones futuras viven -en el mejor de los casos- en la honrosa medianía juarista. Realmente distan muchísimo de ser un gremio privilegiado, como se ha malentendido, derivado de la exhibición de las fortunas y estilos de vida suntuosos de quienes se enriquecieron a manos llenas a costa de ejercer la personería del gremio. En las casas de los maestros de base no hay millonarias obras de arte ni vehículos lujosos, es más, ni siquiera aspiran a la opulencia. Los requerimientos que realizan los trabajadores de la educación giran en torno a lo que en derecho les corresponde: pago puntual y completo de sus salarios, prestaciones, bonos, aguinaldo, obtención de permisos con y sin goce de sueldo, permutas, ascensos, becas-comisión, pensiones y jubilaciones, pagos de marcha, obtención de su adscripción, su alta ante el ISSSTE, acceso al fondo de pensiones civiles, rutas claras y meritocráticas para desarrollar una carrera magisterial horizontal o ascendente y muchas otras más, que se complicarán aún más por las malas decisiones gubernamentales aunadas a las recientes bifurcaciones tomadas en materia sindical, a la vez que por la imposibilidad de gestionar a título personal ante las autoridades competentes.
El malestar docente está más que diagnosticado, es del dominio público, entendible, justificable y legítimo. Preocupa la situación indigna en la cual laboran quienes están dentro del magisterio michoacano, porque carecen de una representación sindical unida, fuerte, incorruptible, justa y legítima que verdaderamente vea por mejorar las condiciones laborales en las cuales se encuentran decenas de miles de trabajadores de la educación en la entidad. La situación los orilla a hacerles caso a quienes les dicen que marchen, bloqueen, emplacen a huelga y paren. Lo anterior afecta por igual a maestros de todos los niveles, desde educación inicial hasta posgrado. Expresiones sindicales con y sin toma de nota, con escasa membresía o con capacidad de convocatoria multitudinaria se han pronunciado indistintamente enarbolando las mismas banderas, que son las de los maestros de base. Es la búsqueda de mejores condiciones de trabajo lo que motiva a movilizarse a los maestros, al igual que lo que aconteció en huelgas históricas como Cananea.
Si la situación fuera exclusivamente crítica por las condiciones de infraestructura, equipamiento, provisión de materiales y herramientas de trabajo por la parte patronal, así como la falta de una representación legítima y democrática, sería menor el problema, pero no olvidemos que, muchos niños y jóvenes michoacanos arriban a las aulas desnutridos, desmotivados y sin sentido de vida, llenos de información basura y de contracultura, bombardeados por los antivalores y rodeados de violencia. Resulta muy difícil considerar que este clima sea más óptimo para el aprendizaje y el desarrollo de las mejores facultades del género humano. También, resulta inconcebible pensar que los maestros no estén impresionados y sensibilizados en demasía por la casuística que les abruma, de viva voz, con nombre y rostro de infante, interpelándoles consuetudinariamente.
Una situación infamante que agrava el panorama es la que se ha dibujado después de un proceso convulso de más de un año de duración, donde finalmente las cúpulas de la Sección XVIII de la CNTE han dado por concluido el relevo del Comité Ejecutivo Seccional. No hubo forma de conseguir arreglo, ni tampoco hay evidencias de que se haya buscado preservar la unidad. El grupo que estuvo al frente durante más de una década, sin titubear decidió partir en dos a la CNTE antes que entregar el poder, cuando se vieron enormemente superados numéricamente, apabullados en 16 de 22 regiones, prefirieron la división del mayor movimiento magisterial de la entidad, antes que devolver el poder a la base y a su vez, permitir el empoderamiento del grupo al que derrotaron en 2009, el cual sí aceptó su derrota en aquel entonces. Buscaron el reconocimiento de las secciones sindicales de otras entidades federativas, pero lo que no lograron fue convencer a las bases de la legitimidad ni de la legalidad de sus actos.
Al desconocer al denominado “bloque ampliado”, los zavalistas eligieron a quien en el VII Congreso Seccional de Bases era el ungido natural por parte del entonces líder Juan José Ortega Madrigal, pero quien resultó exhibido, desconocido por acusaciones de corrupción y enviado ante la Comisión de Honor y Justicia de la Sección XVIII de la CNTE. A pesar de gravitar un proceso interno sobre su espalda, los zavalistas-orteguistas-cazaristas le nombraron como su líder.
El “bloque ampliado” se decantó por brindarle la confianza a un viejo militante, oriundo de Zamora, quien tiene antecedentes de lucha magisterial, sin mayores antecedentes de corrupción, pero tampoco haber aún destacado a nivel nacional en la lucha por los derechos de los trabajadores de la educación.
Ahora, con gestoría paralela, es irónico que ninguno de los grupos cuente con toma de nota, ni con posibilidad mayor de generar mecanismos legales de seguimiento a las causas legítimas del magisterio. La gestoría la obtendrán en las marchas, movilizaciones y en el cabildeo con actores político-gubernamentales.
La ruptura de la unidad magisterial exhibe la falta de democracia, la enorme simulación y el tejido de intereses a los cuales muy poco les importa la atomización del magisterio michoacano. Y con la escisión de la CNTE, no cabe duda que los grandes beneficiarios de la división del gremio magisterial están fuera de las aulas. Retrocede la historia de la disidencia magisterial al menos doce años a revivir aquella división centista que se dio con la entonces llamada DCED, que generó efectos perniciosos de los cuales aún no se libera el sistema educativo estatal.
Los perjudicados, por supuesto, son los trabajadores de la educación y los grandes agraviados son las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en Michoacán, quienes se quedan sin maestros, quienes tienen que presenciar actos de violencia, sufrir el estrés laboral de sus maestros, padecer el pésimo ambiente de trabajo que se genera con el divisionismo y ser víctimas del abandono que lacera su derecho a aprender.
Y no solamente es materia de consternación la situación que enfrentan los trabajadores de la educación en servicio, sino también preocupa el escenario funesto que se ha configurado para minar el carácter de aquellos profesionales de la educación que aspiran a ingresar a las aulas de las escuelas públicas en la entidad.
Un factor que ha gravitado enormemente en el ánimo de los maestros es la falta de rutas establecidas para lograr el ingreso al sistema educativo estatal. Recientemente se emitieron las convocatorias para el ingreso al servicio profesional docente, tanto en educación básica como en educación media superior en el país. Nuestra entidad, después de haber sido omisa el ciclo escolar pasado en publicarlas, ahora sí lo hizo. Lo lamentable, una vez más, fue la serie de irregularidades, arbitrariedades y truculencias que se han realizado en muy poco tiempo al respecto, lo cual nos hace recordar los funestos concursos 2014 y 2015, cuando se idearon mecanismos perversos para torcer a conveniencia la entonces vigente Ley del Servicio Profesional Docente.
Por ejemplo, además de la publicación a destiempo, violando los plazos establecidos en la normatividad aplicable en la materia, la disponibilidad de plazas que presenta a los interesados el proceso es simple y llanamente cero vacantes. Increíblemente, el Gobierno del Estado de Michoacán se atrevió a convocar a destiempo, a los desempleados con perfil educativo a participar en un concurso de ingreso al servicio profesional docente en el cual ¡no hay vacantes a ocupar!, lo cual resulta ser, de inicio, una burla para quienes tienen necesidad de trabajar, ya que ni siquiera el tiempo invertido en leer las decenas de cuartillas ni en prepararse para el examen se recuperará. Es más, ni siquiera se sabe cuántas plazas de baja existen en la entidad federativa, para poder estimar un posible concurso. Lo mínimo que se podría esperar a cambio de conocer tantas tropelías es una declaración como la del titular de la SEP, el Mtro. Esteban Moctezuma Barragán, al referirse a la situación de la entrega de plazas docentes como “huachicol educativo”. Esperemos que esa expresión que pudiera parecer políticamente incorrecta pese en el ánimo de los funcionarios actuales y sepan que, en caso de dejar las cosas pasar o prestarse a la corrupción, serán recordados con nombre y apellido, por varias generaciones como huachicoleros de la educación.
Con esto, podemos imaginar la serie de problemas que se van a suscitar por la ejecución de esta convocatoria. Pareciera que es una justa prueba de fuego inicial para quienes aspiren a trabajar en el sistema educativo estatal: estar acostumbrados a que no hay justicia ni es dable tener razón.
Sin embargo, los tiempos de cambio que vivimos no admiten calmas ni pausas, ni merecen los niños estar sujetos a los tiempos políticos de nadie. Hoy más que nunca se requiere conocer a fondo la realidad que se vive en el sistema educativo estatal y poder emplear la información para la toma de decisiones estratégicas. Una noticia que no se ha dado a conocer con suficiente publicidad es la inminente aplicación de la Prueba PLANEA en educación media superior, la cual ha solido tener validez, confiabilidad y ser estadísticamente representativa. Es prácticamente la única radiografía en materia de logro en el aprendizaje con la cual se cuenta en Michoacán. Quienes ingresen a bachillerato en el Ciclo Escolar 2020-2021 podrán, de última hora, con mucho esfuerzo y no sin desperdicio de dinero, lograr modificar su decisión con base en una evidencia sólida en la materia como es el resultado del estudio mencionado. Veremos si hay oposición a su aplicación y si hay difusión pertinente.
Pareciera ser que estamos sorteando tiempos muy convulsos, donde el derecho a aprender de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en Michoacán pende de un hilo, el cual agitan los vientos sindicales, políticos y de poder con enorme furia. Lo que podamos hacer por arropar y defender la escuela de nuestros hijos los padres de familia, lo que puedan apelar mediante su vocación docente y sentido común desde dentro los maestros y lo que exija la sociedad a la autoridad de dejar de permitir más nidos de opacidad, dispendio, corrupción, abuso y violación de los derechos humanos será invaluable.
En contrapunto, hay una buena noticia: este próximo martes 10 abre la convocatoria para participar en el Premio ABC, el reconocimiento de la sociedad civil organizada para el magisterio de la educación pública básica con más tradición en el país. Sería un gesto verdaderamente esperanzador que participaran trabajadores de la educación michoacana, ya que, a pesar del panorama desolador descrito en esta plana de periódico, hay miles que realizan esfuerzos heroicos, altruistas y altamente encomiables por lograr que los estudiantes bajo su encargo aprendan y logren ser una mejor versión de sí mismos; muchas veces, por encima de lo que sus propios sueños lo visualizaban y del contexto socioeconómico y familiar que les rodeaba.
Impulsémoslos a inscribirse, de manera completamente gratuita, consultando a partir del día mencionado las bases de participación en www.premioabc.org, mostremos al mundo que en Michoacán hay otras caras, otras voces y verdaderos héroes anónimos que impiden que nuestro sistema educativo caiga más.
Sus comentarios son bienvenidos en [email protected] y en Twitter en @Erik_Aviles