El cónclave en Palacio Nacional
Todo ocurrió hace más de una semana en Palacio Nacional en vísperas de la sesión ordinaria que se convocó en una sede alterna por razones que tuvieron que ver con la toma de la tribuna de parte de la oposición en el Senado de la República. Mientras el contrapeso se negaba a debatir, el andamiaje legislativo estaba pendiente de discutir en Xicoténcatl, espacio alterno para tomar decisiones en torno al futuro de una lista de leyes y reformas constitucionales para fortalecer las políticas públicas del país.
En ese lapso de la previa en la Vieja Casona de Xicoténcatl, el senador Ricardo Monreal se trasladó a Palacio Nacional. Sí, el presidente López Obrador, a través del Secretario de Gobierno, Adán Augusto, solicitó la presencia del coordinador de los senadores de Morena. En ese momento ya todos sabíamos que, el líder de la fracción mayoritaria, se iba a reencontrar con el mandatario federal después de casi dos años de pausa.
Fue el viernes 28 de abril, fecha en que Ricardo Monreal regresó a Palacio Nacional. Se cumplía una analogía que esbozó el Secretario de Gobierno en un mitin de Morena: “los tiempos del señor son perfectos”. Esto significa que, en ese momento, el presidente López Obrador había tomado la determinación de establecer una reconfiguración a la estrategia presidencial, dando el espaldarazo a una pieza clave del engranaje del lopezobradorismo como lo es el zacatecano. Y vaya de qué forma cuando el propio presidente difundió un par de fotografías dándole una muestra de cariño a Monreal en primera fila, y junto al líder moral del movimiento.
El punto es que, antes de que se divulgara la fotografía, hubo un encuentro previo entre Ricardo Monreal y López Obrador, a solas. Es decir, sostuvieron una plática que ha trascendido, duró alrededor 10 y 12 minutos. Fue un reencuentro cordial y franco que el mismo coordinador de los senadores de Morena ha dejado entrever que se trató, ni más ni menos, de una etapa decisiva y clave para el proceso electoral del 2024 porque él, de manera directa, le refrendó su lealtad a la causa no solo legislativa, sino política como lo ha hecho en más de 27 años en la lucha democrática del país.
De hecho, algo que es tan evidente, fue el reconocimiento en privado que le hizo el presidente López Obrador a Ricardo Monreal. Sabemos que, en ese sentido, el mandatario, cuando muchos no se lo esperaban, abrió el diálogo directo con el coordinador de los senadores de Morena y, seguramente de palabra, estableció no solo la interlocución directa en Palacio Nacional, sino el reconocimiento como aspirante a la silla presidencial, brindándole impulso como a las demás corcholatas.
Eso explica el trato amable y cordial que recibió el zacatecano y reivindica, a todas luces, que Monreal es un serio aspirante a ocupar la vacante que deje Andrés Manuel el 2024.
No hay duda de que AMLO, en esta sucesión presidencial, se está enfocando en la victoria electoral del 2024. En efecto, esa coyuntura se acerca cada vez más y, la unidad, será un factor determinante para refrendar el triunfo del 2018. Para ello, el presidente debe tener el apoyo total de los cuatro aspirantes a la silla presidencial. Prescindir de uno es propiciar una entrada a la oposición y, como lo ha expresado el presidente, el plan C es, ni más ni menos, ni un voto para el conservadurismo.
Y, para fortalecer esa premisa, el presidente necesita una maquinaria bien aceitada, donde se aproveche la capacidad territorial de todos los aspirantes a sucederle. Uno de ellos, sin lugar a dudas, es Ricardo Monreal, que durante veinte meses vivió en carne propia la segregación; sin embargo, su nombre está en la competencia desde que fue incluido por el presidente y ratificado, hace una semana, en el Cónclave de Palacio Nacional en presencia de los demás suspirantes de Morena.
A propósito, el presidente López Obrador, ante el clima que puede desatar el método de elección, ha propuesto el consenso y los acuerdos, como un mecanismo para desahogar la toma de decisiones. Quizá, el diálogo esté por encima de los efectos que, desde hace mucho tiempo, ha arrojado la encuesta de la discordia. Es decir, como prioridad para el mandatario federal estaría la negociación en ese orden de preferencia para sacar un abanderado de unidad. Si es así, Ricardo Monreal tiene un futuro prometedor inmediato porque Andrés Manuel sabe, en ese sentido, que su mejor operador, y la parte esencial de las Reformas Constitucionales, es el zacatecano.
Quien mejor que Ricardo Monreal para conducir los grandes retos que enfrentará el país a partir del 2024. El presidente lo sabe y, con una jugada maestra, le abre camino a un compañero leal de lucha como lo es el coordinador de los senadores de Morena que, en más de cuatro años legislativos, se ha entregado a la causa sacando todo el andamiaje que ha propuesto el mandatario. Incluso, públicamente el zacatecano ha reafirmado su lealtad a López Obrador, como lo ha hecho en más de 26 años. De hecho, luego del reencuentro de Monreal, en Palacio Nacional, el mensaje es claro: el líder de los senadores de Morena es una opción muy fuerte de AMLO para ocupar su lugar.