El circo/Salvador Jara Guerrero
Se dice que el ensayo es el género literario más libre, es más una travesía o un viaje en el que no importa tanto a donde se llega sino el trayecto mismo. Si al ensayo le añadimos el adjetivo de periodístico se enriquece el concepto y se convierte en un viaje masivo, en una charla multitudinaria en la que sólo falta el café. Así, uno inicia con una idea y luego la va conectando con otra hasta llegar al límite del ensayo, y ahí, pues hay que terminar.
Por ejemplo, he decido iniciar con una idea acerca del suspenso. Según el diccionario, el suspenso es un adverbio que denota un alto en una resolución, pero comúnmente podemos decir que el suspenso no es otra cosa que una espera incierta que se presenta y nos acompaña cuando no sabemos qué esperar, cuando nos preparamos para un asombro que bien puede ser maravilloso o desastroso, y la magnitud del suspenso es directamente proporcional a la diferencia entre los resultados esperados.
Si el futuro es más o menos esperado porque las expectativas son muy parecidas, el suspenso se elimina. En cambio, si lo que se avecina tiene diferencias tan radicales como la vida o la muerte, el suspenso adquiere proporciones mayúsculas.
Así, la diferencia entre la paridad de pétalos de una margarita que nos arrojará un dulce me quiere o un terrible no me quiere será motivo de gran suspenso, pero si decidimos una gradación del casi no me quiere, me quiere un poco y me quiere, disminuimos el suspenso a su mínima expresión. El suspenso que genera el aguardar una llamada telefónica puede variar en un amplio rango dependiendo de las expectativas, temores y especulaciones de quien espera. Un plantón cuyas razones no den lugar a mucho más que la mala educación de quien llegará demasiado tarde o no llegará contrasta con una corta espera del amante que ve en cada segundo una disminución exponencial del amor de la amada.
La ciencia busca disminuir el suspenso. El objetivo intrínseco de la actividad científica es acercarse a la certeza, juntar toda la evidencia disponible para tomar las mejores decisiones tanto en los procesos naturales como en los sociales.
Con los conocimientos científicos pretendemos acercarnos a las consecuencias de las acciones presentes con la mínima incertidumbre posible y para ello se habrá que tomar en consideración la mayor cantidad de información pasada y presente para disminuir el suspenso.
Cuando no queremos o no podemos contar con información que nos permita tomar buenas decisiones, la incertidumbre aumenta y tenemos entonces una extraordinaria dosis de suspenso que bien puede ser alimento mediático, no sabemos qué va a pasar y no nos podemos perder la telenovela que nos sorprende todos los días.
Así estamos frente a esta pandemia, el pico ya llegó, no, la próxima semana, no, el próximo mes. Hoy es el día con menos muertes o menos contagios y al día siguiente aumenta terriblemente. Y no sólo es el Covid-19 es el suspenso en la política, en la economía, en la gobernabilidad. Se dice que la inmunidad de rebaño se alcanza cuando se ha infectado ya el 70% de la población, va solamente alrededor de un 10%. Los posibles resultados oscilan entre la paz social y la revuelta popular o el crecimiento económico y una espantosa devaluación.
Estamos urgidos de información que nos permita disminuir la incertidumbre. ¿Cómo saber cuándo se aplanará la curva si no sabemos el número de casos positivos porque no se hacen suficientes pruebas? ¿Cómo prever la evolución de la economía, cómo reactivarla? ¿Cómo evitar la desestabilidad social? ¿Cómo asegurar la gobernabilidad? El cubrebocas no sirve, el cubrebocas sí sirve. Hay un medicamento que ha resultado exitoso, se asegura que habrá vacuna hacia fin de año, ningún medicamento ha sido suficientemente probado, no se espera una vacuna antes de dos años. Para todo esto nos falta información oficial, responsable y de calidad. Las redes sociales pueden informar, pero pueden desinformar e incrementar la incertidumbre o peor aún, engañar.
El circo distrae y nos atrapa con un suspenso novelesco, pero la vida real nos está despertando en este otro mundo de las muertes, el desempleo, la inseguridad, la pobreza. No habrá más futuro que el que seamos capaces de construir.