El 14% de los mexicanos ha sido víctima de la corrupción
Quien piense que el gobierno de la cuarta transformación está combatiendo la corrupción en el país está muy equivocado, el fenómeno no solo se ha incrementado sino que se ha enquistado en la administración pública del prócer de la honestidad y sigue vigente y vigorosa en casi toda actividad pública y privada.
Seguramente, presidencia tendrá otros datos, pero el INEGI acaba de revelar que los actos de corrupción cometidos por servidores públicos al momento de recibir pagos, trámites o solicitudes de servicios públicos ascendió a nueve mil 489 millones de pesos en 2021.
Para que se comprenda la magnitud de la corrupción, dicha cantidad es mayor a las prerrogativas entregadas a los partidos políticos para el presente año, que asciende a 5 mil 821 millones de pesos, también cubriría el costo total de una elección federal como las registradas en el año, unos 7 mil 895 millones y cubriría el 86 por ciento de los recursos destinados para el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental realizada por el INEGI, también revela que los mayores gastos por sobornos se observaron al momento que los ciudadanos tienen contacto con las autoridades de seguridad pública, ya que los personas tuvieron que pagar tres mil 186 millones de pesos para evitar ser sancionados por los cuerpos de policía que operan en el país.
Para dimensionar el problema, la encuesta arroja que en 65 de cada 100 trámites donde participa alguna autoridad de seguridad pública se realiza un acto de corrupción, mientras que los demás trámites no rebasan el 30 por ciento de posibilidad de sobornos. Otro de los trámites o servicios con mayor cantidad de posibilidad de ser víctima de sobornos fueron los actos ante el Ministerio Público.
Asegura el INEGI, que al menos el 14.7 por ciento de la población enfrentó o fue víctima de un acto de corrupción. A esto habría que aumentar la corrupción existente en el gobierno federal en funcionarios desde jefes de departamento hasta secretarios y más allá.
Y es que la lucha anticorrupción de López Obrador sólo quedó en el discurso, la corrupción y conflicto de intereses que prometió combatir por ser legado del neoliberalismo, está en pleno apogeo, está tan cerca de él a través de su familia, hijos, hermanos, sobrinos y sus amigos, es tan grande el escándalo y más grande la impunidad y el descaro con que se conducen, que el tufo que provoca, obliga al Presidente a voltear hacia otro lado.