Educación y transmodernidad/Gerardo A. Herrera Pérez
Vivimos en diversas crisis, la que inició en 1973, entre Pinochet y Allende y que dio inicio al Neoliberalismo y que hoy esta convulsionando; la crisis de quién tiene ahora la hegemonía: ¿Estados Unidos o China?; y la crisis civilizatoria que inicio en 1492 que generó un proyecto universal civilizatorio colonial moderno y que colonizó el poder, el saber, el ser y la naturaleza en una visión devastadora, utilitaria y voraz, frente a ello, qué hacer?
Enrique Dussel nos habla de la transmodernidad, de transitar a otro pacto civilizatorio que permita nuevas prácticas de consumo, nuevas intersubjetivaciones; que genere un giro decolonial, es decir, que permita ir descolonizando el poder, el saber, el ser y las acciones de destrucción de la naturaleza, para ello, se requiere que el ser humano se piense, se despiense y se repiense, como dice Boaventura de Sousa Santos; pero igualmente se requiera de un modelo para la construcción de la ética en la conducta del ser humano. En este modelo el tranfeminismo al que se refiere Sayak Valencia, podría ser un elemento epistémico fundamental para conducir estas prácticas para ese nuevo pacto civilizatorio.
Igualmente se requiere de impulsar la deconstrucción del modelo patriarcal que mantiene vigente a los hombres y sus masculinidades, para ello, fundamental la tarea que realiza y propone teóricamente Judith Butler.
Pero cuál sería la pedagogía a utilizar para hacer que estos caminos se vayan tejiendo en sus entramados y a la vuelta de muchos años, podamos ver procesos diferenciados entre este modelo de vivir en opresión y la propuesta aquí comentada todos con voz, valor y poder sin opresión, libres de colonización.
Esa pedagogía, debe de contener diversos elementos amalgamados que permitan transitar a nuevas formas de intersubjetivación y de prácticas de consumo tóxicas que dañan a la sociedad y a la naturaleza, por ello, la primera revisión para la preparación de dicha pedagogía debe ser histórica porque ahí vamos a encontrar la génesis de los problemas que tenemos (Rita Segato).
La historia se tiene que remontar al siglo XVI momentos de la conquista y el proceso colonial y la formación de mundo global, en donde se llevaron a cabo en ese proceso civilizatorio de la modernidad, la colonialidad del poder, del saber (epistemologías), del ser y de la depredación de la naturaleza, planteando el posicionamiento antropocéntrico, es decir el hombre al centro del mundo. Durante el siglo XVI, se generaron las condiciones para impulsar ese modelo civilizatorio y de modernidad colonial, para lo cual se generaron cuatro genocidios-epistemicidios: Al-Andalus contra moriscos, epistemicidios de las poblaciones mesoamericanas, de las poblaciones africanas y las mujeres sanadoras.
Los genocidios-epistemicidios lograron posicionar condiciones de binarismo, universalidad, el idioma, hacerse del poder por los colonizadores, despreciar los conocimientos de los colonizados, las epistemologías; en Al-Andalus se quemaron los libros, en los pueblos mesoamericanos se destruyeron los códices, en fin, a las mujeres sanadoras se les asesino, quedando el saber entre los hombres, se generó el individualismo, el egoísmo y los saberes en los hombres occidentales. Y con ello se construye un modelo de masculinidad patriarcal que genera asimetría de poder en el sexo, género, clase y raza. Todo ello, ha pesado en nuestras formas de conducirnos y de pensar del otro, con ideologías, machistas, misóginas, racistas, clasistas, xenófobas, homófobas y otras. Y es sobre estas dinámicas que se ha sustentado la educación básica, generando muchos de los problemas que ahora tenemos como la violencia, la masculinidad opresiva, la opresión que se vive en materia de subordinación y dominación.
Reitero, dichos procesos han generado los problemas que tenemos porque fueron acompañados de un pensamiento instrumental que continúa entre la población. En América Latina han existido avances de un pensamiento crítico para evitar el pensamiento instrumental, entre estas investigaciones y procesos teóricos tenemos la pedagogía del Oprimido de Paulo Freire, también la filosofía de la Liberación de Enrique Dussel, así como Colonialidad del poder de Anibal Quijiano, seguida de posiciones de María Lugones y Rita Segato y desde luego de Ramón Grosfoguel
La Ley general de educación de 2019, plantea diversos elementos, pero considero que uno de ellos, el más fuerte es trabajar con el pensamiento crítico, sin él, seguimos igual; reitero, sin un pensamiento crítico no funciona nada, porque hay un vacío en la mente de quienes estudian en la educación básica; hoy lo que necesitamos son mentes no alienable, metes con pensamiento crítico porque ellos serán los elementos a formar para la transmodernidad.
¿Pero qué es el pensamiento crítico?, cómo entenderlo en la posmodernidad; el pensamiento crítico es la capacidad adquirida para interrogar la realidad en que vivimos y nos oprime (invisibiliza, estigmatiza, prejuicia, violenta, discrimina, excluye, mata) y nos señala desde las ideologías machistas, racistas, homófobas, xenófobas, de desigualdad, excluyéndonos; el pensamiento crítico nos ayuda a argumentar, a criticar, y a fortalecer nuestras narrativas de procesos de exclusión. El pensamiento crítico suma saberes de la población, de la comunidad, en un ejercicio de diálogo horizontal sin colonizar, de ecologías de saberes (Boaventura de Sousa Santos).
Tener un pensamiento crítico nos ayuda a conformar procesos de inclusión, es decir de promover acciones de horizontalidad, diálogo en alteridad e intersubjetivación, de tolerancia y respeto, así, las formas de integración transitan a formas de inclusión, donde todos bajo un diálogo intercultural crítico, porque si no es crítico no avanza un nuevo modelo social, porque la interculturalidad permite la alteridad entre sujetos sociales, comunidades y pluralidad de lenguas, culturales sociales, y de territorios en su amplia diversidad social, cultural y sexual que interactúan, dialogan, se interpelan y al intersubjetivar aprenden diferentes aprendizajes en un marco de relaciones asimétricas derivada de posiciones de clase, raza, sexo y género, pero donde el estado debe actuar con los mecanismos de ley, de estructuras operativas, de diseño de política pública para que la comunidad y sus integrantes puedan generar condiciones para tener voz, poder y valor, es decir, equifonía, equipotencia y equivalencia.
La importancia es trabajar en una persona no sólo desde el conocimiento como ser humano, sino como persona social y persona planetaria al ser género humano, nos encontramos en todo el mundo; se requiere de un ser humano, persona, ciudadano, sujeto social que no es antropocéntrico, un ser humano que pone la vida al centro y desde ahí construye sus posiciones, porque al hablar de la vida al centro se localizan los seres vivos: plantas, animales, humanos que en unicidad con el agua, la tierra, el aire y la luz son uno solo, el ecocentrismo, la vida, esa vida que muere tal como lo explica Humberto Maturana, en la Biología del amor.
Por otro lado, la colonización sobre el sexo, el género, en el marco del patriarcado, han generado modelos de masculinidad y feminidad cuyos mandatos generan asimetrías de poder y someten a un binarismo que oprime a otras identidades sexuales; por ello, en la medida en que se impone y legitima un modelo patriarcal, colonial, científico eurocéntrico, homofóbico y racista en la educación (Ramon Grosfoguel), se está imponiendo en los cuerpos y mentes un modelo hegemónico de ciudadano, lo cual contradice una vida saludable y el sentido democrático, abierto a la diversidad, incluyente, intercultural y decolonial de una educación que pone en el centro de sus procesos a la vida, y desde su comunidad existe el cuidado de los miembros de la colectividad. Por ello, la importancia de una educación científica, sexual, laica, que permita el reconocimiento de la diversidad sexual y de identidad de género en que vivimos, no de ahora, sino desde siempre, sino las poblaciones muxes de Oaxaca, desde siempre la identidad de género presente en las poblaciones originarias, como el Berdache (Rita Segato).
Otro de los grandes contenidos educativos que deben ser incluidos en las mallas curriculares para transitar a otro modelo de sociedad, es el relacionado con la salud, la salud no como la vivimos durante la modernidad en términos de prevenir y atender la enfermedad, el concepto del derecho a la salud deberá estar sostenido por un posicionamiento que involucra la salud-enfermedad-cuidado-atención; este modelo tiende a generarse en contextos concretos, pero además atendidos por la comunidad, es decir, pasamos de la individualidad a la participación comunal, pero igualmente, el reconocer que los cuidados vinculas con los fines del derecho humano, la interdependencia, es decir, avanzar en proteger igualmente los derechos vinculados con la salud, educación, el trabajo, la nutrición, en general con la vida.
Estos saberes permitirán construir en el marco del derecho a la salud, dos posiciones, la primera, ayudará al aprendizaje para el cuidado de su cuerpo, y en la segunda, proporciona formas de relación simbiótica entre la vida comunitaria del ser humano y el entorno natural en el que habita; con estas dos posiciones, estará legitimando su creación y desarrollo de conciencia en una vida saludable que implica también salud, alimentación, ejercicio, vida sexual y afectiva, medio ambiente sano, entre otros.
Esta forma de abordar el derecho a la salud, también nos permitirá que la niñez, adolescencia y juventud tengan presente la importancia de identificar las diferencias, desigualdades, la edad, la clase social, el territorio, las culturas, la educación en su condición de migrante o de persona viviendo con discapacidad. Igualmente se podrá observar las cuestiones particulares de las mujeres y su interseccionalidad.
Ese derecho a la salud debe ser abanderado desde la promoción de la salud alimentaria, salud bucal, salud mental, higiene, actividad física, prevención de enfermedades transmisibles, prevención de embarazo y consumo de drogas y tabaquismo, incluso el alcoholismo, que son los grandes problemas que hoy vivimos de una sociedad de consumo, hedonistas y narcisistas, con valores líquidos, que lo que importa es el éxito, el lujo y el placer individual.
Necesitamos leer, y comprender que vivimos una diversidad lingüística, 68 agrupaciones lingüísticas y más de 364 variantes etnolingüísticas, trabajar con las lenguas nacionales, las lenguas originarias, el español como lengua nacional, pero también con la lengua de señas mexicana, somos un país plurilingüe y pluricultural. Es decir, tenemos que seguir insistiendo en la lectura, escritura y también en la oralidad, en los grandes narradores y narradoras que expresan saberes de los pueblos originarios. Esta acción permite trabajar las capacidades de reflexión y espíritu crítico, entre otros muchos.
Otro contenido más, es la perspectiva estética, el producir mejores aprendizajes tanto para la integración social como para el desarrollo cognitivo y la expresión personal. El ejercicio estético nos permitirá desde la corta edad a valorar nuestros usos y costumbres, nos permitirá la comprensión de la música local, la danza, el juego, la pintura, los artefactos artísticos y la belleza natural que genera emociones y reflexiones del cuidado del medio ambiente y de la naturaleza, y con ello, impulsamos la creatividad, que incide en toda la malla curricular de un modelo educativo.
Considero la importancia de trabajo en una ética política para todos los miembros de la colectividad, incluidos los docentes y autoridades, y que van desde precisar la vida al centro, biocentro o el ecocentro y no el antropocentrismo; la profesionalización del docente, pero su vocación de servicio permanente; impulsar la realidad de lo posible; obedecer el mandato de las estructuras sociales y de la comunidad a favor de la educación; el poder de la comunidad es para obedecer, es decir mandar obedeciendo, en cada espacio, en el salón de clase, en la escuela, en las zonas públicas; evitar la corrupción, la simulación, la división, la manipulación y la invasión cultural.
Considero la importancia del trabajo en el marco de una ética política para todos los miembros de la colectividad, incluidos los docentes y autoridades, y que van desde precisar la vida al centro, biocentro o el ecocentro y no el antropocentrismo, es decir, la vida en comunidad; la profesionalización del docente, pero su vocación de servicio permanente; impulsar la realidad de lo posible; obedecer el mandato de las estructuras sociales y de la comunidad a favor de la educación; el poder de la comunidad es para obedecer, es decir mandar obedeciendo, en cada espacio, en el salón de clase, en la escuela, en las zonas públicas; evitar la corrupción, la simulación, la división, la manipulación y la invasión cultural.