Ecosocialismo
Ecosocialismo
En diversas ocasiones en las que participo a favor de impulsar la vida al centro de nuestra realidad y dejar de ser antropocéntricos, pero que adicionalmente expreso la necesidad de un nuevo modelo de pacto civilizatorio, me preguntan si existen condiciones para transitar a otros modelos económicos y sociales; en ese sentido reflexiono sobre la transmodernidad, el transfeminismo, el devenir social y un proceso de deconstrucción metacognitivo, donde nos pensemos, despensemos y repensemos (Dussel, Valencia, Grosfoguel, Sousa Santos, Butler, Deleuze). Pienso igualmente en el socialismo participativo que comenta en su libro Capital e ideología, Thomas Piketty, o el mismo Ecosolialismo de Michael Lowy. Me refiero a lo que expresa Enrique Leff sobre las cuestiones ambientales y la crisis del conocimiento, en fin, pienso en la importancia de transitar a otro modelo social, con otras prácticas de consumo e intersubjetivación.
Pero igualmente, los procesos sociales deben estar acompañados de posiciones económicas que permitan una mejor distribución de la riqueza nacional, en donde exista el respeto a la naturaleza y el permanente trabajo de sostenibilidad, en favor de estas generaciones y las que por venir están, entendemos que no solo recogemos reflexiones teóricas de pensadores eurocéntricos, sino que también grandes pensadores latinoamericanos y como en el caso de Frank Fanon, María Lugones, Aníbal Quijano, Rita Segato o nuestro antropólogo de Guelatao, Oaxaca, Jaime Martínez Luna.
En los estudios de doctorado en ecoeducación que realice, se considera como una propuesta el ecosocialismo, el cual debe tener características para lograr estas nuevas prácticas de consumo y de intersubjetivación que brinden la sostenibilidad. Para lograrlo se requieren diversas acciones entre ellas destacamos algunas:
Promover los valores universales, igualdad, libertad, justicia social, que fortalezcan la dignidad humana, que las personas tengan voz, valor y poder en sus corporalidades para participar socialmente. Es decir, impulsar la ética ecosocialista social, igualitaria, solidaria, democrática, radical y responsable; elementos que se contraponen a la realidad que vivimos, hedonismo, narcisismo, individualismo, falta de comunalidad, valores líquidos.
Por otro lado, es fundamental centrar el concepto de vida, desplazando el antropocentrismo que tanto daño ha hecho a partir de posicionar el patriarcado, el mercado y la globalidad, requerimos entonces la espiritualidad, el respeto a la madre tierra, a la madre naturaleza, utilizar lo necesario para la vida y no para la acumulación, es decir, para fortalecer el poder económico y político, sino para abrir posibilidades de vida para todos y todas.
La alternativa es contar con un sistema social y económico que la alternativa sea no pensar solo en la vida humana como la compra-venta de mercancías, incluidas la vida misma, sino una alternativa amigable con la tierra, es decir una alternativa es el socialismo crítico del neoliberalismo que busca mejorar las condiciones de la distribución de la riqueza para hacer de esta sociedad un modelo de sostenibilidad.
El ecosocialismo plantea fortalecer el Estado para la transformación, para que llegue a ser un verdadero instrumento que beneficia a la sociedad de manera equitativa, democrática y generando un estado de Derecho.
El ecosocialismo debe hacer que las decisiones de la producción y el consumo sean decisiones tomadas por el pueblo, atendiendo a criterios sociales y medioambientales, más allá de la competencia mercantil y el beneficio del empresario individualista que su función es la acumulación de capital.
La participación de la mujer es fundamental en el ecosocialismo, requiere de la revisión del binarismo frente a la diversidad, y de la importancia de la comprensión del daño que ha hecho y hace el androcentrismo que permite el poder en manos del hombre y la destrucción de la naturaleza. “El análisis feminista de las oposiciones naturaleza/ cultura, mujer/ varón, animal/ humano, sentimiento/ razón, materia/ espíritu, cuerpo/ alma ha mostrado el funcionamiento de una jerarquización que desvaloriza a las mujeres, a la naturaleza, a los animales no humanos, a los sentimientos y a lo corporal, legitimando la dominación del varón, autoidentificado con la razón y la cultura”.
Pero igualmente, negar y despreciar los valores del cuidado, relegados a la esfera feminizada de lo doméstico, ha conducido a la humanidad a una carrera suicida de enfrentamientos bélicos y de destrucción del planeta.
El ecosocialismo plantea un no rotundo al capitalismo verde, no hay razones para defender lo indefendible, cuando el planeta necesita de formas diferentes de producción para la sostenibilidad, el capitalismo verde plantea seguir en sus dinámicas, solo cuidando el medio ambiente, eso, no es posible, es decir, ecologismo sin ilusiones acerca de supuestos capitalismos verdes.
El ecosocialismo rechaza un crecimiento perpetuo, eso tampoco es posible, la tierra es finita, sus recursos naturales también lo son, situación, que obliga a redefinir el concepto de desarrollo, crecimiento, y desde luego ponderar el desarrollo humano al que se refería Amirta Zen. En una economía ecosocialista se perseguiría, el equilibrio: habría que pensar en una economía de subsistencia modernizada, con producción industrial pero sin crecimiento constante de la misma.
De cara al individualismo, la meritocracia y la competencia que enfrenta a todos contra todos, en una cultura “emprendedora” que convierte a cada cual en empresario de sí mismo para vender sus capacidades al mejor postor, el ecosocialismo defiende el bien común y los bienes comunes, es decir, los valores de la comunalidad, a los que se refiere el antropólogo Jaime Martínez Luna, sustentados en el trabajo comunal, en donde todos participan, en donde el poder se comprende no solo en mandar, sino en mandar obedeciendo. Tengo el honor de conocer y el haber participado en una mesa de trabajo sobre comunalidad y derechos humanos con el antropólogo Martínez Luna.