¿Dónde quedó la derecha?
Por ahí pasó desapercibida una marcha realizada en la capital del país por la llamada Marea Rosa demandándole al INE que no cediera curules de representación proporcional “de más” a los partidos MORENA, PT y Verde. Le estaban pidiendo de hecho que violara la norma electoral que la propia derecha -a la que pertenece esa Marea- aprobó y aplicó cuando controlaba al Poder Legislativo, sólo que ahora ya no les favorecía.
Pero, más allá de esa marcha, ¿dónde quedó la derecha electoral? sí, la que perdió el 2 de junio. Ya es un lugar común decir que much@s de esa línea andan queriendo saber el número de las placas del camión que los atropelló ese día en las urnas. También es común decir que la derecha derrotada carece de programa o algo que vaya más allá de saturar de insultos a AMLO y a “los chairos” de la 4T.
Quienes desde el extranjero aportaron sus millones de dólares para apoyar inútilmente la campaña derechista ahora andan ocupados en apoyar igual a la derecha en Venezuela y la de otras latitudes. No descansan porque en muchos países la pelea por el poder los tiene enfrentados a la izquierda y a los pueblos levantados que en muchos casos ya saben qué son y qué hacen los gobiernos neoliberales de la derecha. España, Ecuador, Chile, Argentina, Perú, son algunos botones de muestra.
Dicho lo anterior, ni remotamente se puede decir que en México la derecha ha muerto; apenas ha sufrido la derrota electoral más amplia y profunda de su historia, pero, esa es su faceta electoral, la fuerza que la nutre -la derecha de a de veras- está más viva que nunca y ha entendido que el modelo inaugurado por AMLO y la 4T es viable para ellos y quizá más que el fallido neoliberalismo que ellos aplicaron aquí desde 1982.
¿Qué cuál es esa derecha? 1)El poder financiero y los grupos empresariales de mayor calado, 2) algunos grupos eclesiásticos, 3)el poder mediático incluyendo a los dueños de los medios tradicionales de TV, radio, periódicos y revistas y quienes son dueños de las redes sociales, 4) el poder judicial -emplazado ya por la reforma que viene- 5) algunos grupos militares no alineados con la jefatura suprema del Poder Ejecutivo Federal, 6) el poder financiero y político de EEUU y de instancias de ese gobierno y algunos países europeos que han combatido a la 4T desde la campaña de 2018 y 7) grupos del crimen organizado con vínculos en EEUU y otros países.
El motivo por el que el modelo de la 4T ha avanzado en México ya en las elecciones de 2018 y 2024 es porque su esencia de “por el bien de todos, primero los pobres” beneficia económicamente a decenas de millones de pobres quienes estimulan con su consumo el mercado interno y la economía que sustenta a las micro, pequeñas y medianas empresas de todos los sectores, pero, también a los grandes capitales financieros, industriales, comerciales y de los servicios. Basta ver las ganancias obtenidas por ellos como en el caso de los bancos quienes obtuvieron en los últimos años beneficios que nunca les dio el neoliberalismo.
Así que más allá de los aspavientos de la derecha electoral derrotada, los sectores de la derecha profunda, la derecha verdadera, entienden que un país estable social y políticamente es favorable para los capitales locales y foráneos al tiempo que sin ser inmune a los avatares de la economía mundial, ofrece un modelo sostenible y resistente ante fenómenos como el reciente lunes negro de las bolsas de Asia, América y Europa y aún más, demostró su fuerza y resiliencia a pesar de la fulminante pandemia mundial de hace unos años.
Cierto es también que la derecha influye e interviene en todo el tejido social y desde luego, en todos los partidos. La debacle del 2 de junio hizo desaparecer prácticamente al PRD y las crisis del PAN y del PRI son más que evidentes. Es posible que la derecha electoral tenga que cambiar hasta el nombre de sus partidos o crear otros, eso y más se verá en este ciclo histórico que apenas empieza.
En la lucha democrática son normales esos fenómenos, por ello, tiene una gran importancia para la continuidad de la 4T como proyecto histórico de izquierda, la comunicación política cotidiana de las mañaneras presidenciales. AMLO y Claudia lo saben y es de saludarse la decisión de la próxima Presidenta de continuar con esa práctica de valor político estratégico.