Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“Educación V - Internet & Redes IV”
Apaga las notificaciones de tus equipos, desinstala todas las aplicaciones que puedas, no tengas tu dispositivo en la recámara, cómprate un despertador clásico y vive la realidad de la vida que sucede fuera de la pantalla.
Los algoritmos en Internet y las redes sociales nos ofrecen contenidos, resultados de búsqueda y sugerencias basados en la información que recopilan de nosotros con cada clic, con cada imagen o video que vemos, con cada búsqueda que hacemos, conocen nuestra ubicación gracias a las antenas de señal celular; así identifican nuestros hábitos de compra, nuestros contactos del celular y básicamente aprenden de nosotros con cualquier interacción y contenido que se encuentre en nuestros dispositivos digitales. Al mismo tiempo, vemos contenidos, resultados de búsqueda y sugerencias por instrucción dirigidas por los anunciantes, organizaciones, corporaciones y gobiernos. En resumen, la mayoría de los contenidos a los que accedemos tienen un trasfondo de manipulación. Dicho de otra manera, hay alguien detrás de cada sugerencia o resultado de búsqueda que espera obtener algo de cada uno de nosotros: ya sea una compra, simpatía política, polarizar alguna ideología, sembrar una idea disruptiva, invitarnos a participar en un movimiento, una recomendación, un “me gusta”, un comentario, etc. Por ejemplo: la mayoría de nosotros no nos imaginamos que existen manipulaciones orquestadas por corporaciones y/o gobiernos que tienen interés en influir en grupos sociales que, gracias a las direcciones IP (direcciones electrónicas) pueden mostrar cierto tipo de contenido a ciertos grupos de personas por zonas y segmentación sociodemográfica, entonces resulta que las personas de tu colonia o comunidad piensan como tú respecto a un tema o coinciden en opiniones, pero nadie se pone a pensar que durante el último mes se les ha presentado información que representa solo una cara de la moneda respecto a cierto tema. No hay objetividad y la información presentada es parcial y tendenciosa, hay intereses pagados y, si los adultos no nos damos cuenta, ¡qué decir de nuestros hijos!
Como muchas cosas, el Internet y las redes sociales llevan intrínseca la dicotomía de lo bueno y lo malo. Lo bueno: comunicación instantánea y barata, accesibilidad a información, posibilidad de estudiar y trabajar a distancia, permite la globalización, nuevas formas de comprar, entretenimiento y la posibilidad de relacionarnos con las personas, más información, mucha información a la distancia de un clic. Lo malo: Mucha basura en los contenidos, pérdida de privacidad, crea adicción, incita al sedentarismo, exposición a contenidos no deseados, problemas para distinguir lo real de lo irreal y manipulación constante.
Supongo que lo importante, hablando de la educación hacia nuestros hijos, es explicarles cómo funcionan las cosas, enseñarlos a pensar y razonar en lugar de ‘creer’, enseñarles a investigar, a preguntar siempre por la evidencia de las cosas, hacerles ver que siempre hay puntos de vista opuestos que también son válidos, enseñarles a buscar de forma inteligente en Internet y no quedarse en la primera página de respuestas manipuladas que les da Google o Youtube, de las cuales las primeras son literalmente anuncios pagados… ¿sabías que el 75% de personas nunca pasan de la primera página en los resultados de búsqueda?
Los motores de búsqueda, a partir de la información que tienen de nosotros, limitan los contenidos a cosas con las que somos afines. Cuando estamos “buscando algo en internet”, creyendo que estamos teniendo acceso a todo el mundo, en realidad solo estamos viendo una parte diminuta del universo de posibilidades a la que podemos acceder… lejos de ampliar nuestra idiosincrasia y enriquecer nuestra cultura, los contenidos tienden a reforzar nuestros hábitos, gustos e intereses, limitando la posibilidad de expandir nuestra visión del mundo y de la vida, cosificándonos. Para contrarrestar esto, se requiere que hagamos un esfuerzo extra a la hora de buscar contenidos haciéndolo con buscadores que no recaban datos de nosotros como Duckduckgo o Qwuant, y buscar más fuentes de información asegurándonos de su veracidad; los libros siguen siendo buena opción.
Hoy, como padres de familia nuestra obligación es informarnos, investigar y reflexionar seriamente sobre el tema de Internet y las redes sociales y educar a nuestros hijos en consecuencia. Hay un mundo digital que literalmente se encuentra al alcance de las manos de nuestros hijos y los “envuelve”, es nuestra responsabilidad asegurarnos de vigilar los contenidos a los que acceden y orientarlos respecto a la realidad digital hypercomunicada que les ha tocado vivir… Así de sencillo.
Recuerda, si quieres que escribamos sobre una situación o tema en particular, escríbenos a: [email protected]
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores