Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“Especie Humana XX - Camino al precipicio”
“Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”. León Tolstói, novelista ruso.
Hoy, de una u otra manera, todos sabemos que el mundo está en crisis: que el sistema económico mundial está diseñado para beneficiar a una minoría que además busca el control poblacional; que el cambio climático y medioambiental afecta de forma negativa nuestras vidas desde hace algún tiempo; que año tras año se extinguen más especies de animales; que salvo escazas y honrosas excepciones los gobiernos y los políticos no solucionan nada porque no les interesa; que el capitalismo, que promueve el consumo al infinito, ya inició una crisis de recursos naturales a nivel mundial que anticipa el caos; que el dinero no alcanza porque así está diseñado e modelo de control; que la calidad en los sistemas de salud sólo es accesible para la clase media-alta y alta; que el agua, el aire y la tierra del planeta cada día se contaminan y deterioran más; que la violencia y la desigualdad se incrementan conforme pasa el tiempo… ¡Estos son los hechos y son irrefutables!
Sin embargo, a pesar de que todos tenemos una idea más o menos clara de la realidad en la que vivimos, parece que no consideramos el impacto inmediato y los grandes problemas que se avecinan en las siguientes décadas: solo con la sobrepoblación, la contaminación y la falta de recursos naturales, podemos vaticinar el colapso que se nos viene encima en el que perecerán miles de millones de personas. Esto no es una exageración, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, en 2020 murieron cerca de 265 millones de personas por hambre… y va para peor.
Lo que llama la atención es el letargo y la falta de acción de cada uno de nosotros frente a esta realidad. Es como si no pasara nada, como si los problemas no existieran o fueran ajenos a nosotros, como si no nos fueran a afectar, da la impresión de que no se cuenta con la capacidad intelectual para comprender la magnitud del problema o simplemente, de manera inconsciente, se niega para evitar el sufrimiento psicológico.
¡Tenemos que despertar!, abrir los ojos y darnos cuenta que eventualmente cada uno de los problemas mencionados irán afectando nuestras vidas y la de nuestros hijos. Esta no es una simulación, lo que sucede en una parte del mundo terminará por alcanzarnos en algunos meses o años, para muestra está la pandemia mundial en la que estamos inmersos hoy y comenzó del otro lado del planeta.
Lo que es inaceptable es el autoengaño o la negación; todavía puedo comprender la resignación reconociendo nuestra impotencia, aunque me parece inadmisible la inacción. Por ello, optimista que soy, creo que todavía estamos a tiempo (poco tiempo) de revertir la mayoría de los problemas que nos aquejan en lo individual y como especie humana, ¡si despertamos y actuamos!; aunque reconozco que inevitablemente millones de personas sufrirán. La esperanza se fundamenta en que hay soluciones para cada uno de los problemas que nos afectan, ya sean en nuestra colonia, ciudad, estado, país o en el mundo y que depende de ti, de mí, de nosotros, de la humanidad el resolverlos.
En el fondo, el único problema somos las personas, eres tú, soy yo, somos cada uno de nosotros que no hacemos algo y justificamos nuestra apatía e inacción con argumentos como: “¿qué puedo hacer?” “no es mi responsabilidad”, “que el gobierno se haga cargo”, “a mí y a mi familia no nos va a pasar nada”, “falta mucho tiempo”, “estoy ocupado”, “tengo otras preocupaciones”, etc., y es justo ésta actitud apática e irresponsable la que nos ha llevado a donde estamos, junto con el egoísmo que domina nuestras acciones todos los días.
La crisis de nuestro entorno es una realidad, no basta con saberlo y hablar de ello, tenemos que hacer un esfuerzo por modificar nuestra conducta, nuestros hábitos y comenzar a hacer las cosas forma diferente, porque “si hacemos lo mismo, va a suceder lo mismo” y vamos, sin remedio, camino al precipicio… Así de sencillo.
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Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores