Diálogos de vida /Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“Especie Humana XIX - Visión Global”
Todo está conectado en nuestro planeta, ignorar esta realidad nos está llevando a cometer errores de supervivencia. La división política es artificial y constituye un impedimento para la solución de problemas integrales.
La historia nos cuenta que, desde que existe el hombre, han existido los conflictos entre las sociedades humanas. Ya sea por la necesidad biológica de sobrevivir o por la naturaleza egoísta de la especie humana que busca sacar ventaja de la naturaleza y de los demás sin importar el sufrimiento ajeno, animal, vegetal o humano, el conflicto parece ser inherente a nuestra especie; lo que se acrecienta cuando nos separamos, vivimos en diferentes lugares y usamos colores distintos.
Ahora, con la globalización y el nivel de tecnificación que hemos alcanzado para extraer los recursos del planeta, la especie humana está más interrelacionada que nunca. Se vuelve imposible abstraernos de los efectos que generan las acciones de nuestros vecinos cercanos o lejanos. Comenzando con el clima, que es uno de los sistemas de soporte vital fundamentales de la vida y de la tierra y determina si podremos vivir o no en este planeta; lo mismo el ciclo del agua, del carbono y el cuidado y preservación de recursos naturales.
Sin embargo, a pesar de que los sistemas naturales, así como la vida misma están interrelacionados en todo el planeta, hemos creado las divisiones políticas que nos impiden hacer sinergia; la idea de soberanía nos divide y confronta en lugar de unirnos. La división política del territorio con frecuencia deriva en una demarcación administrativa y cultural, y por consecuencia termina teniendo intereses particulares, locales o regionales, que si bien son legítimos hay que alinearlos, equilibraros y priorizarlos respecto a los intereses generales y globales a largo plazo, que son los que garantizarán en última instancia la supervivencia de la región y del planeta, hasta garantizar la supervivencia de toda la especie humana y de la vida misma. Los sistemas orgánicos como la sociedad humana o los medioambientales de los cuales dependemos para vivir y desarrollarnos; al ser sistemas integrales no se corresponden con divisiones geográficas artificiales; los modelos geopolíticos no consideran esta realidad dinámica, lo que termina afectando el entorno, la vida de las personas y de todos los seres vivos, lo que convierte a la división del planeta en países, estados y municipios en un sistema antinatural y disfuncional; ello agravado por la división cultural y de intereses.
Hay que considerar esta realidad para la solución de los problemas, lo que nos obliga a pensar y a buscar soluciones más allá de nuestras fronteras, ya sean de índole local, municipal, estatal, nacional o global; el punto es que los sistemas de los cuales dependemos para vivir no tienen división. Abordar los problemas con un enfoque local, implica preocuparnos de nuestros ríos, de nuestra parcela, de nuestra ciudad y de la gente de nuestra comunidad, sin reconocer que somos parte de un todo, lo que nos obliga a tener una visión global. Con las fronteras también dejamos de funcionar de manera natural ante los desastres naturales, las migraciones humanas se bloquean y los intereses políticos y de grupo florecen alimentando el egoísmo y el individualismo, las verdaderas pandemias del siglo XX y XXI.
Tener una visión global es comprender la realidad interconectada de la que formamos parte, es considerar la vida y necesidades de las demás personas, así como la de las futuras generaciones. Si bien la mayoría de nosotros no estamos en posición de que nuestras acciones tengan un impacto global inmediato, es un hecho que lo que hagamos a nivel personal, en nuestra casa, con los vecinos, en nuestra colonia o comunidad, si tomamos conciencia y despertamos, puede contribuir de una u otra manera a reducir, detener y restaurar el deterioro actual de nuestro entorno y medio ambiente, y a ayudar a que nuestras formas de convivencia e interacción humana se sustenten en colaboración y no en la competencia. Es decir la suma de las acciones de todos para lograr la masa crítica que incida en la realidad, es lo se necesita para que los cambios comiencen a suceder. Lo que hay que hacer es poner nuestro granito de arena todos los días, en cada actividad, a cada momento, y darnos cuenta de una vez por todas que no vivimos solos ni aislados… ¿La alternativa? continuar apáticos, hacer nada y perecer… Así de sencillo.
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Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores