Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Diálogos de Vida
“Especie Humana XIV: La ilusión de la Democracia I”
La afirmación del señor Churchill sin lugar a dudas tiene sustento; basta ver la realidad actual en donde la mayoría de las personas que vivimos bajo un “sistema democrático”, estamos en un estado permanente de lucha por la supervivencia en un entorno en el cual los elementos que favorecen la vida del ser humano disminuyen y los factores que la perjudican se incrementan exponencialmente cada día.
Coincido con Winston, la democracia que hoy tenemos, que por cierto no es democracia, parece la alternativa "menos peor" cuando la comparamos con otros sistemas de gobierno como la monarquía, la aristocracia, la tiranía o la oligarquía.
Hay tres clasificaciones típicas de los sistemas de gobierno: La primera, por su carácter electivo: república o monarquía; la segunda, por el grado de libertad: sistemas democráticos, autoritarios o totalitarios; y la tercera, por la relación existente entre la jefatura del estado y el gobierno: sistemas presidencialistas o parlamentarios; a partir de estas clasificaciones y sus variantes, la democracia parece seguir siendo la menos peor, excepto si la aderezamos con populismo; lo que desvirtúa el sentido de servicio del sistema para convertirse en una parodia que se construye con votos.
Cuando miramos el mundo, la realidad es que no hay ningún ganador evidente; siendo los objetivos: el bien común, el bienestar de cada persona y su posibilidad de vivir una vida digna que le permita desarrollar su potencial humano sin sufrir, la verdad es que los sistemas de gobierno, todos, con sus respectivas diferencias, tienden a favorecer a pocos en perjuicio de muchos, confirmando la premisa filosófica de Marx: Ningún gobierno funciona mientras sea el hombre quién lo administre; y es que el problema es la naturaleza humana que tiende al egoísmo, lo que se complica un poco más con la pluralidad humana y el individualismo que a partir de personales intereses, genera diferentes perspectivas que surgen a partir de las situaciones individuales, dificultando tener claridad acerca del sistema más conveniente para la sociedad humana, me explico: la persona que vive en pobreza extrema en sistemas democráticos, probablemente tendría una mejor vida bajo una república socialista dictatorial como China; y sin duda, algunas personas de clase media no tendríamos inconveniente en migrar a países como Australia o Canadá que se rigen bajo una monarquía, ofreciendo mejor calidad de vida que las “democracias latinoamericanas”... el hecho es que el interés individual o de grupo y no el bienestar colectivo es lo que ha definido los sistemas de gobierno a través de la historia humana, sistemas impuestos a las mayorías por quienes han tenido la fuerza o la posición de poder, normalmente motivados por satisfacer sus intereses a partir de una visión personal. Por lo anterior, suena sensato como estrategia política, tomarles el pelo a las personas con el argumento de una supuesta democracia, haciéndoles creer que votan por un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, lo que en la realidad no es así.
Hace casi 2,500 años, Sócrates, considerado por muchos como el padre fundador de la filosofía, ya despotricaba en contra de la democracia. Platón, en el sexto libro de la república describe a Sócrates hablando con Adimanto, intentando que se diera cuenta de los defectos de la democracia, al comparar a la sociedad con un barco: "¿Si estuvieras a punto de salir en un viaje por el mar, quién te gustaría que, idealmente, estuviera a cargo del barco, cualquiera (el más popular o carismático), o alguien educado en las reglas y demandas que implica la navegación?"... en la democracia no consideramos al más apto para gobernar, es más, la mayoría de las veces ni siquiera existe entre los candidatos uno que tenga el perfil adecuado, de ahí surge la pregunta: ¿qué estamos haciendo al participar y defender una pantomima que no solo no nos beneficia, sino que además nos perjudica?
La democracia no está ni cerca de ser nuestro mejor sistema de gobierno, aunque sí, probablemente sea el menos peor en comparación con las alternativas diseñadas en el pasado, pero, a lo mejor, llegó el tiempo de diseñar e implementar un nuevo sistema sustentado en valores comunitarios de solidaridad, subsidiaridad y sustentabilidad que sea benéfico para toda la especie humana y no seguir con la farsa de la democracia que sólo favorece a una minoría... Así de sencillo.
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Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores