Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
“Especie Humana III: Consumo”
Vivimos bajo un modelo inmoral y depredador orientado al consumo al infinito que como consumidores validamos de forma inconsciente, con el consiguiente deterioro del planeta.
“Para sostener a la población que hay en el planeta, el estimado es que necesitamos una y media Tierras… para hacerlo de acuerdo al modelo estadounidense necesitaríamos entre cuatro y cinco Tierras. Somos la única especie que conocemos que está determinada a destruirse a sí misma”. Dr. Paul Ehrlich. Presidente del centro de conservación biológica de la universidad de Stanford.
“Hemos creado una civilización hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo… lo que fue economía de mercado ha creado sociedades de mercado... ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que los alemanes?” José Mujica, expresidente de Uruguay.
“…el 99% de las cosas que cosechamos, minamos, procesamos y transportamos, ¡es basura en menos de seis meses! ¿Cómo podemos mantener un planeta con ese nivel de flujo y consumo de materiales?” Annie Leonard, experta en materia de responsabilidad social corporativa y desarrollo sostenible.
Y así, podríamos hacer una lista de cientos sino es que de miles de voces que buscan hacernos reflexionar y cuentan, con evidencia, el absurdo e insostenible modo en el que consumimos y el daño que generamos al hacerlo. ¿Pero cómo llegamos a este punto? Entre otros, Víctor Lebow, un economista y ensayista estadounidense, considerado uno de los iniciadores del modelo consumista, en 1955 con el objetivo de crecer la economía, dijo: “Nuestra economía enormemente productiva requiere que hagamos del consumo nuestra forma de vida, que convirtamos en rituales la compra y el uso de los bienes, que busquemos nuestra satisfacción espiritual y la satisfacción de nuestro ego, en el consumo… necesitamos que las cosas se consuman, quemen, remplacen y desechen a una velocidad acelerada”. Con el tiempo se fueron refinando y mejorando estrategias para manipular a la gente y asegurar el incremento del consumo que eventualmente se traduce en ventas y utilidades para las corporaciones. Casi 40 años después, una definición de lo que significaba mercadotecnia sobresalía de entre todas las que había: "Vender más cosas, a más personas, más frecuentemente, por más dinero, más eficientemente", definición de Sergio Zyman, quien fue director de mercadotecnia a nivel mundial de Coca Cola en los años 90’s. No es casualidad que la persona promedio en una ciudad moderna vea más de 3,000 anuncios publicitarios al día.
En el camino, también se mejoraron los procesos de producción y fabricación de productos, al principio, para que duraran más y fueran mejores, ya que la premisa de calidad aseguraba mercados fieles a las marcas. Pero esto no cumplía con el objetivo de “…vender más cosas, más frecuentemente…”, por lo que surgieron conceptos como el de obsolescencia programada, que tiene por objetivo diseñar los productos para que sean desechados y para volverse inútiles lo más pronto posible, al mismo tiempo que se busca mantener la fe de los consumidores en los productos y la marca, para seguir comprándolos. Que dejen de servir es completamente intencional (sólo hay que ver la frecuencia con la que sale al mercado la nueva versión de iPhone y la ansiedad que genera en las mentes condicionadas y manipuladas de sus consumidores al no contar con el último modelo). Si ponemos atención, veremos como muchos artículos se descomponen después de que caduca la garantía. La obsolescencia percibida, por otro lado, consiste en que el consumidor perciba que un producto “está desgastado o está fuera de moda” aunque siga siendo funcional; lo que le quita atractivo. ¿Cómo nos convencen de esto?, cambiando la apariencia de las cosas; lo que es efectivo porque cada uno de nosotros, manipulados e inconscientes, le damos valor a lo nuevo, al último modelo, al auto del año, al último iPhone, a lo más reciente… no nos detenemos a analizar con inteligencia las consecuencias y el daño que generamos al participar de este acelerado ciclo de consumo. ¡Vivimos dormidos!, nos hemos enfocado en conceptos como más rápido, más barato o nuevo, y nos hemos olvidado de conceptos como más seguro, más sano, justo y sostenible... Así de sencillo.
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Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores