Diálogos de vida/Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Cada domingo en el espacio Diálogos de Vida, Santiago Heyser Sr. y Santiago Heyser Jr., ambos Coach de Vida certificados por la Federación Mexicana de Life Coaching, atenderán temas sobre la vida, sus problemas y una propuesta de solución. Si quieres que se atienda un tema o una situación en particular, escribe al correo: [email protected] (sin acento). Todos los correos serán contestados y las situaciones que destaquen serán publicadas en el espacio dominical de Quadratín. Los correos son confidenciales, no firmes con tu nombre, usa un seudónimo para que te identifiques con la respuesta, ej. “Creo estar enamorada… firma: Mal Correspondida”. Atentamente, Quadratín.
“La pareja I: Antecedentes”
En la actualidad, los términos pareja y matrimonio son parte de nuestra vida… pero no siempre ha sido así.
Como seres sexuales, la unión de un hombre y una mujer forma parte de la historia de la humanidad, no así el matrimonio y el compromiso. En un principio, podíamos encontrar sobre la tierra personas que se unían de manera diferente o que simplemente se apareaban pero no se unían, fue una época en donde el concepto de pareja simplemente no existía, como tampoco existía el concepto “familia”, ya que la llegada de un nuevo ser, en muchas culturas no estaba asociada a la relación sexual (Leer El Clan del Oso Cavernario de Jean M. Auel, antropóloga francesa). En esa etapa de la historia de la humanidad, la gente se unía para sobrevivir, para enfrentar depredadores, para ayudarse y cuidarse, el papel reproductivo de la mujer la circunscribía a una vida casi de encierro en cuevas en donde se dedicaba a actividades artesanales y a cuidar a los niños de la tribu, el hombre era cazador y proveedor y ello le daba el derecho a aparearse con cualquier hembra, las relaciones eran comunitarias, de hecho, no se tenía certeza alguna de quién era el padre de cada hijo, por lo que los hijos y su formación, eran responsabilidad de todos; la posesión y el celo no existían ya que no tenían sentido, se vivía bien y en armonía unos con otros respetando los liderazgos naturales, el más fuerte o el más inteligente era el macho alfa en la tribu. El afecto y la sexualidad era algo que se compartía, al igual que la comida. La idea de exclusividad no cruzaba por la mente, Esto era lo natural, y así lo fue durante miles de años.
Con el paso del tiempo los seres humanos se fueron asentando, formando así las primeras comunidades, aldeas y pueblos, dejaron de ser nómadas, floreció la agricultura, comenzó el trueque, nació la propiedad privada, el comercio, la adquisición de bienes, así como la segmentación de las clases sociales y castas; las cosas comenzaron a funcionar de manera distinta, en esta época se conformaban parejas y familias de forma libre y natural. Con el tiempo surgió una nueva necesidad, ahora había que resguardar los bienes y títulos adquiridos (la herencia de bienes y títulos), el concepto de familia tuvo un nivel de funcionalidad pragmático con un motivador económico y social, los apellidos tomaron una relevancia nunca antes vista, así como la necesidad de tener hijos varones para preservarlos, la mujer no contaba; la fidelidad era un asunto de certeza jurídica y consanguínea. El matrimonio se inventa como moneda de cambio para hacer asociaciones políticas y proteger los intereses personales de clanes y familias, se inventa el derecho de sangre para gobernar, avalado por la Iglesia, de hecho, los pobres no se casaban, no era necesario ya que no tenían bienes ni títulos que proteger o heredar. Pero nada de esto tenía que ver con el amor y muchas veces ni siquiera con los sentimientos de las personas que formaban la pareja y se casaban, había un materialismo intrínseco, así como intereses de terceros que “arreglaban” matrimonios para sus intereses personales. Esto era “lo normal”, y así lo fue durante cientos de años.
Llegamos a la modernidad, en donde la familia con base en el matrimonio, se convirtió en el eje de la sociedad y el contrato obligatorio para todos, entró la religión y afianzó el matrimonio como sacramento implicando relaciones que “no debían” disolverse por más dañinas que estas fueran, ello daba control civil y religioso.
Hoy las cosas están cambiando y el futuro se vislumbra diferente. Un gran porcentaje de las nuevas generaciones, no sólo están convencidas del daño que genera a la pareja el matrimonio como un modelo caduco y disfuncional, sino que se oponen abiertamente a él. Algunos jóvenes están formando familias en las que tienen mascotas en lugar de hijos para no frenar su desarrollo personal ni económico, mientras que otros, están regresando al pasado y tienen relaciones con varias personas, a este concepto le llaman poliamor.
Independiente de la historia y, aunque algunos ya no son partidarios del modelo de pareja, lo que es un hecho es que muchos de nosotros compartimos nuestra vida con alguien o queremos hacerlo, pero constantemente tenemos conflictos en nuestra relación; el matrimonio, con el cambio de roles del hombre y la mujer se ha vuelto disfuncional, la sociedad y las personas cambiamos, el matrimonio ¡No! Sobre ello platicaremos en los siguientes artículos, mientras tanto podemos ponernos todos de acuerdo en que: la única razón para vivir en pareja, es que se viva mejor que estando solo, si no, ¿para qué?…Así de sencillo.
Recuerda, si quieres que atendamos una situación en particular, escríbenos a: [email protected]
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.
Escritores y soñadores