Diálogos de Vida/Santiago Heyser Beltrán
“Especie Humana X: La farsa del Capitalismo III”
“Cuando nací, ya todo tenía dueño”, anónimo… Al privatizar el planeta perdimos la oportunidad de vivir conforme a nuestra naturaleza humana que tiene como base ¡La libertad!
Hoy vivimos en un mundo artificial y comercial en donde nos organizamos alrededor de una mentira: la promesa de bienestar para la especie humana.
Es un hecho que no todos nacemos en igualdad de circunstancias, la ilusión de los años 50’s y 60’s en donde estudiar y esforzarse garantizaban la movilidad social (el movimiento de las personas de un nivel socioeconómico a otro más alto), es cosa del pasado. Se supone que los sistemas socioeconómicos y políticos, más aún los sistemas “democráticos”, deben garantizar, con base en un trabajo de ocho horas, el acceso a una vida digna para todas las personas, pero, como sabemos y por lo que nos cuenta la historia, hasta ahora eso no ha sucedido… ni sucederá si no hacemos algo diferente. La posibilidad de mejorar la calidad de vida personal y de la familia, con el tiempo se ha reducido a la clase media alta y alta, siendo la clase media “una especie en extinción” en un mundo que cada día se polariza más, en el cual ya no solo le es insuficiente el ingreso de uno de los padres, sino que apenas se dan abasto para mantener su nivel de vida con el esfuerzo de ambos.
El propio capitalismo, así como la posibilidad de heredar, han destruido el escenario utópico en donde se supone se compite en igualdad de circunstancias y se premian la inteligencia y el esfuerzo. En un sistema en donde tu pérdida es mi ganancia, aunado a que el sistema favorece al que tiene más riqueza, la acumulación se ha convertido en el objetivo o aspiración humana. El resultado, es que cuando nacemos la tierra y sus recursos ya están repartidos, reparto que viene de generaciones pasadas, haciendo cada vez más difícil, para quienes nacen con desventaja el igualar las circunstancias con quienes tiene más; si bien hay excepciones, lo cierto es que la mayoría de las personas no tienen las mismas oportunidades, no por nada de acuerdo con la OXFAM (Oxford Committee for Famine Relief), el 1% de la población controla el 82% de la riqueza del mundo…¡Evidentemente algo está mal con nuestro modelo socioeconómico y las legislaciones sobre la herencia y la propiedad privada!
No solo la tierra y los recursos ya están bajo control de unos cuantos, en este mundo globalizado, los mercados también lo están. Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, expresó lo siguiente: “El fundamentalismo de libre mercado ha erosionado los derechos de los trabajadores y la seguridad económica, ha desatado una carrera desregulatoria hacia el fondo y una ruinosa competencia impositiva, y ha permitido el surgimiento de nuevos monopolios globales gigantescos”; lo que impide la proliferación de nuevos negocios y nuevas oportunidades para las actuales y próximas generaciones. Para alguien que nace e inicia su vida desde cero en un mundo en donde todo está repartido y los contratos ya están asignados, se vuelve imposible competir en condiciones de libre mercado, porque éste ya no existe más. Por ejemplo: imposible competir contra Walmart, Home Depot o Procter & Gamble iniciando un negocio desde cero, tampoco es posible competir contra los Oxxo´s o los 7-Eleven; los grandes volúmenes que manejan este tipo de corporaciones, son tales que les permiten comprar a precios más baratos, siempre generando inmensas utilidades que les permiten implementar estrategias comerciales de pérdida financiera (“inversión de mercado”), para eliminar a competidores y crecer su participación de mercado.
El daño que genera éste acaparamiento no es una lectura personal, en Estados Unidos, símbolo mundial del capitalismo y “libre mercado”, los legisladores de ambos partidos políticos comparten la animadversión hacia el poder de los monopolios y de algunas de las mayores empresas de tecnología. La realidad es que al no tener un límite, la depredación se vuelve inherente al capitalismo; el sistema económico que parecía prometedor y funcional hace 70 años, hoy se ha convertido en un modelo disfuncional que beneficia sólo a una pequeña minoría de la población mundial, lo que es inaceptable y nos obliga a reflexionar acerca de: ¿Por qué seguir viviendo bajo un sistema que está acabando con los recursos del planeta amenazándonos con la extinción; polarizando, dividiendo y confrontando a la especie humana y fomentando la desigualdad?… ¡Así de sencillo!
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