Diálogos de Vida/Santiago Heyser Beltrán
La “ley de la selva” no busca acumular; invocarla, es una argumentación humana para autojustificarse mientras se abusa de las demás personas para enriquecerse.
Con citas y parafraseando a Noam Chomsky, continuamos con los siguientes dos principios de diez, de La concentración del poder y la riqueza. Los primeros seis se encuentran en artículos anteriores:
7- Manipular las elecciones. «El costo de las elecciones se ha disparado tanto, que obliga a los partidos políticos a meterse en los bolsillos de las grandes corporaciones… El poder de los negocios se ha extendido mucho más de lo que siempre fue, esto es parte del círculo vicioso de la concentración del poder y la riqueza». En México, por ejemplo, los jueces de la suprema corte surgen de una terna que elige un presidente que llegó ahí porque fue financiado por empresas y/o grupos de poder. Para darnos una idea del costo de las campañas políticas, en las pasadas elecciones del 2018, el “gasto máximo” autorizado por el INE para cada uno de los candidatos a presidente era de 429.63 millones de pesos, todos los rebasaron. De ahí que: la lealtad del político (salvo contadas excepciones) siempre estará con quien lo puso en el poder, o peor, con quien pagó por ello.
Pero cuidado, no todo el problema es el sistema electoral, el problema, en esencia es el ser humano, somos nosotros, quienes a la primera oportunidad de sacar ventaja lo hacemos. “Gobernar, ser congresista o ser político”, implica estar en una posición privilegiada de poder para decidir “cómo cortar el pastel y a quién le toca el pedazo más grande”, en tanto, la sociedad queda vulnerable en todos los aspectos de la vida ante administraciones ineficientes, egoístas y corruptas que les defraudan.
Ideas como eliminar el financiamiento de los partidos políticos, controlar la contratación de medios y administrar los gastos de campaña desde el INE, igualar los presupuestos y facilitar la participación de candidatos independientes, son soluciones que mejorarían e incrementarían la legitimidad de la democracia, pero eso sería pedirle a los políticos que votaran por renunciar a inmensas sumas de dinero público y a tener menos poder … Recordemos la propuesta presidencial de recortar en un 50% el financiamiento a partidos,… rechazada por todos.
8- Mantener a la plebe tranquila. «Con todo y sus defectos, una fuerza organizada que tradicionalmente ha estado al frente de esfuerzos para mejorar la vida de la población en general y que también sirve de barrera ante la tiranía corporativa, es el trabajo organizado, los sindicatos, ya que entre otras, cuando no se corrompen, son una fuerza democratizadora que surge del derecho de la libre asociación. Por lo que eventualmente es la única barrera para este círculo vicioso que conduce a la tiranía corporativa.
Los sindicatos (honestos) proveen una barrera que defiende los derechos de los trabajadores y también los derechos populares en general, lo que interfiere, para bien, con los privilegios y el poder de aquellos que poseen y administran la sociedad.
El movimiento antisindical de las empresas ha estado presente por más de un siglo, la opresión al movimiento obrero y sus huelgas son comunes, ocasionalmente envueltas en violencia y tragedia para vidas humanas... Si ponemos atención, notaremos que cuando la policía aparece casi siempre es para proteger y defender a las empresas».
Hoy, en México sólo el 10% de la población económicamente activa pertenece a un sindicato, mientras que el modelo de “subcontratación” (outsourcing), que elimina prestaciones de ley y la antigüedad laboral del trabajador, entre otros, ha tenido un mayor auge debido a su incorporación en la Reforma Laboral del 2012 a petición del capital; llevando al trabajo subordinado a un modelo de esclavitud moderna.
Si bien, existen empresas y empresarios admirables con una conciencia social respetable, no son muchos, solo hay que ver las diferencias salariales (y los estilos de vida) entre el director general y el personal de limpieza. Mientras que cada empleado no reciba el dinero suficiente para vivir de manera digna y con calidad de vida, entendida como, con un trabajo de ocho horas acceder a: una casa digna para vivir, vestido, comida de calidad, educación de calidad, servicios de salud de calidad, empleo bien pagado, diversión, deporte y tiempo de ocio para descansar, soñar e imaginar, así como un entorno de seguridad y tranquilidad… mientras esto no suceda, significa que existe en mayor o menor grado un nivel de explotación. Que sea legal o que nos justifiquemos con el argumento de que “generamos empleos”, no significa que sea moral la forma en que lo hacemos. Quien no esté de acuerdo, póngase en los zapatos del trabajador... Así de sencillo.
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