Diálogos de Vida/Santiago Heyser
Celaya, Guanajuato, 9 de octubre del 2021
Veo y vuelvo a ver las imágenes del presidente Trump azuzando a sus huestes para tomar el Capitolio; contrasto con el orden en China y cuestiono la “democracia”.
¡No!, no soy un nostálgico ni comunista, tampoco afirmo que tiempo pasado fue mejor, simplemente, al ver el deterioro en la calidad de vida de las mayorías y las crisis de salud, economía, política, familiar y social que se viven a nivel mundial, no puedo dejar de contrastar con cosas que funcionaban y que al quitarlas degradaron nuestra vida social…
Empezaré por lo básico: A.- ¡La educación en el hogar!, antes se enseñaba el orden en la familia, las jerarquías, el respeto y cuando el crío se salía de control, amorosamente mi madre recomendaba “tres a color en las nalgas”, y de vuelta al carril; hoy, la constante es la falta de respeto que construye malos ciudadanos y adolescentes soberbios y mal educados. B.- Nuestros mayores nos enseñaban la cultura del esfuerzo; las cosas se conseguían con esfuerzo, a través del trabajo y si le sumabas creatividad e ingenio en el logro venía la recompensa; hoy todo es estirar la mano, no trabajar o conformarse con el resultado del menor esfuerzo. C.- La corrección al hablar, hablar bien era condición para tener éxito y progresar, las instituciones lo exigían, los locutores y comunicadores pasaban exámenes de español y si usaban mal el lenguaje les multaban, no existían expresiones como “tirititíto”, ni abreviaturas como “TQM”, eso nos daba identidad y claridad al comunicarnos, además estructuraba nuestro cerebro y ayudaba a ordenar las ideas y pensamientos, el hablar bien era una disciplina que ejercitaba la mente y ampliaba la cultura. D.- La educación en lo cotidiano era síntoma cultural y educativo: masticar con la boca cerrada, no decir groserías, usar cubiertos, lavarse las manos, ceder el asiento a los mayores, saludar y despedirse, bañarse diariamente, etc., todo ello facilitaba una convivencia en armonía y respetuosa, se convivía mejor. E.- Los policías de barrio cuidaban a las personas y los de transito no eran entrenados para extorsionar; el servicio público era respetado y daba prestigio personal, y F.- Ni que decir de las hoy ausentes clases de civismo, que ayudaban a construir ciudadanos dentro de un orden social que incluía de manera natural el respeto a las leyes y el orden público ¡Imposible pensar en el secuestro de casetas de cuota, bloqueos de carreteras, retener escuelas o tomar las vías del tren!... Todo esto funcionaba y nos permitía convivir mejor; de hecho, la educación era un factor que impactaba en lo social y en lo laboral; mi madre decía, lo que da identidad a las personas no es el dinero, ni la nacionalidad, ni el color de la piel, lo que une a la gente es la educación, la gente decente y educada de todo el mundo se hermana; lo sé, estimado lector, ya lo he mencionado antes, pero no está de más repetirlo para tenerlo presente.
Con esto en mente y con dos factores a tomar en cuenta: 1.- El crecimiento poblacional desmedido que hace inoperantes a las sociedades y, 2.- La naturaleza humana que tiende al caos y a la anarquía bajo la justificación de: “Yo soy así”; que parece justificar nuestros actos, se hace necesario un cambio y entender que por ello se hacen necesarias estructuras de gobierno y liderazgo que tengan como efecto el orden y el respeto cívico para alcanzar el bien común y niveles aceptables de convivencia; es en este sentido que retomo las estrategias de gobierno de China y Rusia vs USA y Europa, en dónde Francia está metida en un brete de reclamos sociales con los chalecos amarillos, en tanto renacen las propuestas de ultraderechistas y pronazis, tanto en USA como en Europa.
Platicando con mi hijo reflexionábamos desde el punto de vista ciudadano el comparar vivir en China vs vivir en México y la conclusión era: depende de tu posición personal, si eres empresario y clase media alta, lo mejor es México, si eres un pobre muerto de hambre (tenemos 20 millones en pobreza alimentaria), China es un mejor lugar para vivir sin carencias. Ahora bien, si nos ponemos en el papel del líder o gobernante, ¿qué camino tomaríamos?: ¿A.- El de las libertades irrestrictas que llegan al libertinaje, como secuestrar vías férreas, secuestrar o cobrar derecho de piso, o B.- El del orden y control para hacer viable al país y su desarrollo, con controles que limitan libertades, incluida la libertad de crítica y de expresión? Lo sé, “Ta´ caón”, diría el indito… no hay respuesta que satisfaga a todos, como no hay solución perfecta, por eso, en tanto encontramos una solución aceptable, no estaría mal desandar el camino e incluir en nuestro sistema educativo familiar e institucional, algunas de las cosas que funcionaban en el pasado… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador