Diálogos de Vida/Santiago Heyser
Se acaba el año, ¡un buen año! ya que condujo a la humanidad, por la pandemia, a la reflexión sobre lo que realmente importa en la vida, lo que nos permitirá corregir el rumbo.
R- Guarraguauuu, mi Santias, que bueno que lo ves así, ¡tienes razón!, la pandemia obligó a la raza humana a reflexionar sobre las tonterías que cometen en el día con día para tener más, de cosas que son inútiles para lo que es esencial: ¡Ser feliz!
S- Así lo veo, mi Rufo, de hecho, cuando educo a mis hijos, mi interés no es que sean ricos o poderosos, mi interés es que sean felices, lo demás es paja.
R- Grrr, pero no te hace ruido el “rollo religioso” de que: vivimos en un valle de lágrimas o que venimos a esta vida a sufrir, contrario al objetivo de ser felices…
S- No mi Rufo, por dos sencillas razones, la primera es que creo en un Dios amor, no en un Dios que disfruta mi sufrimiento y la segunda, que el Creador me dio la capacidad de razonar, de pensar por mí mismo para no tener que creer y seguir ideas o consignas ajenas. Me explico: soy un convencido de que uno de los valores inherentes a nuestra humanidad, ¡es la libertad!; la libertad es un motor tan poderoso que la gente arriesga la vida con tal de ser libres; consecuentemente, es de sentido común que, para ser libres, hay que pensar por uno mismo y no ser manipulado por otros, al margen como diría Anthony de Mello, de lo muy santificados que sean.
R- Guau, ¡ah jijos!, ¿entonces no crees en los curas y lo que dicen?
S- En general no, aunque tengo verdaderos amigos que son sacerdotes y que tienen mi cariño y mi respeto y de vez en cuando dan buenos consejos mundanos, uno de ello el Padre Pancho en Nahuatzen, Michoacán. Pero, a los curas que estimo y respeto, lo hago porque son hombres de valía y luchan por cosas que comparto, como la justicia y ayudar al prójimo, no porque sean sacerdotes; vamos, para ser más claro, no creo que haya representantes de Dios, para fines prácticos, mi relación con Dios es sin intermediarios, que, en mi opinión, toman ventaja de la ignorancia y manipulan a través del miedo con asuntos como el infierno y autonombrándose representantes del Creador ¡Vaya cachaza!. Tampoco creo, mi Rufo, en los santos ni en los milagros que les achacan, ni en la rezadera, los problemas se enfrentan actuando, no rezando. Lo que sí creo, es que las religiones (todas) y las iglesias (todas) mienten, manipulan y apendejan a los creyentes, al extremo de convertirlos eventualmente en fanáticos.
R- ¡Guau!, ¿entonces en que crees?, mi Santias.
S- Creo en el derecho de todos a tener una vida digna con un trabajo de ocho horas, creo que debemos cuidar la reproducción humana pues el planeta no es infinito, creo que todos debemos ser solidarios y ayudarnos, creo que la vida es un milagro y que nuestro cuerpo es un milagro que debemos cuidar, que nada tiene que ver con curas y religiones, creo que el amor nos es natural pero lo hemos distorsionado, creo que la sexualidad es un don a festinar y un puente para la ternura y el amor humano, no pecado, como lo es un abrazo; creo que los políticos honestos y eficaces son una realidad, pero son muy pocos y no se notan, creo que cada día debemos vivirlo como si fuera el último, creo que buscar poder o cosas materiales, además de ser una estupidez, nos corrompe, creo que la naturaleza es madre y debemos cuidarla como tal, creo, como expresó Steve Jobs, que la muerte es el mejor invento de la naturaleza pues permite la renovación y es por ello que también creo que el 2020 ha sido un buen año, pues la sacudida que nos ha dado la pandemia, nos lleva obligadamente a la reflexión sobre las cosas que verdaderamente valen la pena, como el amor de pareja, los hijos, la familia, un atardecer, bailar, respirar, reír… ¡En fin!, las cosas sencillas que no se compran con dinero, pero que le dan sentido a la vida, piensa en la sonrisa de un niño, un animalito jugando, el perfume de una flor, el vuelo de un colibrí, el sabor de un mango, un cielo estrellado, una bella melodía y algunas más que ahí están pero no disfrutamos a diario, como el oleaje del mar, una estrella fugaz, las abejas trabajando, un cielo rojo o la gratitud, sonrisa y abrazo de una persona a la que servimos o ayudamos… cosas que no se compran, pero que sin duda nos dan calidad de vida, en eso creo… ¡Así de sencillo!