Diálogos de Vida/Santiago Heyser
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“Especie Humana IX: La farsa del Capitalismo II”
“Gente millonaria, le paga a la gente rica, para que le diga a la clase media, que la culpa es de la gente pobre”, anónimo. Lo sorprendente… es que la clase media se lo cree.
Ante la falta de análisis y objetividad, el ser humano tiende a simplificar y etiquetar las cosas para sentirse cómodo y tener una falsa sensación de seguridad psicológica y pseudointelectual que le da tranquilidad al ego y satisface su necesidad de aceptación social en el grupo. De hecho, tengo la impresión de que hay una incomodidad intrínseca en las personas cuando de posiciones neutras se trata, de ahí que surjan expresiones como: “…si no estás a favor, estás en contra”, y sus derivados; ¿por qué tiene que ser así?, a lo mejor simplemente no estoy a favor de ninguna de las dos opciones o estoy en contra de las dos, o ambas me son irrelevantes. Al margen de los matices intermedios e independientemente del tema del que se hable, en general encuentro que la constante de éstas dos posturas, parecen estar relacionadas directamente con la conveniencia personal (egoísmo), por eso, si algo me conviene “estoy a favor” y si no me conviene “estoy en contra”. Por lo anterior, evidenciar el espejismo del capitalismo no es una posición antagónica, solo es una descripción de la realidad. Si viviéramos bajo un sistema capitalista regido bajo las condiciones del mercado, como se supone que debería ser, nuestras vidas no estarían condicionadas por un sistema económico condenado a la devaluación constante que sólo favorece a la oligarquía. Me explico: El sistema económico (grupo de poder) imprime e inventa dinero que no es real, de hecho el 90% del dinero del mundo hoy son bytes de computadora, dinero que pierde valor en función de la manipulación económica de instituciones financieras y de gobiernos.
En un sistema capitalista real, cuando un banco quiebra, cerraría sus puertas (como cualquier negocio particular), así se supone que son las reglas del capitalismo. El hecho es que las reglas no aplican igual para todos, el capitalismo es para el pueblo y para los grupos de poder aplica el socialismo corporativo, tan es así, que en las crisis económicas, con el dinero de la gente se rescata a las instituciones financieras privadas. Si no imperan las condiciones del mercado y las reglas no son las mismas para todos, la conclusión es obvia: ¡no es capitalismo!, punto. A quien le conviene este esquema, siempre defenderá la ilusión; a los que no nos conviene (las mayorías), deberíamos despertar, exigir y a través de la organización social provocar el cambio.
Claro que desde la perspectiva individual todo es relativo, por ejemplo, alguien que vive en “libertad” en un país “democrático” pero que se encuentra en condiciones de pobreza extrema, podría considerar que vivir bajo el régimen chino con la posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas pudiera ser una mejor vida, y seguramente lo sería; aunque para quien nació en una mejor cuna, sin demeritar su esfuerzo, y tiene la posibilidad de generar y acumular riqueza, prefiere las mieles del neoliberalismo (si es que éste término es adecuado describir el sistema actual bajo el que vivimos) aunque sea un modelo depredador que favorece a pocos a corto plazo, nos conduce al colapso como especie humana a mediano plazo y a la extinción en el largo plazo.
A primera instancia puede parecer sensato buscar sólo la conveniencia personal, pero desde la perspectiva de la especie humana, considerando a las demás personas, todos estamos obligados a reflexionar acerca del modelo en el que vivimos. Lo que no vemos, es que inclusive desde la perspectiva del interés individual, siempre nos va a convenir tener un entorno favorable y que a las demás personas les “vaya bien”; cuando la gente no tiene nada que perder y tiene la necesidad de sobrevivir terminará encontrando los medios para lograrlo en perjuicio de otros (de nosotros)… Reflexionemos, ¿y si mejor colaboramos para que todos podamos vivir con calidad de vida y en armonía?, seguro estaríamos mejor en lo individual.
Ayn Rand, máxima exponente del objetivismo filosófico, expresó en 1950: “Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que se están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”… ¡Así de sencillo!
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