Diálogos de vida/Santiago Heyser
“No matrimonio”
Cada domingo en el espacio de: DIÁLOGOS DE VIDA, sin tintes religiosos y bajo la batuta de Santiago Heyser, Coach de Vida certificado por la Federación Mexicana de Life Coaching, atenderemos temas sobre la vida, sus problemas y una propuesta de solución.
Si quieres que se atienda un tema o una situación en particular, escribe al correo: [email protected] (sin acento) Todos los correos serán contestados y las situaciones que destaquen serán publicadas en el espacio dominical de Quadratín.
Todos los correos son confidenciales y por favor, no firmes con tu nombre, usa un seudónimo para que te identifiques con la respuesta. Seudónimos válidos son nombres de flor, de estrellas, planetas, animalitos, sentimientos o cualquiera no ofensivo que te haga sentir bien; ej. Creo estar enamorada… (Firma: Mal correspondida)
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Este domingo hablaremos del: “No matrimonio”; el próximo domingo hablaremos, del: ¡Si matrimonio!
En tanto ¡Se feliz!...
Atentamente
Quadratín
“No matrimonio”
Celaya, Guanajuato, 29 de junio del 2019
Cuando el amor hay que ponerlo en un contrato, deja de ser amor (Anónimo).
Les comparto, soy un fanático del matrimonio, con decirles que me casé dos veces,… también les comunico que me divorcié dos veces, las dos por la misma razón: ¡Porque me casé!;… honrando así la cita de Groucho Marx: “El matrimonio es la principal causa del divorcio.”
Empezaré describiendo lo que es el matrimonio, cito de Wikipedia: “El matrimonio (del latín: matrimonīum) es una institución social, presente en gran cantidad de culturas, que establece un vínculo conyugal entre personas naturales, reconocido y consolidado por medio de prácticas comunitarias y normas legales, consuetudinarias, religiosas o morales. La unión matrimonial establece los derechos y obligaciones, mismos que varían considerablemente según las normas que lo regulan en cada sociedad.”… ¿Quedó claro?, la unión matrimonial establece derechos y obligaciones y ahí está el problema; la naturaleza del ser humano está asociada a la libertad, y las dos instituciones, pilares de la cultura occidental, la religión y el matrimonio: ¡Restringen la libertad!, es decir, de acuerdo a nuestra naturaleza el ser humano (hombre o mujer) aspira a ser libre, nació para ser libre y busca ser libre y la institución del matrimonio establece compromisos que coartan esa libertad. No es entonces de sorprender que por su naturaleza el matrimonio induzca a la mentira (para actuar con libertad), al divorcio (para recuperar la libertad) y a la pérdida del amor (que solo florece en libertad).
¡No!, no estoy ni a favor ni en contra del matrimonio, simplemente digo que en estos tiempos ya no funciona, que lo que aporta (la complementariedad a cambio de obligaciones) no se compara con lo que se pierde (la libertad)… ¿Cómo que en estos tiempos?, preguntaras, ¿qué acaso no somos los mismos humanos los de hoy que los que éramos en el pasado?, sí y no; para empezar, durante miles de años los humanos del pasado no se casaban, la unión de un hombre y una mujer era libre y la corresponsabilidad con los críos era espontánea y natural y muchas veces social, es decir, en algunas sociedades era tarea comunitaria cuidar a los niños. Lo natural lo describe perfectamente el poeta Joaquín Sabines: “Con dos en una cama no hacen falta testigo, cura y juez.”… El problema, como todo lo que hoy nos aqueja, fue cuando empezaron las luchas por el poder y la riqueza, lo que derivado de las “uniones conyugales” generó contratos, convenios o acuerdos de compromiso y de definiciones económicas entre los esposos ricos; es decir, el “matrimonio” era un acuerdo entre gente de dinero y poder para definir reglas de herencia, los pobres no necesitaban de ello, por eso no se casaban, lo que no era mal visto. Por cierto, para quienes no se hayan dado cuenta, el matrimonio nada tiene que ver con Dios, ya que de otra manera desde el principio de los tiempos Dios lo hubiera instituido y no fue así, entendamos, eso del matrimonio religioso como sacramento y como institución divina es puro cuento, como la historia de Adán y Eva.
Otro aspecto que sustenta la propuesta del no matrimonio es el cambio de roles; aun cuando el matrimonio fue inventado y nada tiene de divino, durante siglos cumplió una función social para dar estructura jurídica a la familia como célula base de la sociedad moderna, lo que en su momento fue útil, ya que el matrimonio cimentaba el control del padrón ciudadano, así como las actas de nacimiento fincaban los derechos ciudadanos y de herencia de los hijos y las responsabilidades de educación y manutención de los padres, lo que permitió o facilitó el desarrollo de los grandes núcleos humanos dentro de un marco legal (eso que hoy llamamos sociedades). En el pasado, los roles estaban predeterminados y permitían una “buena vida” de acuerdo a los cánones jurídicos, sociales, culturales y religiosos de la época; así la gente cumplía su rol de ciudadano, mientras el hombre basado en la institución matrimonial era cabeza de familia en tanto la mujer cumplía el rol de ama de casa y de madre, lo que le daba una jerarquía dentro del grupo familiar, abajo del varón, pero arriba de los hijos y eso era suficiente para vivir bien; por cierto, existían también otro tipo de incentivos como el cariño y el reconocimiento que complementaban el marco en el que se desenvolvía la mujer…
Pero eso cambió, la lucha de género y las feministas buscaron igualdad, en adición, el modelo económico depredador e inmoral, obligó a la mujer a salir de casa para incorporarse al mundo laboral (abandonando en parte el cuidado de los hijos y su educación como ciudadanos), desde donde, con derecho, aspiran a la igualdad con el hombre: ¡En todo!, dando pie a luchas de poder dentro del matrimonio, lo que rompió con los tradicionales roles de padre y madre e hizo inoperante la institución matrimonial con la que vivieron nuestros abuelos y bisabuelos, en otras palabras, el matrimonio dejó de ser funcional, lo mismo que la virginidad (uno de sus pilares); y así, ambos, el matrimonio y la virginidad quedaron obsoletos. La liberación femenina trajo como consecuencia la liberación sexual de la mujer y el fin del matrimonio tradicional, aun para los que hoy no lo quieren ver o aceptar… ¡Así de sencillo!, pero de ello seguiremos platicando la semana entrante…
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser
Coach de Vida