Del error a la incertidumbre
Fallida respuesta de la presidenta Sheinbaum al presidente electo Donald Trumpcuando amenazó con imponer aranceles a los productos de Canadá y México. Caer en la provocación es la peor de las posturas, lo ratificó la llamada días después en la que Trump tergiversó la conversación en temas fundamentales como afirmar que la presidenta Sheinbaum estaba de acuerdo con cerrar la frontera. Ahora ha recompuesto el camino, pero la incertidumbre se impone.
Más allá del error de engancharse con las declaraciones del presidente electo, no fue correcto responder a partir de una premisa falsa que consistía en concluir que como en los dos temas fundamentales -la expulsión de migrantes y la imposición de tarifas- afectaban a la economía norteamericana debieran tomarse con reserva. Por cierto, tampoco la reforma judicial iba en beneficio de los mexicanos y el régimen determinó llevarla adelante; significa que los gobiernos no siempre actúan a partir del interés general, menos cuando hay de por medio una fuerte carga ideológica.
El secretario Marcelo Ebrard y la presidenta Sheinbaum hicieron su caso ante los medios de comunicación, sin mucho impacto en los inversionistas o en la opinión pública norteamericana. Es un error subestimar a Trump y todavía más suponer que no actuaría de acuerdo a su dicho, que lleva implícito que Trump 2 es igual a Trump 1, sin considerar el cambio radical en la situación, como es contar con mayoría en el Congreso y que no ha habido ninguna moderación en sus palabras y en la designación de sus colaboradores, más allá de las cordiales expresiones hacia la presidenta Sheinbaum.
No es fácil lidiar con la incertidumbre. Atemorizar a los mercados no es lo mejor; además, quien gobierna debe concitar confianza y tranquilidad en los mexicanos. En eso no lo hace mal la presidenta. La mejor muestra de las dificultades y riesgos para actuar ante Trump sucedido con Justin Trudeau, quien se precipitó para intentar negociar en una intempestiva y forzada visita a Mar a Lago, Florida. La humillación al país y al funcionario fue el resultado. No entendió que para el presidente era un rival ideológico y próximo a ser derrotado electoralmente. Su renuncia no debe sorprender.
Tema han sido los intereses económicos de las empresas norteamericanas en el acuerdo comercial. Sin duda son aliados, pero muy limitada su capacidad para contener al presidente Trump, quien les ha reconvenido por cerrar plantas en EU e impactar el empleo con inversiones en México y Canadá. La racional de los elevados costos no es aceptable para Trump, su movimiento ni para la mayoría de los norteamericanos. Por la misma consideración, el beneficio a la competitividad de las empresas norteamericanas por los migrantes ilegales carece de relevancia política, o económica para las empresas, no para los trabajadores.
Es una dificultad mayor entender a Trump 2. Su objetivo es transitar a un nuevo paradigma, como también hiciera López Obrador en México respecto a la política de gasto, el tema de seguridad pública y los fundamentos del régimen democrático, independencia de los órganos electorales y la constitucionalidad garantizada por un poder judicial autónomo e imparcial. Pocos previeron que estuviera decidido a transformar el régimen; igual está ocurriendo con Trump y la deportación masiva de migrantes que, así como reducir el déficit comercial se vuelven relevantes en su visión del futuro de EU.
Para entender a Trump es necesario tomar en serio su determinación de cambiar el sistema económico y la manera como EU se relaciona con el mundo. Un error que todos sus dichos son baladronadas que en nada quedarán. Ahora más que siempre repudia el libre comercio, rechaza la presencia de migrantes ilegales en territorio norteamericano y considera que los grupos criminales son organizaciones terroristas, arrogándose el derecho de atacarlas donde se encuentren y con todos los medios al alcance.
Trivializar las palabras de Trump es un error, también descalificar a la oposición por un posicionamiento inexistente a favor de la intervención militar de EU. Más allá de los temas de migración, seguridad y comercio están los intereses históricos de seguridad regional que obligan a la potencia militar a entender que peor sería perder los términos de un entendimiento que hace de México un buen y confiable vecino.