Cotija de la Paz respira dignidad/Gerardo A. Herrera Pérez
Gerardo A. Herrera Pérez.
Entrar al Palacio Municipal de Cotija de la Paz, y al subir por su angosta escalera al segundo nivel, las personas pueden apreciar un gran mural, el Mural del Tiempo. El Mural plasma parte de la historia de Cotija, fue diseñado y realizado por el Maestro Roger Fabián.
La historia de Cotija, no se reduce como muchos pueden pensar a su gastronomía y el queso Cotija, no, desde luego que no, hacer estética y buscar la belleza en el Mural del Tiempo nos permite rescatar la historia que pone orgulloso a quienes son oriundos de aquellas tierras; tierras de hombres y mujeres que han contribuido al desarrollo de la región.
El Mural explica al Cotija desde la prehistoria, pasando por la Colonia, la Independencia, los grandes hombres de letras, benefactores, aquellos que han dejado un legado para la humanidad y para éstas tierras. Destaca Don José Rubén Romero quien fue político, poeta y escritor de la gran novela “La vida inútil de Pito Pérez”, un novela importante desarrollada en Santa Clara del Cobre; también es hijo de Cotija, el Gran Mimo, Mario Moreno, “Cantinflas”; así como cinco obispos, entre ellos Monseñor Rafael Guizar y Valencia, que fue beatificado y convertido en Santo por el Papa Juan Pablo II; también tiene personajes controvertidos como el Padre Marcial Maciel de los Legionarios de Cristo, que fundo una congregación mundial y que en el centro de Cotija, se erige un gran Centro Cultural de Santa María de la Montaña, que en su momento fue visitado por cientos de miles de personas de todos los continentes del mundo, pero principalmente de Europa, América Latina y el Caribe. Otra beata es la Madre María Vicenta de Santa Dorotea Chávez Orozco.
El misticismo continúa vigente, la última misa del día es atendida de manera especial, se tocan las campanas al concluir la celebración, las personas detienen su paso al escuchar el repique de las campanas, los hombres se descubren la cabeza y se persignan, al escuchar la última campanada vuelven a cubrir su cabeza y siguen su camino. Es un ejercicio de respeto al creador, un ejercicio de agradecimiento por la vida.
Su hermosa Plaza de Armas o Alameda, con un Kiosko central, sus bancas dispuestas para recibir a propios y visitantes parece seguir esperando, se quedó intacta; los domingos genera una verdadera verbena en dicho espacio público; los domingos por las tardes se mantiene la costumbre de que los hombres avanzan sobre la posición contraria sobre la que avanzan las filas de mujeres; los varones arrojan confeti a las mujeres, aquellas que logran tener más confeti en la cabeza son las más hermosas, y las más reconocidas por su belleza y por su don de gente. El decir, la belleza de la mujer continúa siendo un atractivo para el ejercicio de la comunalidad de Cotija.
El Centro Histórico de Cotija es otra delicia a la vista, es la belleza que nos transporta a la historia y nos indica la grandeza y riqueza que en dicho lugar se vivió por años. Es digno de admirarse la entrada al Panteón, la Parroquia de Nuestra Señora de Pópolo, el Portal Hidalgo, o el Puente Matamoros, y otros más, mismas que fueron realizadas bajo la supervisión de José María Yerena.
Caminar entre las angostas calles de Cotija, te hace pensar cómo se vivía en aquellos tiempos de la colonia, de la independencia, de la revolución en esas casonas de fachadas impresionantes, te hace pensar cómo se realizaban las dinámicas sociales, y te hacen pensar que muchas de aquellas prácticas siguen vigentes, como el que los niños de los colegios atendidos por religiosos escuchen misa insitu en la Iglesia de la Parroquia de Nuestra Señora de Pópolo, atendiendo a su derecho a la libertad de creencia religiosa.
Fue interesante escuchar muchas anécdotas vividas en Cotija, desde las relacionadas con los grandes hombres y sus riquezas, como aquellas vinculadas con la gastronomía. En este sentido es una delicia poder comer las tostadas de lomo, o bien de aguacate, de consumir los caldos o menudos, de saborear aquellas trenzas de pan y aguacatas que son una delicia al paladar, también saborear sus dulces de leche y natillas, así como su rompope, y desde luego el queso que le dio fama a Cotija.
Yo me quedo en Cotija, porque Cotija me dio su corazón; me quedo en Cotija, porque Cotija está llena de gente buena, de gente que trabaja para sacar adelante a sus hijos, de personas que se han formado en espiritualidad y que ejercen con sentido de responsabilidad los valores, los principios y las virtudes sociales.
Regresaré a Cotija, porque Cotija me recibió con los brazos abiertos, así lo hizo su presidente municipal Aurelio Santos Contreras y su regidora Susana; regresaré porque hay mucho por hacer y construir, regresare porque Cotija encierra la magia de un pueblo que sin ser mágico te atrapa con sus usos y costumbres, regresaré a Cotija porque debo seguir trabajando a favor de la población y coadyuvar a la formación de los servidores públicos y de la población.
Me reitero satisfecho de Cotija, porque se llevó a cabo una Jornada por los Derechos Humanos y la no Discriminación, que fue impulsada entre las autoridades municipales y el Órgano Autónomo de Derechos Humanos, en dicha Jornada se logró atender a grupos en situación de vulnerabilidad, al cuerpo de la Policía Municipal, así como a los Servidores Públicos Municipales y a alumnos y alumnas de educación básica. Es decir, en dos días se pudo trabajar de manera intensa y con una gran calidad de los contenidos que se revisaron en cada uno de las conferencias o talleres.