Convivencia, fraternidad y participación en Tzintzuntzan
La amistad es un valor que se construye en el día a día; es también un elemento clave para la convivencia social, permite la integración fraterna y logra transitar a la participación social de la comunidad.
El día de hoy, y en un ejercicio transparente, generoso y de respeto por la otredad, nos reunimos en Tzintzuntzan, es un hermosa finca: Marx, Luis Felipe, Santos, Carmen, Laura, Luis, Pablo, Gerardo, Víctor; la ocasión no era menor, celebrar la amistad y fortalecer los lazos de comunicación para avanzar en la consolidación de formas de reconocimiento de los participantes a partir de compartir sus saberes en un construcción dialógica.
Ha sido muy importante escuchar las diversas reflexiones que en reunión se pueden compartir con los pares, al momento de ingerir los alimentos tradicionales de la milpa por la temporada: elotes, tortillas de prensa, chiles güeros, corundas, frijolitos, productos cárnicos, agua de granada y como postre la pera en dulce, pan de rancho, café de olla y pastel.
Los temas que se reflexionaron durante la reunión de convivencia, permiten conocer el pensamiento de la otredad, también, nos acerca a identificar los valores, principios y virtudes sociales en los que se desenvuelven las personas, tanto hombres como las mujeres en una brecha generacional y de ciclo de vida; escuchar la importancia de generar tolerancia, es decir, reconocer las diferencias, pero comprender que unos y otros tenemos los mismos derechos nos acerca; abordar en los diálogos situaciones que nos permiten presentar nuestros deseos, nuestras capacidades, la pericia adquirida por la experiencia, las habilidades, conforma la “expertise” con la que vivimos y podemos compartir con la otredad.
Los temas abordados fueron diversos, pero todos ellos nos acercan a pensarnos, despensarnos y repensarnos en lo que deseamos hacer de nuestro tiempo en beneficio de los demás; así, Pablo, logro impresionarnos con su capacidad para presentar, en una extraordinaria mesa y banca de yarin (corazón de pino) una delicia de carnes marinada con especies, romero e ingredientes secretos que dieron a la carne un tono delicioso cuyo aroma invitaba a disfrutar de semejantes manjares. Las proteínas fueron acompañadas de frijolitos de la olla, con salsas molcajeteadas, chiles güeros, tortillas de prensa, elotes cocidos, el postre y el café de olla, en ello, la mano de Carmen expresó su conocimiento para abordar el arte de la cocina tradicional michoacana y ofrecer a los comensales su gusto por la cocina y el respeto a la comida purépecha.
Durante la comida, tuvimos la oportunidad de escuchar las reflexiones de Santos, cuya experiencia y sabiduría plantea la importancia de impulsar modelos curriculares de educación superior para la sustentabilidad de la cuenca de la zona lacustre del hermoso Lago de Pátzcuaro; una gran oportunidad para las generaciones por venir, lograr un conocimiento sustentable a partir de impulsar procesos de carácter orgánico. Por su parte Carmen nos compartió que su manera de atender el ocio es bordar, porque ahí expresa sus emociones y la pasión que siente por el bordado al grado de olvidar en esos momentos cualquier otra cosa que no sea estar vinculada con la manta, los aros, y la paleta de hilos multicolores que con gran destreza enhebra en su aguja para producir nuevas formas de la realidad incorporadas a la tela y donde ella misma se reconoce como mujer.
Pablo nos comento acerca de su talento y emoción que le da estar al frente de la parrilla, atendiendo la preparación de alimentos, que constituye para él, una expresión de atención para la otredad y una manera de contar con vocación de servicio.
Para Luis Felipe, la oportunidad de avanzar en sus proyectos turísticos y de servicios para atender a quienes desde lejanas tierras desean de conocer de los usos y costumbres de la población purépecha, generando las condiciones de hospitalidad, calidad y calidez para recibir a quienes se sienten atraídos por la magia del lago de Pátzcuaro y la zona lacustre. Así como para Gerardo mi tocayo, quien prepara las posibilidades de progresividad a proyectos de ingeniería en la producción de alimentos cárnicos, para que pueda degustar la población en diferentes lugares de alternativas de productos sin conservadores, cuidando con ello, la alimentación y nutrición de las personas, disfrutando del auténtico sabor tradicional michoacano.
Por su parte Marx, nos comparte de sus actividades de sus funciones en el agro michoacano, su amor y disposición de continuar trabajando colaborativamente con diferentes grupos sociales para darle viabilidad a las diferentes necesidades de la población en el campo. Por su parte, Víctor y Luis, jóvenes aun, atentos a compartir la vocación de servicio en la que se les ha formado en cada uno de sus espacios familiares. Para Laura, su sonrisa, su calidez humana, que integra perfectamente a este ensamble de seres humanos, que buscan contribuir en la convivencia, la fraternidad y la participación social.
Seguiré insistiendo en la importancia de construir espacios para la equidad, participación e inclusión de las personas; regresar a Tzintzuntzan a disfrutar de los alimentos mediante invitación por los anfitriones, Santos, Carmen y Felipe, nos da la gran oportunidad no solo de recordar, sino de planear nuevos encuentros en otros espacios para la convivencia, y continuar pensando que un mundo mejor es posible, un mundo en donde los derechos humanos se respeten por parte del servicio público, donde existe la equidad de género y las perspectivas de género, donde hay condiciones para impulsar la cultura de la paz y la convivencia y sobre todo en la comprensión de la sostenibilidad, porque todos, todas, todes, somos naturaleza, y su importancia en la espiritualidad.
Un mundo, donde el diálogo es una manera permanente de comunicación para la resolución de conflictos en equidad, en un diálogo, como el que establecimos sobre una gran mesa de corazón de pino, es decir, de yarín, un diálogo horizontal, en complementariedad, lo que sabes tú desde el conocimiento, lo que sabemos nosotros desde nuestros saberes, un diálogo en ecología de saberes, un diálogo en alteridad, en intersubjetivación, en tolerancia porque todos nos podemos respetar en nuestras diferencias que las reconocemos pero que al igual aceptamos que unos y otros tenemos los mismos derechos y al ser género humano todos somos iguales, y ello nos permite reconocer el respeto a la otredad.
Es decir, cada vez que tengo la manera de convivir, me pregunto si es que estoy impulsando procesos de empoderamiento y desde la perspectiva de Rowlands; por ello, autores como Rowlands, J. en su texto “Empoderamiento y mujeres rurales en Honduras: un modelo para el desarrollo”, expresa que el empoderamiento es un proceso que integra distintas formas de poder: “poder sobre”, “poder para”, “poder con”, “poder desde dentro”.
Es decir, una manera de autoconocernos y comprender la importancia de que somos los hombres los que hacemos subordinación y dominación de los cuerpos de las mujeres, generando con ello, desigualdad, pero al utilizar el poder para promover nuevas posibilidades sin que exista la desigualdad, o dominación, pero también el poder con la otredad, para alcanzar el propósito que los esfuerzos compartidos dan resultados, es decir seguir en valores de comunalidad y finalmente el poder desde dentro del grupo social, genera la autoevaluación que permite otorgar el igual reconocimiento a las demás personas.
Esto viví ayer, por eso lo escribo, porque hubo un empoderamiento, donde han sido los hombres los que tomaron los hilos en la preparación de los alimentos y los quehaceres domésticos, y ofrecieron a quienes ahí estuvimos en convivencia, aportando experiencias, los saberes, la vocación de servicio, sin un ejercicio de subordinación y desigualdad, sin estereotipos, y de masculinidades hegemónicas, con mandatos masculinos, para someter, controlar o disciplinar los cuerpos del otro.Por eso insisto que la vida, tiene posibilidades, al continuar pensando que para hablar de los social, tenemos que aludir a nuestras raíces biopsicosociales-ambientales, solo de esta forma comprenderemos la importancia de realizar actividades sociales pero siempre en unicidad con la naturaleza, siempre en simbiosofía cuidando de todos acompañarnos para una verdades sostenibilidad, para esta generación que incluya a nuestros hijos y nietos de los que ahí estuvimos y para las próximas generación para los hijos y nietos de aquellos que aun en su niñez y adolescencia harán nuevas familias. Esto es Tzintzuntzan, pueblo mágico.