Contrafilo/José García Segura
Columna CONTRAFILO. 18 de junio.2020
CONTRAFILO
¿Jueces sin rostro?
José García Segura.
Circula en Redes una fotografía del presidente Andrés Manuel López
Obrador, de pie, apoyado en un atril, como enviando un mensaje.
Sentada, y cobijada a todo lo que da con un rebozo, al parecer
guardando la “sana distancia”, aparece la Ministro de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (en retiro) y secretaria de Gobernación, Olga
Sánchez Cordero.
Entre doña Olga y el presidente de México se observa un nicho con la
Bandera nacional.
A los pies de la encargada de la política interior de nuestro país hay
un bote tamalero con cartulina verde, leyenda manuscrita y hartas
faltas de ortografía: “ricos tamalez de chilpilin y atole de guayava”.
Se trata, seguramente, de una foto truqueada.
Lo que no tuvo truco fue el silencio que Olga Sánchez Cordero ha
guardado desde el martes, cuando sujetos armados asesinaron, en su
casa de Colima, al juez Uriel Villegas Ortiz y a su esposa, Verónica
Barajas.
Para el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, se trata de
un crimen de Estado.
“Que no haya duda que éste es un crimen de Estado y que cuando hay un
crimen de Estado, todas las instituciones del Estado mexicano
estaremos del mismo lado. Aquí no caben las diferencias, no caben las
políticas, no caben ninguna otra distracción y estaremos muy atentos
de cómo se vienen desenvolviendo éstas investigaciones”.
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión; es decir, el Poder
Legislativo, condenó, en los mismos términos, el artero crimen.
El presidente Obrador apenas comentó que el suceso de Colima “es un
crimen atroz, condenable”.
El Poder Judicial, al que pertenece la secretaria Sánchez Cordero,
reporta la muerte, a balazos, de ocho de sus integrantes en al menos
dos décadas: Pedro Villafuerte, acribillado en Morelos; Sergio Novales
Castro, torturado en Sonora; Benito Andrade Ibarra y Jesús Alberto
Ayala, baleados en Sinaloa; René Hilario Nieto, baleado en el Estado
de México; Carlos Elarza Amores, emboscado en Nayarit; Vicente
Bermúdez, del Estado de México, con un tiro en la cabeza.
Este martes, en Colima, el juez Uriel Villegas Ortiz y su esposa,
Verónica Barajas fueron baleados en su casa.
No se usted, pero ante la violencia que azota a nuestro país, el
Estado está hoy, más que nunca, obligado a garantizar la seguridad de
los mexicanos.
La pregunta es si queremos jueces y magistrados sin rostro para México
o deben andar equipados con vehículos blindados, escoltas y chalecos
antibalas.
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