Contexto
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA XCXXXIX… El agotamiento de las conferencias mañaneras y el freno a la violencia y a la delincuencia, son prioridades que demanda la sociedad.
¿Ya llegó a su agotamiento la mañanera? ¿No se puede responder con información veraz lo que piden y exigen los medios y la sociedad? ¿López Obrador debe responder con un discurso desgastado, repetitivo, agresivo y mentiroso cuando se le cuestiona? ¿Tiene alguna utilidad escuchar preguntas a modo de incondicionales que no son reporteros sino más bien gestores? ¿O es importante escuchar cumbias, corridos, propuestas de espectáculos populares o campañas de desprestigio o respuestas insultantes, difamatorias o burlonas? ¿Alguien le cree a su supuesta honestidad valiente?
En realidad, sus conferencias de prensa son un verdadero lodazal, repetitivas, agresivas, insultantes, declaraciones que a más de cuatro años sigue justificándose de que “los conservadores” le dejaron todo mal y que, ahora, “lleva tiempo” corregir el rumbo del barco, al que está hundiendo día con día. Dice y sostiene que su gobierno tiene cinco propiedades: El combate a la pobreza, combate a la inseguridad, combate a la corrupción, garantizar el bienestar y la felicidad del pueblo. Ninguna ha cumplido.
Y todavía se atreve a comentar ufano:
“Ya se echó a andar este proceso (¿de transformación o destrucción?), pero lleva todavía más tiempo. Nos faltan 23 meses, menos de dos años, pero vamos a hacer todavía muchas cosas. Y estoy muy contento, porque hay relevo a la vista. Eso pues es una garantía de que vamos a seguir adelante transformando al país. Yo ya no voy a estar, porque me voy a retirar, entrego la banda a finales de septiembre y me jubilo y políticamente desaparezco, no vuelvo a opinar, no quiero ser cacique, caudillo, líder moral, ya no puedo dar consejos, no voy a hablar de política, ni siquiera con mis hijos, con mi familia, nada, ya termino mi ciclo y ya van a venir otros.
Por ejemplo, en este sexenio, el país enfrenta una grave crisis de desapariciones forzadas, con más de 106 mil personas desaparecidas, además de que hay también más de 52 mil cuerpos sin identificar. También, fallecieron poco más de 720 mil personas como consecuencia del manejo de la pandemia del Covid-19 y sus secuelas. Eso sin contar, otros fallecimientos a causa de falta de medicamentos y atención médica eficiente y oportuna.
La crisis económica, el disparo de la inflación, el desempleo abierto, el aumento desmedido de la inseguridad y la violencia, así como una mala conducción en las fronteras ha provocado una severa crisis migratoria que ha confrontado al gobierno mexicano no sólo con Estados Unidos, sino también con Canadá y otros países y las gestiones de la administración de López Obrador con los países expulsores de migrantes han sido hipócritas y más que complacientes.
Otro tema público que nos debe de preocupar tiene que ver con las reservas internacionales del país, las cuales han presentado a lo largo del sexenio una disminución y solamente ha habido un aumento en las remesas que envían nuestros connacionales. Por cierto, ha aumentado el número de mexicanos, principalmente de las zonas más pobres y marginadas del país, que han decidido sumarse a las grandes caravanas de migrantes que buscan llegar a la unión americana. El número de detenidos y expulsados en los últimos 24 meses, por parte de las autoridades migratorias estadounidenses, son verdaderamente impresionantes.
Lo más grave del asunto migratorio, es que hay en nuestro territorio alrededor de 140 mil migrantes venezolanos a raíz de este cambio en la política migratoria de Estados Unidos, muchos de los cuales denuncian, sin razón, que han sido expulsados de Estados Unidos, y se están concentrando, en municipios de la frontera, tanto en el norte como en el sur del país, generando problemas severos y colapsando a las administraciones de los ayuntamientos, porque no reciben la ayuda suficiente de los gobiernos estatales y federal.
Aunado a todo ello, el necio de Macuspana dice que todo está a toda madre y se niega hacer modificaciones en su gobierno. Llama la atención que a nadie le quiere hacer caso para modificar su estrategia de seguridad y llevamos más muertos que cualquier frente de guerra como el de Rusia y Ucrania.
Hace apenas unos días, en Washington, durante la reunión de gabinetes de seguridad entre México y Estados Unidos, los funcionarios de López Obrador enfrentaron con mayor vulnerabilidad política a sus contrapartes, al realizarse en un contexto de humillación para el Ejército y las fuerzas federales por la sumisión, por omisión, ante los cárteles de la droga. El hipertexto lo proveen los correos de la Secretaría de la Defensa Nacional hackeados por el grupo que se autollamado Guacamaya. Son millones de mensajes extraídos de sus sistemas de seguridad, pero unos cuantos, encontrados al azar en un inmenso volumen de 36 mil documentos, que son la primera puerta que abrió Guacamaya mientras se terminan de descargar los seis terabytes que ha proporcionado selectivamente y abrieron una ventana a la información sobre el crimen organizado.
Se confirmó que el Ejército tiene el mapeo preciso de todos los cárteles de la droga, las bandas criminales que están asociadas a estas grandes organizaciones, las redes de protección institucional que incluye protección de gobernadores, la compra de alcaldes, diputados y regidores, sus sistemas de inteligencia para saber los pasos y planes de grupos de interés y sociales.
No obstante, lo anterior, llamó la atención a propios y extraños que no se haya hecho para frenar a esos grupos afines al partido Morena y que la violencia continúa creciendo en el país y los cárteles de la droga siguen ampliando sus territorios en lucha permanente por conquistar más. Es el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es donde se ha registrado el mayor número de muertes en tiempos de paz, aunque se vive una especie de guerra civil entre criminales, donde el Estado mexicano es, básicamente un testigo pasivo.
Por eso el pasado 17 de octubre, la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús emitió un comunicado donde señaló que ante la publicación de diversos documentos militares que hacen referencia a la labor del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro-Juárez (Centro Prodh) y a los hechos de Cerocahui, “respaldamos el trabajo que por casi 34 años ha realizado el Centro Prodh. Rechazamos que, en documentos castrenses, se le clasifique como “grupo de presión”. Lamentamos que las declaraciones públicas de los integrantes del Centro sean objeto de monitoreo intensivo, lo mismo que las declaraciones de las víctimas a las que acompañan.
La Compañía de Jesús recordó que el trabajo civil de defensa de derechos humanos y el acompañamiento a víctimas “es fundamental para la consolidación del Estado de Derecho y la democracia en nuestro país.
“Nos indigna el contenido de los documentos militares relacionados con el caso de Cerocahui que se han hecho públicos. De acuerdo con la información difundida en medios, estos indicarían que el Estado mexicano identificó, con antelación, las actividades delictivas en la sierra Tarahumara de quien a la postre perpetraría el homicidio de nuestros hermanos Joaquín Mora y Javier Campos, mismo que a más de cien días sigue impune. De haberse actuado en consecuencia, la tragedia probablemente se hubiera evitado. Adicionalmente, expresamos nuestra preocupación porque en los documentos militares emitidos en los días posteriores a los lamentables sucesos, se especifican instrucciones para monitorear las declaraciones públicas de las autoridades eclesiásticas presentes en la zona, con el fin de evaluar si eran críticas contra el actual gobierno. Es muy grave y preocupante que la inteligencia militar no se haya concentrado en localizar al perpetrador de los asesinatos, hasta hoy prófugo, y sí en monitorear los pronunciamientos públicos de los sacerdotes.
Pero los reclamos de los sacerdotes jesuitas se suman a los de diversas organizaciones civiles que le han pedido al gobierno que modifique su estrategia. Insisten en que es necesario detener la ola de violencia que azota el país, frenar el cobro de las extorsiones, los asaltos a mano armada y llevar una cruzada nacional contra el desarme de civiles. Pero no, el gobierno que encabeza López Obrador está decidido a no cambiar. En fin.