Contexto
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA XCXXXVI…Nuevo programa gubernamental para tratar de frenar la inflación y la carestía. El primero fracasó. Preocupación en la seguridad Nacional por el hackeo de archivos militares.
Con tasas de interés bancaria e interbancaria al crédito al consumo que superan el 73 por ciento; con tasas que superan el 11 por ciento en créditos hipotecarios, con una inflación anualizada que hasta septiembre alcanzó el 8.2 por ciento y con un primer programa gubernamental antiinflacionario que fracasó, ahora el gobierno federal nuevamente convocó a la iniciativa privada para establecer una nuevo programa que pretende disminuir los precios en los productos básicos en los próximos seis meses.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, al dar a conocer dicho programa, dijo ayer en su acostumbrada mañanera que “hemos podido detener el crecimiento de la inflación con un control de los precios de los combustibles, un subsidio a las gasolinas, al diésel, y esto ha ayudado mucho, tenemos poca inflación en energéticos, pero en alimentos, aun cuando no ha sido mucho el incremento, sí nos está afectando, nos está llevando a que se pierda poder de compra, poder adquisitivo en las familias, en la gente, en lo que es la economía popular. Y todos sabemos que es muy importante controlar la inflación, porque es un impuesto que afecta mucho y afecta más a quienes tienen menos ingresos. Podemos estar aumentando salarios, puede aumentar el ingreso de las personas, pero si hay inflación, pues se reduce el poder de compra. Entonces, tenemos ese desafío, ese reto.
Rogelio Ramírez de la O., secretario de Hacienda y Crédito Público, al dar a conocer el Acuerdo de apertura contra la inflación y la carestía, explicó que, por el aumento de inflación mundial, México ha recibido un impacto, entre otros, en los costos de materias primas, agrícolas y energéticas.
Dijo que el gobierno ha neutralizado el efecto inflacionario de los aumentos en gasolinas, manteniendo su compromiso de limitar cualquier incremento a no más que la tasa de inflación; sin embargo, el encarecimiento de los productos agrícolas sí ha sido fuertemente resentido, esto explica que la contribución de energéticos a la inflación anual de 8.8 por ciento en la primera quincena de septiembre sea 0.62 puntos porcentuales y la de alimentos sea de 4.2 puntos porcentuales. “A diferencia de Estados Unidos, en donde la inflación es de demanda, en México es de oferta. Por esa razón, la mejor respuesta consiste en producir más alimentos y reducir costos regulatorios y logísticos por parte del gobierno y los productores para fortalecer esta oferta de alimentos. Las empresas aquí representadas y el gobierno federal hemos analizado conjuntamente esta situación como digna de máxima atención para el momento inflacionario y llegado al siguiente acuerdo:
Uno. Basado en la confianza, el gobierno federal otorga a las empresas firmantes de este acuerdo una licencia única universal que, por lo que hace a las actividades de importación y distribución de alimentos e insumos para el envase de alimentos de dichas empresas, las exime de todo trámite o permiso, incluyendo aquellos del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad, Senasica, y de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios, Cofepris, así como del impuesto general de importación. Así, se les confía la responsabilidad de asegurar que las mercancías que comercian cumplen con las normas sanitarias de inocuidad y calidad.
Durante la vigencia de este acuerdo y en el marco de la licencia, la autoridad suspenderá la revisión de toda regulación que se considere impide o encarece la importación de internación de alimentos y su movilidad dentro del país. Esto incluye aranceles, barreras al comercio exterior no arancelarias y otros requisitos para su ingreso y circulación nacional. Con esta licencia, las empresas se comprometen a llevar a cabo la verificación necesaria que asegure que los alimentos e insumos que se importen y distribuyen sean de calidad y se encuentren libres de contingencias, tanto sanitarias como de cualquier otra índole.
El gobierno mantendrá su política de contención al precio de los combustibles y electricidad establecida desde diciembre de 2018. Adicionalmente, congelará las tarifas de las autopistas concesionadas al Fondo Nacional de Infraestructura, Fonadin, y a Caminos y Puentes Federales, Capufe, hasta el 28 de febrero de 2023. El gobierno hará énfasis adicional en su programa de fortalecimiento de la producción nacional de aquellos granos en los que seamos deficitarios y cancelará, por el periodo de este acuerdo, la exportación de maíz blanco, frijol, sardina y chatarra de aluminio y acero utilizado en los envases de alimentos. Se examinará conjuntamente la necesidad de extender esta limitación a otros productos.
Actualmente, el precio máximo promedio de la canasta básica acordada es de mil 129 pesos por los 24 productos. Un esfuerzo inicial consiste en que la acción coordinada de gobierno, productores y tiendas de autoservicio reduzca dicho monto ocho por ciento, a mil 39 pesos promedio hasta el 28 de febrero de 2023. En cuanto a la harina de maíz utilizada para la tortilla, las empresas relevantes asumen el compromiso de no subir sus precios durante la vigencia de este acuerdo, en específico por lo que hace a la harina básica extra premium, sin conservadores. El esfuerzo se extenderá para alcanzar un precio promedio tres por ciento menor al máximo promedio actual.
Con esto, se espera frenar el proceso inflacionario y poder estabilizar la economía que se vio severamente afectada además por la pandemia del Covid y que generó un despido masivo de personal, aunque el gobierno federal diga que tiene otros datos.
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La semana pasada se conoció algo muy grave para la seguridad nacional y fue el hackeo o robo de información en el sistema informático de la Secretaría de la Defensa Nacional. Desde que se conoció la noticia de un grupo que se autodenomina “Guacamaya”, López Obrador minimizó o pretendió restarle importancia a este hecho:
López Obrador: No, pero esto es un asunto de politiquería. Están mal nuestros adversarios pensando que eso nos va a dañar. No, la gente hasta rechaza eso, lo ve como una intromisión, una invasión a la privacidad, una falta de respeto a las personas, una bajeza. Pero qué se puede esperar de Loret de Mola, pero no sólo de Loret de Mola, porque Loret es apenas el medio, el instrumento, el asunto son los que están detrás.
Un reportero preguntó: ¿Quiénes son?
Y López Obrador respondió: “Pues, hay que verlos, pero tampoco darles tanta importancia. La verdad, han fracasado y van a seguir fracasando, porque el triunfo, como decía Juárez, de la reacción es moralmente imposible, no funciona. El que actúa de mala fe no puede. En tiempos como el que estamos viviendo, tiempos de autenticidad, de búsqueda de la verdad, de honestidad, de amor al prójimo, todas esas cosas resultan muy vulgares, bajas, y son rechazadas, eso no funciona. Nada más que yo no debería ni siquiera estarles dando consejos, hasta les debería de decir: Síganle, van bien, ahí la llevan, aplausos,
El pasado jueves se dio a conocer que hubo un hackeo al Ejército en que se robaron más de 6 terabytes de información, que representa más de 4 millones de correos electrónicos de la Sedena, tras los que se reveló el estado de salud del presidente.
El alto riesgo que esto significa produjo que dentro de las áreas civiles y militares especializadas se esté trabajando para identificar la fuente de la filtración de los documentos que hicieron llegar a Loret de Mola y también cómo opera ese grupo autodenominado “Guacamaya”, que ya había hackeado a otros cuerpos de seguridad de otros países latinoamericanos, no obstante, el desinterés público mostrado por el presidente López Obrador, que dijo que lo difundido “no aporta nada nuevo”.
El Ejecutivo federal debería estar preocupado, pero aparentemente no lo está y en la Secretaría de la Defensa Nacional y en la Secretaría de Marina están más que ocupados por todo lo que está ocurriendo, incluyendo las amenazas no sólo de los hackers internacionales, sino de las amenazas retadoras de los cárteles domésticos apadrinados por grupos incrustados en Morena.