Construir cultura de paz
Soy embajador de la UNESCO y de la Fundación El Sol, organismo registrado ante la ONU y la OEA; existe una preocupación permanente para comprender la cultura de paz, construirla no es solo buena fe, o diálogo, o resolución de conflicto, es mucho más que eso, comparto algunos elementos que la UNESCO propone para construir cultura de Paz.
Primero: realizarse como proyecto de consenso y de concertación en todos y cada uno de los territorios en donde se incidirá, es decir, es un proyecto holístico, sistémico, interdependiente; segundo: Tiene que llevarse a cabo como un proceso y no como una suma de acciones o actividades independientes, así no funciona, el trabajo que vengo realizando es justamente con un modelo de complejidad, que incluye saberes de la población y a todos los actores que inciden; Tercero: Debe de ser un proceso que impregne todos los otros procesos y proyectos de una institución (familiar, social, institucional) y se mantenga la coherencia entre ellos; Cuarto: la construcción de una cultura de Paz es un proyecto estratégico, así, no es solo la suma de buenas voluntades, es más que ese posicionamiento.
De esta manera, todos los procesos que se generan desde el trabajo con los centros escolares, como ya lo hicimos en Ario de Rosales, en Santa Ana Maya, Morelia, Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Quiroga, en Naucalpan y Tlalnepantla del Estado de México y diversos espacios escolares: Cecytem, Colegio de Bachilleres, Preparatorias, Preescolares, Secundarias Técnicas, Telesecundarias y primarias, ha sido convocando a los docentes, alumnado, padres de familia, autoridades escolares, además de ir revisando en cada una de las estructuras señaladas cómo dar sentido a la paz en el marco de los contenidos educativos en la escuela, en la familia, en lo relacional, es decir, en la sociedad, acompañadas de acciones para el fortaleciendo de las competencias y habilidades en su vida, para este momento que ya viven y, para la sostenibilidad.
El que exista un proyecto de cultura de paz y de identidad y pertenencia, no quiere decir que deba homogenizarse la sociedad, no eso no, porque ese no es el sentido de nuestro marco constitucional sustentada en la diversidad social, cultural, étnica, lingüística, dogmática, política, religiosa, sexual.
La concertación a la que se refiere la UNESCO, presupone que las diferentes partes en conflicto, a partir cada uno de sus principios y en coherencia con ellos, reconocen en el proyecto genérico de paz sus propios intereses y los de los otros sectores, así como los intereses comunes que legitiman el proceso. Es decir, en el plano de la ética de los cuidados, requerimos gestionar el ganar-ganar, desplazando el ganar-perder, donde la hegemonía de unos somete, controla y disciplina a los otros.
Una cultura de paz no hace desaparecer los conflictos y diferencias que existen en toda sociedad, sino que, concerta los intereses comunes fundamentales que impiden la desintegración de la sociedad y permiten construir un futuro justo y equitativo, garantizando a todos sus miembros reconocerse como partes vivas, sistémicas, interrelacionadas e interdependientes, dentro de una identidad.
Por ello, un proyecto de cultura de paz, debe de integrarse en un proyecto global, consensuado en sus más importantes dimensiones sociales, políticas y económicas; agradezco siempre a distintas estructuras sociales en las que he trabajo en Ciudad Jardín, la Maestranza y otras colonias de Morelia, y muchos más municipios, como es el de la Piedad, donde muy pronto estaremos trabajando.
Gracias siempre a las embajadoras de la Paz y Lideresas por la Paz, Verónica Reyes y Ma. Rosalinda Herrera, así como al Embajador Sergio Omar García y la extraordinaria Embajadora Cultural de la UNESCO, Verónica Bucio, quien recientemente presente su ultima obra en la Feria Internacional del Libro en Alemania.