Compromiso y respeto
El servicio público requiere cada día de mayor exigencia en el cumplimiento de sus compromisos legales, sobre todo al revisar la problemática desde la complejidad e interacción debido a la dinámica que se tiene con la sociedad civil. Por ello, consideramos que se requiere la atención inmediata de una mayor participación de los servidores públicos para la atención de los problemas colectivos, los cuales exigen de un tratamiento eficaz y con alta calidad para el desempeño de la vida institucional, situación que se debe considerar en el ejercicio de la función pública de cada uno de los servidores públicos para lograr el bien común.
En el día a día, crece el seguimiento, así como la participación de las y los ciudadanos sobre el desempeño de las instituciones públicas, es decir, la diversidad cultural, social, sexual, dogmática, política y la pluralidad de los procesos en los que interviene el sector público para brindar la atención a las sociedades contemporáneas continúa creciendo, de ahí el desafío de la formación en la complejidad de los servidores públicos y su conocimiento desde el respeto de los derechos humanos, las libertades y desde luego el respeto a la dignidad humana.
En este caso, no solo la sociedad y sus estructuras organizativas, sino el trabajo del servicio público da sentido a las transformaciones de la democracia contemporánea, toda vez que responden a los cambios que en el orden socioeconómico y político, dan lugar a nuevas condiciones de vida, en las cuales la sociedad y el Estado ajustan sus vínculos, procesos, sistemas de comunicación y prácticas de gestión, debido a que ahora las políticas públicas se diseñan e instrumentan de manera más abierta y los ciudadanos intervienen de forma más organizada en el diseño y ejecución de las propias estrategias públicas a través de estructuras como consejos ciudadanos o auditores o consejeros ciudadanos.
Desde esta perspectiva, han ido creciendo las participaciones de miembros de la sociedad civil, y con ello, los temas vinculados con la eficiencia, eficacia, la transparencia y el rendimiento de cuentas de las instituciones públicas, por lo que cada día las instituciones y los servidores públicos están rodeados de un ambiente de mayor presión y exigencia, lo que indica que los aparatos públicos no son ajenos a lo que sucede en la sociedad y, por tanto, la gestión de los asuntos comunes debe tener escalas más altas de eficiencia y eficacia, es decir, cumplir con sus objetivos, haciendo más con menos.
Es así que, considerando los compromisos de la agenda pública y el papel activo de los grupos sociales, así como de las organizaciones civiles en la construcción, diseño, evaluación y definición estratégica de las políticas públicas, es importante considerar una permanente visión de reivindicación institucional en el Estado y la Administración Pública, así como en el servicio público, para que dichas figuras se mantengan ubicadas en el centro del quehacer público y, con ello, las acciones de la transparencia, la rendición de cuentas y efectividad serán indisolubles y se continue avanzando en centrar la vida, es decir el biocentro para atender a los seres vivos y mantener el cuidado de los elementos de la naturaleza en unicidad.
Por ello, la importancia de seguir trabajando en la recuperación de la ética política, debido a que es un asunto relevante, porque nutre y aporta el mejor desempeño de la gestión institucional y de sus agentes, los servidores públicos, ya que, con su contenido normativo y prescriptivo, contribuye a eliminar situaciones relacionadas con la opacidad, la corrupción, los desfalcos, la cleptocracia, el patrimonialismo y la ilegalidad; es decir trabajamos con el único fin de profesionalizar, pero rescatando la vocación de servicio del servidor público, además de centrar el concepto de la vida.Hoy, continuamos en la formación e información con servidores públicos para fortalecer el trabajo colaborativo entre las instituciones, por ello con: María Guadalupe, Eduardo, Cinthya, Yazmin, Annahí Edgar, Yesenia, Roberto, Xitlalli, Sara, Vanessa, Mariel Arlet, y Lety, detonamos las acciones del trabajo que orienta a destacar que la formación de valor ético no es un asunto mercantil, mucho menos gerencial, sino que tiene como base las aportaciones de la ética y la axiología, las virtudes sociales, los principios de respeto a los derechos humanos, la perspectiva de género, la igualdad y no discriminación, la interculturalidad, el diálogo para la paz, los sostenibilidad, debido a que aporta los valores fundamentales para incentivar sobre dos estructuras, por un lado, la conducta social y por el otro lado el desempeño institucional sobre la base de que todos en el papel que juguemos en la sociedad, necesitamos de conductas honorables que estimulen la legalidad, la responsabilidad y el sentido de pertenencia a la vida institucional, pero a la vez a la vida comunitaria, la confianza, la convivencia, la fraternidad y la participación.