¿Cómo garantizar los derechos político electorales en la nueva normalidad?
Ante la proximidad del momento en que legalmente deben iniciar los procesos para elegir diputados federales y diversas autoridades locales -como en Michoacán, en donde habrá de renovarse la titularidad del Poder Ejecutivo, el Congreso y los ayuntamientos-, es lógico que nos preguntemos sobre las medidas que las autoridades electorales deberán tomar para garantizar el ejercicio de nuestro derecho a votar, ante el riesgo sanitario que implica el Covid 19.
Como sabemos, la organización de los comicios conlleva una serie de acciones en diferentes etapas, tales como las relativas a las precampañas, el registro de candidaturas, las campañas y las propias preparatorias de la jornada electoral y emisión del voto, que han implicado comúnmente concentraciones masivas, hoy no recomendadas por las autoridades sanitarias.
Sería bueno que para el tiempo en que deban realizarse estas actividades, el riesgo haya pasado, pero, observando el comportamiento del virus y conociendo la información de los expertos, es posible que eso no suceda pronto, pues se habla desde ahora incluso de una segunda oleada de transmisión, que puede generar la necesidad de continuar con medidas de distanciamiento y preventivas.
Ya vimos cómo para los casos de Coahuila e Hidalgo, la regularidad de sus procesos electorales se vio trastocada, suspendiéndose temporalmente. Y es que gran parte de las actividades tanto de las autoridades electorales como de los partidos políticos y sus candidatos, por propia naturaleza, requieren de contacto directo con la gente, trátese de promoción del voto, de capacitación y de la propia jornada, toda vez de que en nuestro país, por ahora, la votación solo es personal, a excepción del voto en el extranjero.
Dadas las condiciones, es indispensable repensar los procesos para esta denominada nueva normalidad a nivel nacional, o nueva convivencia en la entidad, a efecto de garantizar condiciones democráticas en las elecciones, sin exponer la salud de las personas.
Tal vez debiéramos estar considerando que las precampañas y campañas sean fundamentalmente a través de medios electrónicos y que las pocas concentraciones no sean masivas; que las sesiones de los organismos electorales continúen desarrollándose por internet; que para el voto se tenga la opción de su emisión a distancia, con mecanismos electrónicos probados y seguros, dentro de un período y no en una sola fecha; y la emisión del sufragio en casilla, se haga con medidas preventivas extremas y poca concentración para garantizar distancia entre las personas, lo que debiera implicar incluso menos funcionarios de casillas y un mínimo de representación de los partidos en éstas, además de las medidas de seguridad sanitaria correspondientes en las sesiones que se celebren necesariamente para los cómputos generales de la votación.
Es cierto que algunas de estas cuestiones pueden generar inquietud, dada la desconfianza que continúa prevaleciendo en nuestro país en torno de los comicios; no obstante, tenemos una nueva realidad que hay que considerar.
Me parece que desde hoy, tanto el Congreso como las autoridades electorales debieran estar trabajando en ello, porque, llegado el momento, la propia normativa puede impedir tomar las mejores decisiones.
Insisto, ojalá no nos viéramos en esa necesidad extraordinaria, pero es mejor prever.
¿Usted que piensa?