Claudia y Clara
Antes, hace muchos años, cuando el gobernante de la capital del país tenía el nombre de Regente y era designado por el Presidente en turno, nada importante sobre ese vital espacio donde siempre ha vivido el mayor conglomerado humano de la República se decidía fuera de la voluntad del Ejecutivo Federal.
En los aciagos días de la represión de 1968 y 1971 todos sabían que el llamado regente operaba al pie de la letra lo que dijera el Presidente por eso Díaz Ordaz se atrevió a declarar su responsabilidad absoluta sobre la masacre del 2 de octubre y Echeverría sobre la del 10 de junio simplemente la minimizó como un enfrentamiento entre estudiantes. Nadie de las autoridades locales tenía que abrir la boca sobre lo que era potestad presidencial.
Las sacudidas sociales que vinieron después obligaron al régimen a abrir espacios de participación que cambiaron la composición de fuerzas y de gobierno en el país y en 1997 bajo la Presidencia de Ernesto Zedillo, la capital estrenó por decisión popular en las urnas, un Jefe de Gobierno en la persona de Cuauhtémoc Cárdenas y por primera vez desde la fundación de la República el Gobierno de la Capital del país se salió del control del Presidente en turno.
Con un margen amplio de acción económica del Gobierno capitalino fue posible guardar distancia política del Ejecutivo Federal. Ese hecho le permitió a Andrés Manuel López Obrador, quien ganó la elección de Jefe de Gobierno en el año 2000, tomar distancia de Vicente Fox durante el sexenio 2000-2006 y demostrar diferencias importantes de un Gobierno de izquierda frente a uno de derecha. Tal experiencia lo preparó para su triunfo por la Presidencia en el año 2006, malogrado por el escandaloso fraude de la mancuerna Fox-Calderón.
El país tuvo que esperar al triunfo de AMLO en 2018 en la Presidencia y de Claudia Sheinbaum en el Gobierno de la CDMX para que fuera evidente el impacto transformador de un proyecto de izquierda que se realiza en los ámbitos nacional y de la capital del país. Esa combinación virtuosa de poder demostró el potencial de cambio profundo que ofrece un Gobierno de la Ciudad democráticamente electo coincidiendo con el que despliega en el país un Gobierno Federal igualmente surgido genuinamente de las urnas.
¿Cómo no comparar al último y super corrupto regente priísta que gobernó el viejo Distrito Federal de 1994 y 1997 bajo el mando de Zedillo -también de infausta memoria- frente a la gestión 2018-2024 de Claudia en la CDMX en marcuerna con AMLO en Palacio Nacional? Los primeros, para sostener y reforzar el poder de la derecha corrupta y los últimos comprometidos con el pueblo del que emanaron directamente?.
¿Tendría sentido que ahora la 4T avanzara con mandos diversos o contradictorios en ambas instancias? Para el período 2024-2030 el pueblo de México y el de la Capital puede revisar y decidir otra vez entre una opción y otra: Xóchitl y Taboada o Claudia y Clara?
¿Cuáles son las diferencias? Véanse además de los perfiles y trayectorias, los programas de gobierno.
Claudia ha recorrido todo el país y lo sigue haciendo explicando sus 100 compromisos para realizar el Segundo Piso de la Transformación y este domingo 17 de marzo Clara Brugada hizo lo propio para el Gobierno de la CDMX.
Ahí está, a la vista de quien quiera ver el Programa de la Cuarta Transformación para el México y la CDMX de hoy y del futuro, frente a las posiciones y deseos de la derecha de un retorno al pasado bajo el interés de las élites derrotadas en el año 2018.