Claroscuros/José Luis Ortega Vidal
CLAROSCUROS
Periodismo y Poder. Parte IV.
José Luis Ortega Vidal
(1)
A lo largo de los años he narrado esta historia en Claroscuros.
No es un tema que me obsesione, lo que tenía que decir al respecto ya lo he dicho y es comida de hemerotecas.
Retomo el tema por el nuevo contexto que lo cubre.
Va.
(2)
En 1992 Patricio Chirinos Calero competía con Heberto Castillo Martínez por la gubernatura de Veracruz.
La herida de 1988 estaba abierta. La caída del sistema, el robo descarado de la elección a Cuauhtémoc Cárdenas para convertir al nefasto Carlos Salinas de Gortari en Presidente de la República en representación del sistema y en la búsqueda de lo que finalmente se está logrando: la privatización de todos los sectores productivos y recursos naturales del Estado mexicano.
Heberto Castillo y el PRD no tenían tanta estructura en Veracruz como para disputar con la fuerza suficiente el poder al PRI que a nivel nacional estaba a la baja pero en algunos estados .-Veracruz era un caso- lanzaba estertores de dinosaurio.
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Puesto en marcha en 1979 por Rubén Pabello Acosta, vendido a la Agencia Mexicana de Información y creada la editora “La Voz del Istmo” para la transacción que trajo a Coatzacoalcos a José Pablo Robles Martínez, El Diario del Istmo cumplía en 1992 sus primeros 13 años de vida.
“La Voz del Istmo” ya era propiedad, para entonces, de Robles Martínez.
Entre la Agencia Mexicana de Información y José Pablo Robles medió una sociedad con acciones compradas por capitalistas de Coatzacoalcos.
Esos socios de Robles Martínez pusieron el dinero para pagar por la propiedad del periódico a la AMI.
La lista de accionistas y el cómo se les fue comprando su respectiva participación en la propiedad de El Diario del Istmo es historia aparte; truculenta, según las charlas de café en el viejo Puerto México pero sujetas a comprobación, desde luego.
(4)
En 1992 José Pablo Robles Martínez recibió la visita de Miguel Angel Yunes Linares.
Era el coordinador de campaña de Patricio Chirinos Calero, abanderado del Partido Revolucionario Institucional.
A la postre, una vez convertido en gobernador, Chirinos Calero le daría a Yunes Linares la Secretaría General de Gobierno y descansaría en sus manos la operatividad de su gobierno; es decir, le cedería un inmenso poder al grado de considerarse hasta la fecha el verdadero gobernador –en la práctica- durante el chirinato.
Diario del Istmo se había convertido en el medio de comunicación impreso más poderoso del sur de Veracruz por diversas razones, entre las que destaca el cierre de añejos periódicos que no modernizaron su tecnología.
También, el arribo y contratación de nuevas generaciones de periodistas formados en el ámbito académico básicamente de la Facultad de Periodismo que luego se convertiría en Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana.
Miguel Angel Yunes Linares se presentó con la intención de realizar “un convenio” publicitario para su candidato a la gubernatura.
Por ese hecho, ocurrido hace 25 años, llama la atención que el actual gobernador hable hoy de libertad de expresión, de respeto a la autonomía de los medios informativos y de los periodistas y separe –en el discurso- la posición del Estado del papel empresarial de los periódicos, revistas y espacios digitales que en 1992 no existían pero hoy abundan como cardumen de pepesca, topote, manjúa…
Aquella visita de Yunes Linares a Diario del Istmo tuvo consecuencias que vale la pena retomar porque sin ellas no entendemos el nuevo escenario de la relación entre el poder y el periodismo en Veracruz.
Junto a Yunes Linares llegó el ex periodista de la revista PROCESO, Miguel López Azuara, quien se convertiría en el Coordinador de Comunicación Social del gobierno chirinista.
A la hora de preguntar por el precio del “convenio”, Robles Martínez puso sobre la mesa una cifra que a los enviados de Chirinos les pareció excesiva.
No hubo trato.
Se generó una nueva propuesta de parte de los operadores políticos: no nos publiques nada, simplemente no le pegues al candidato, habrían planteado.
La respuesta de José Pablo Robles Martínez vino desde la soberbia.
Durante la campaña su periódico atacó al candidato del PRI y apoyó al abanderado del PRD: el histórico personaje Heberto Castillo Martínez, amigo de Roselia Barajas de Robles, esposa del periodista y empresario ambicioso.
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Patricio Chirinos Calero llegó al poder.
Miguel Angel Yunes Linares había guardado la furia provocada por los hechos en El Diario del Istmo.
Ya convertido en Secretario General de Gobierno maniobró para que autoridades federales y estatales atacaran a José Pablo Robles Martínez.
La Secretaría de Hacienda, el IMSS hicieron auditorías, descubrieron pagos pendientes, desvíos de dinero que pertenecía al fisco y se dedicaron a cobrarlo.
Aplicaron la máxima juarista: “a mis amigos la Ley y la Gracia; a mis enemigos la Ley a Secas”.
José Pablo Robles Martínez debió escapar de Veracruz y del país.
Su huída lo llevó a Estados Unidos.
¿Perseguido político?
No.
Era un hombre soberbio que retó a otro hombre soberbio y perdió.
El poder del periodismo -¿el periodismo implica un poder que se debe ejercer? He ahí un dilema ético- entendido así por el dueño del Diario del Istmo frente al poder del Estado, en este caso el poder del gobierno de Veracruz.
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El Diario del Istmo festejaba cada año su aniversario con una cena de lujo y la presencia de la clase política poderosa del sur veracruzano y personajes de peso en la vida pública estatal.
En la segunda etapa del sexenio de Patricio Chirinos –gobernó de 1992 a 1998- Miguel Angel Yunes Linares se convirtió en dirigente estatal del PRI y en 1997 encabezó el histórico descalabro de su partido al perder 107 alcaldías.
Con ese resultado se le fue de las manos la posibilidad de suceder a su jefe Chirinos Calero y desde el PRI nacional y la Presidencia de la República optaron por nombrar como candidato a Miguel Alemán Velasco.
José Pablo Robles Martínez regresó del exilio y acudió al primer aniversario de su periódico tras años a un pie de la cárcel.
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El 15 de septiembre de 1991 el empresario cafetalero Domingo Muguira fundó el Diario Liberal en Coatzacoalcos, a petición de Dante Delgado Rannauro y como un contrapeso al Diario del Istmo. (1)
El primer director de El Liberal fue Jorge Díaz Mirón.
El periódico operó desde su fundación y hasta la fecha en un edificio donde Héctor Hernández “El trampas” -un operador político del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia “La quina” (+)- abrió un periódico en la década de los 80s: Tribuna.
Domingo Muguira vendió El Liberal a Edel Alvarez Peña, actual dueño y titular del Poder Judicial de Veracruz. Juez y parte.
Originalmente, Alvarez Peña se apoyó en un prestanombre y recibía todo el apoyo del gobierno del estado vía Miguel Angel Yunes Linares.
Todos los días, el entonces Secretario General de Gobierno llamaba al jefe de redacción del Liberal para que le dictara la portada del periódico y él la autorizara.
(8)
Siempre ha ocurrido lo mismo. Muchos medios de comunicación en realidad son extensiones de poder del Estado. Son creados e impulsados por grupos de poder para atacar a rivales o defenderse de éstos.
Qué bien que Miguel Angel Yunes Linares hable de independencia de los medios, de la libertad de expresión, etcétera.
Mejor aún que cancele la política de los “convenios” que antaño ejerció.
No obstante, el pasado está ahí.
Y el presente también.